Casi 100 personas participan en la investigaci¨®n
La habitaci¨®n no tiene m¨¢s all¨¢ de cuatro metros cuadrados. Dos grandes armarios, dos mesas empotradas en la pared, tres sillas, un tel¨¦fono de dos l¨ªneas, archivadores por doquier. Al abrir la puerta, se presiente el calor de una estufa de butano y un ambiente muy cargado. En los cajones hay pistolas, rev¨®lveres y sus correspondientes municiones. Un sargento, un cabo y seis guardias se rompen, se devanan los sesos. Su misi¨®n es conocer, desenmascarar y detener al asesino o asesinos de Mar¨ªa Teresa Mestre.Se podr¨ªa decir que la oficina del Servicio de Informaci¨®n de la Guardia Civil de Salou (Tarragona) es, durante estos d¨ªas, un aut¨¦ntico cuartel general, pieza clave de todo un complejo organigrama operativo en el que est¨¢n involucrados un gobernador civil, un general de la Guardia Civil, jefes, oficiales y guardias, un jefe superior de polic¨ªa, comisarios e inspectores. Casi un centenar de personas participan directa o indirectamente en las tareas de investigaci¨®n.
Los guardias, los mismos que se encargaron del caso desde el primer d¨ªa, est¨¢n convencidos de que lo esclarecer¨¢n o, al menos, esa es su esperanza. Del mismo modo piensan los polic¨ªas que tambi¨¦n siguen el caso. No faltan quienes opinan que guardias y polic¨ªas trabajan por separado, pero los mandos de uno y otro cuerpo aceptan la coordinaci¨®n, aunque motivados por la posibilidad de ser los primeros en atrapar al asesino. Sin embargo, todos saben lo que se juegan: el prestigio y la confianza de los ciudadanos en las fuerzas de seguridad.
Por su parte, Aida, Yesta y Key terminaron ayer extenuados. Hab¨ªan rastreado y olfateado toda la comarca m¨¢s de 10 veces, sin hallar pistas que pudieran alterar la pituitaria de los tres pastores alemanes de la Guardia Civil.
Pese a todo, parece, a simple vista, que hay algo, alg¨²n detalle que ha devuelto la confianza a todos los investigadores, tanto de la Guardia Civil como de la polic¨ªa. No dicen de qu¨¦ setrata porque hay ¨®rdenes tajantes. "No se puede detener a sospechosos", les han ordenado. "Se debe detener al asesino, pero antes hay que asegurarse", les repiten. No hay que errar el golpe. Ya ha habido demasiados fallos: de iniciativa, de agilidad, de coordinaci¨®n.
La esperanza se respira ahora en el ambiente y se trasluce de los rostros de los investigadores, Se dir¨ªa que han encontrado un cabo de la madeja que puede conducirles al ovillo. Est¨¢n descartadas definitivamente algunas teor¨ªas -hip¨®tesis es la palabra m¨¢s empleada estos d¨ªas-, y se siguen pistas concretas aunque con imprevisibles desenlaces. Tambi¨¦n se sabe que la sierra utilizada para descuartizar a la v¨ªctima era de las que utilizan los amantes del bricolaje, con hoja longitudinal. Falta todav¨ªa descubrir el lugar del asesinato, y, quiz¨¢, prioritariamente, el m¨®vil, que sigue siendo "la pieza principal del rompecabezas".
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