La recuperaci¨®n econ¨®mica durante 1983 fue inferior a lo previsto en Estados Unidos
La recuperaci¨®n de la econom¨ªa estadounidense en 1983 fue menos fuerte de lo inicialmente esperado, con un crecimiento del 4,5% del producto interior bruto, aunque marca una clara continuidad de la reactivaci¨®n en EE UU. El presidente Reagan, que celebr¨® el pasado viernes en la Casa Blanca su tercer a?o en el poder, afirm¨® que "la cifra supone una medida de confianza en la continuidad del crecimiento econ¨®mico para este a?o". Reagan -que anunciar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 29 su probable candidatura a la reelecci¨®n presidencial- piensa utilizar el argumento de la salida de la crisis econ¨®mica como arma electoral ante sus adversarios dem¨®cratas.
A pesar de que el crecimiento econ¨®mico en EE UU para 1983 ha sido el mejor desde 1978 (que fue del 3,3%), no supera las previsiones optimistas del responsable del Departamento del Tesoro, Donald Regan, que hab¨ªa colocado el list¨®n de la mejora econ¨®mica en el 7%. Los resultados del ¨²ltimo trimestre del pasado ,a?o, con cierta ca¨ªda de la venta' de viviendas, y sobre todo baja considerable de la exportaci¨®n, explicar¨ªan, seg¨²n el secretario de Comercio, Malcom Baldrige, la lenta progresi¨®n de la econom¨ªa de EE UU.En tal an¨¢lisis entra el factor d¨®lar, principal tema de preocupaci¨®n para las restantes econom¨ªas occidentales, pero que tambi¨¦n parece comenzar a inquietar a los norteamericanos. Desde un punto de vista positivo, la fortaleza del d¨®lar, s¨ªmbolo de la confianza del capital internacional en el poder¨ªo econ¨®mico de EE UU, hoy presidido por la Administraci¨®n conservadora del presidente Reagan, ha representado un despegue espectacular de, las importaciones de todo tipo hacia el mercado norteamericano. Lo cual ha contribuido favorablemente para mantener una estabilidad en los precios, cuyas perspectivas de inflaci¨®n para 1983 no se espera supere el 4% (fue del 3,9% en 1982). EE UU ha pagado igualmente todas sus importaciones petroleras marcadas en d¨®lares a precio constante, mientras los pa¨ªses europeos ve¨ªan casi doblar en los ¨²ltimos cuatro a?os el coste real de la energ¨ªa, en perjuicio de la competitividad de sus industrias.
Sin embargo, la buena salud del d¨®lar penaliza las exportaciones de productos estadounidenses hacia el exterior, cada vez m¨¢s caros, situando las previsiones de d¨¦ficit comercial para 1983 entre los 60.000 y los 70.000 millones de d¨®lares (fue de 42.000 millones en 1982).
La pregunta en ambos lados del Atl¨¢ntico es: ?hasta cu¨¢ndo puede durar, o hasta d¨®nde puede llegar, la revalorizaci¨®n del d¨®lar? Hay es cuelas para todas las opiniones, aunque pocas coinciden en predecir una baja fuerte. Al contrario, los vaivenes de la divisa estadounidense se calibran como pausas para una constante apreciaci¨®n, al menos hasta finales de 1984, fecha que coincide con el calendario electoral estadounidense -habr¨¢ elecci¨®n presidencia el 6 de noviembre pr¨®ximo- y que en caso de reelecci¨®n del presidente Reagan para otros cuatro a?os dejar¨¢ las manos m¨¢s libres a la Administraci¨®n republicana para abordar el verdadero punto negro de la econom¨ªa de EE UU: el d¨¦ficit presupuestario, que ronda los 200.000 millones anuales.
Incremento de impuestos
Para corregir el d¨¦ficit, como pide incluso el jefe de los consejeros econ¨®micos de la Casa Blanca, Martin Feldstein, la Administraci¨®n Reagan deber¨ªa subir los impuestos y reducir el gasto militar. Dos asuntos de los que Reagan no quiere ni o¨ªr hablar. El primero, el impositivo, por las consecuencias que podr¨ªa tener entre un electorado que en 1980 gan¨® gracias a la promesa, posteriormente cumplida, de reducir el 25% de impuestos en tres a?os. La segunda, el de moderar el gasto de defensa, porque va en contra de su pol¨ªtica de ganar a toda costa la supremac¨ªa militar ante la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Los tipos de inter¨¦s bancarios norteamericanos (con un prime rate situado actualmente en el 11%) puede que contin¨²en subiendo ligeramente a lo largo de 1984. Factor que contribuye a la concesi¨®n de intereses bancarios del orden del 10%, lo que, sumado a la psicolog¨ªa general del d¨®lar como moneda de refugio, atraen capitales de todo el mundo hacia la divisa estadounidense en un fortalecimiento probablemente sobrevalorado, pero del que la Administraci¨®n Reagan no es la ¨²nica responsable.
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