Hoy ya es ma?ana en Aller
El centenario de un hombre ilustre sirve alguna vez para despejar esas brumas de confusi¨®n, olvido o incomprensi¨®n que tantas veces envuelven su figura y permite as¨ª ver algo de su verdad, como esos raros d¨ªas en que en la capital de M¨¦xico se levantan las nubes y aparecen en el horizonte las cimas nevadas de sus volcanes sagrados. Creo que algo as¨ª ha sucedido con el centenario de mi padre, celebrado durante 1983 con extensi¨®n e intensidad para m¨ª conmovedoras. El literat¨ªsimo Ram¨®n G¨®mez de la Serna dijo en una greguer¨ªa que, "uniendo todas las estrellas del firmamento con l¨ªneas de l¨¢piz luminoso, resultar¨ªa la silueta de Dios", y esto me hace imaginar que, combinando las opiniones de los que han escrito o hablado sobre mi padre, podr¨ªa obtenerse su perfil y se ver¨ªan entonces aquellos rasgos que han vuelto a iluminarse y los otros nuevos puestos al descubierto. Alguien -pienso- har¨¢ en su momento balance y reflexi¨®n de este centenario. Yo s¨®lo quiero mencionar un homenaje ejemplar que se le ha dedicado en tierras asturianas, al que tuve la suerte de asistir.
Si el viajero, viniendo de la capital del Principado, deja la carretera de Castilla, despu¨¦s de pasar Mieres y Figaredo, y toma la que llaman de los puertos, porque conduce a los de San Isidro, Vegarada y Piedrafita, entrar¨¢ en el valle del Aller, por el que se extiende el concejo de este nombre. El concejo de Aller tiene dos caras: las tierras altas, por las que corre un r¨ªo limpio y truchero, dedicadas primordialmente a la ganader¨ªa y, la agricultura y en cuyas alturas a¨²n hay caza mayor, y las tierras bajas, que comienzan poco antes de la villa de Moreda, donde el r¨ªo se hace minero e industrial. Caba?aquinta es la villa ri¨¢s importante de esa cara agraria, y Moreda, la de su cara industrial, lo que produce, por cierto, entre ambas, una divertida rivalidad disput¨¢ndose la preeminencia cultural y deportiva de la comarca. All¨ª, entre Caborana y Moreda, est¨¢ el Instituto de Bachillerato Pr¨ªncipe de Asturias, instalado en la estrecha franja que deja la falda del monte entre la carretera y el ferrocarril, pr¨®ximo a la escombrera de carb¨®n.Y en ese instituto existe un claustro de profesores que, en lugar de cumplir estrictamente con su obligaci¨®n, ampl¨ªa generosamente su misi¨®n pedag¨®gica y se siente llamado a ser el ¨®rgano cultural de la comarca. "Estaba latente en la comarca" -ha escrito Esther Vel¨¢zquez, profesora de filosof¨ªa y campeona de entusiasmo en este empe?o- "la inquietud de impulsar una vida cultural que, floreciente en el pasado, se hab¨ªa ido debilitando". Pero hab¨ªa que hacerlo all¨ª mismo, all¨ª donde se viven los problemas y anhelos de la comarca allerana, que necesita orientarse en este mundo de acelerado cambio en que vivimos. Y de esta inquietud, presente en todos los sectores del concejo, surgi¨® la iniciativa de celebrar anualmente unas Jornadas Culturales de Aller, la primera de las cuales tuvo lugar a mediados de marzo de 1983, con unas memorables Conversaciones sobre Ortega.
En el sal¨®n de actos del instituto leyeron sus comunicaciones, seguidas siempre de coloquio, gentes muy sabiamente elegidas, pues no s¨®lo se invit¨® a disc¨ªpulos de Ortega -el m¨¢s antiguo, el venerable Pedro Caravia, y uno de los ¨²ltimos y m¨¢s inteligentes, Antonio Rodr¨ªguez Hu¨¦scar-, sino tambi¨¦n a otros fil¨®sofos de diferente doctrina, como el padre ?lvarez Turienzo -que fue para m¨ª un grat¨ªsimo descubrimiento-, o el profesor de la Universidad de Oviedo Gustavo Bueno, tan distante de la obra de mi padre, pero a quien hay que agradecer que, no obstante su marxismo, se llegara hasta all¨ª; y tambi¨¦n intervinieron otros muchos profesores universitarios y de instituto -de los asturianos y de m¨¢s all¨¢- y un representante del colectivo de alumnos de aquel centro, que habl¨® con mucha soltura sobre la falsedad o autenticidad en el estudiar. ?nase a esto una exposici¨®n. de libros, fotograf¨ªas y manuscritos de Ortega, la proyecci¨®n. de una pel¨ªcula biogr¨¢fica, hecha para RTVE hace unos a?os, con gran maestr¨ªa, por Arturo Ruiz-Castillo; la intervenci¨®n, al fin de cada jornada, de coros de la regi¨®n (el de Pola de Lena, el de los mineros de Moreda y el Orfe¨®n de Caborana); la publicaci¨®n reciente de un ingente volumen de 500 p¨¢ginas con todas las ponencias y coloquios (sin ninguna errata); imag¨ªnese las calles de Caborana y de Moreda -villas que separa la explanada del instituto-, engalanadas con cintas, flores y carteles anunciadores del certamen y se tendr¨¢ una idea del esfuerzo, entrega y acierto con que este admirable concejo de Aller se volc¨® en este su primer paso honroso cultural.
?C¨®mo ha sido esto posible? ?C¨®mo consigui¨® Luis Jes¨²s Llaneza, director del Instituto Pr¨ªncipe de Asturias y alma de estas jornadas culturales, convencer a sus convecinos del concejo, contagiarles su entusiasmo, para que apoyasen el proyecto y gastasen sumas nada despreciables en estas reuniones, que son, claro est¨¢, una inversi¨®n social rentabil¨ªsima, pero a largo plazo? Porque en esos gastos, que no eran peque?os, participaron todos: particip¨® el ayuntamiento, con el alcalde, Antonio Garc¨ªa Barettino, a la cabeza, que era de UCD, pero ya respaldado por Gabriel P¨¦rez Villalta, que iba a sucederle como alcalde socialista. Participaron los comerciantes: joyeros, confiteros, zapateros, bares y... hasta las discotecas. Participaron los particulares y hubo alguna ayuda exterior, adem¨¢s del apoyo moral del rector de la Universidad de Oviedo, Teodoro L¨®pez-Cuesta, y de Antonio Massip, consejero de Educaci¨®n y Cultura del Principado.
?No ser¨¢ que Aller ha comprendido antes que otros que el porvenir no est¨¢ ya en las grandes urbes, sino en las peque?as unidades o comarcas agroindustriales? "S¨®lo es regi¨®n", y me permito citar esto de mi padre porque fue concebido en Asturias, "s¨®lo es una unidad geogr¨¢fica real aquella parte del planeta cuyos caracteres t¨ªpicos pueden hallarse presentes en una sola visi¨®n... Eso que en la retina se lleva el emigrante y en las horas de soledad o de angustia parece revivir crom¨¢ticamente dentro de su imaginaci¨®n".
?No ser¨¢ que en el valle de Aller el futuro ha comenzado? ?Y esto no implica, quiz¨¢, que toda Asturias, en contra de la opini¨®n de muchos de sus pesimistas habitantes y a pesar del amargo trance econ¨®mico y social por el que est¨¢ pasando por la crisis del carb¨®n y del acero, se est¨¢ poniendo en forma? En cualquier caso, los vecinos del valle de Aller, desde su sensatez y su modestia, han dado una lecci¨®n de bien hacer que otras ciudades mayores deber¨ªan aprender.
Y como el entusiasmo no cesa, han convocado ya, para el pr¨®ximo mes de abril, las II Jornadas Culturales de Aller, que este a?o versar¨¢n sobre Asturias, en la encrucijada, con las que quieren provocar una tempestad de ideas. Estar en una encrucijada es justamente lo contrario de encontrarse en un callej¨®n sin salida. Todo es dar con el camino.
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