Alianza Popular extrema sus medidas de seguridad para evitar escuchas telef¨®nicas y la filtraci¨®n de documentos confidenciales
La direcci¨®n de Alianza Popular (AP) y los diputados del Grupo Popular -AP, Partido Dem¨®crata Popular y Uni¨®n Liberal- extremaron sus medidas internas de seguridad para evitar la filtraci¨®n de documentos y las posibles escuchas telef¨®nicas. En lo que respecta a los documentos, se alteraron los m¨¦todos habituales de env¨ªo de textos del partido al grupo parlamentario y se redujo el n¨²mero de ejemplares fotocopiados. En cuanto al tel¨¦fono, se hicieron pruebas de relativa eficacia pero f¨¢ciles de efectuar para ver si las l¨ªneas estaban intervenidas, sin resultados positivos, seg¨²n informaron ayer a este peri¨®dico los dirigentes aliancistas Abel Matutes y Alfonso Osorio.
La primera voz de alerta sobre una posible filtraci¨®n por parte de alg¨²n topo dentro de AP se produjo el pasado mes de mayo, a prop¨®sito del debate parlamentario sobre el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado. En aquella ocasi¨®n, el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, hizo algunos comentarios sobre el, discurso que, en respuesta al Gobierno, deb¨ªa pronunciar horas m¨¢s tarde el l¨ªder de la oposici¨®n, Manuel Fraga. Incluso le ense?¨® una copia del texto a su amigo Jorge Verstrynge, secretario general de Alianza Popular.A ra¨ªz de aquella filtraci¨®n, que provoc¨® un serio malestar entre los aliancistas y dio pie a que en algunos medios period¨ªsticos se hablara de esc¨¢ndalo y de mini Watergate, se busc¨® al supuesto esp¨ªa o esp¨ªas que pudiese haber en el seno del partido, y se volvieron a. repasar los pasos y las personas que dieron o recibieron alguna fotocopia del citado texto, para averiguar c¨®mo pudo haberse filtrado al vicepresidente Alfonso Guerra.
El discurso de Fraga hab¨ªa sido puesto- en conocimiento de 10 personas y se hab¨ªan realizado del mismo igual n¨²mero de fotocopias. Esas lo personas eran todas de la m¨¢xima confianza del presidente de AP, por lo que se lleg¨® a la conclusi¨®n de que ninguna de ellas pudo haber sido en esa ocasi¨®n el topo de Guerra. Sin embargo, el documento fue remitido mediante motorisia de la sede central aliancista de la calle G¨¦nova al grupo parlamentario, situado en la calle de Zorrilla, y despu¨¦s volvi¨® a hacer el mismo recorrido en sentido inverso. En AP se pens¨® entonces que la filtraci¨®n debi¨® producirse a consecuencia de ese vaiv¨¦n, sin ¨¢cusar en ning¨²n modo al motorista.
La filtraci¨®n da ventajas al Gobierno
Para evitar que esto volviera a repetirse, se extremaron las precauciones, entre otras cosas, porque el hecho de que Alfonso Guerra tuviera copia anticipada del citado discurso de Fraga permiti¨® que el partido en el Gobierno preparara con todo cuidado y tranquilidad la contrarr¨¦plica.
A partir de entonces, en Alianza Popular s¨®lo tres personas, las tres de la m¨¢xima confianza de Fraga, tienen acceso a discursos y documentos de importancia. Y no se hacen fotocopias de las intervenciones parlamentarias del jefe de la oposici¨®n hasta que Manuel Fraga no ha comenzado a hablar en la tribuna de oradores del Congreso. El vicepresidente de Alianza Popular, Abel Matutes, asegura que tras extremar la prudencia no se han vuelto a producir filtraciones. Las recientes declaraciones de Guerra en el sentido de que ha tenido encima de la mesa de su despacho, con varias semanas de antelaci¨®n, la lista de la ejecutiva que va a salir del sexto congreso nacional del partido, que se inicia ma?ana en Barcelona, han vuelto a poner el tema de actualidad.
Algunas personas de la direcci¨®n de AP volvieron a temer que el esp¨ªa continuara trabajando para el vicepresidente del Gobierno. Rogelio Ba¨®n y Matutes, sin embargo, han expresado su temor ante la posibilidad de que los tel¨¦fonos est¨¦n intervenidos y la informaci¨®n confidencial le llegue por ese conducto a Guerra.
Un ex gobernador civil de UCD, actualmente pr¨®ximo a la coalici¨®n conservadora, alert¨® a Matutes de que su tel¨¦fono de Ibiza -donde reside y tiene sus empresas- estaba pinchado. "Yo comprob¨¦, adem¨¢s, que una conversaci¨®n privada y confidencial¨ªsima que mantuve con otra persona, y cuyo contenido se supo despu¨¦s, s¨®lo pod¨ªa haberse obtenido por m¨¦todos intolerables en un sistema democr¨¢tico", a?adi¨®. A partir 'de entonces, "y especialmente a ra¨ªz de la conversaci¨®n telef¨®nica entre nuestro asesor Jos¨¦ L¨®pez yel consejero de la comunidad aut¨®noma Gabriel Usera, en la que se oy¨® una. voz que alertaba que su conversaci¨®n estaba siendo escuchada y grabada", prosigui¨® Abel Matutes, "planteam¨®s seriamente la cuesti¨®n en una reuni¨®n que el grupo parlamentario celebr¨® el pasado mes de julio".
El m¨¦todo de Osorio
En esa reuni¨®n, ?scar Alzaga, Abel Matutes y Miguel Herrero de Mi?¨®n denunciaron ante sus compa?eros que ten¨ªan fundadas sospechas de que sus tel¨¦fonos estaban pinchados. Alfonso Osorio, que asegura haber sufrido tambi¨¦n esta pr¨¢ctica cuando dej¨® de ser vicepresidente del Gobierno con Adolfo Su¨¢rez en 1977, les aconsej¨® un m¨¦todo "elemental y s¨®lo fiable al 50%, pero muy f¨¢cil de hacer y, en cualquier caso, indicativo", dijo. ,Este m¨¦todo consiste en hacerse llamadas entre ellos y contar los timbrazos. Si el receptor escucha uno menos que el emisor es muy probable que el tel¨¦fono est¨¦ intervenido. Osorio se hizo instalar un sistema electr¨®nico de seguridad en los tel¨¦fonos de su despacho desde 1977 y "hasta ahora", afirma, ese sistema "no ha detectado que est¨¦ intervenido" el tel¨¦fono. Con el otro m¨¦todo, m¨¢s dom¨¦stico y m¨¢s econ¨®mico, Abel Matutes asegura que tampoco obtuvo resultado positivo. "Ning¨²n aparato estaba intervenido, si bien existen t¨¦cnicas sofisticadas que hacen imposible detectarlo por ¨¦se m¨¦todo que nos aconsej¨® Alfonso Osorio".
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