El parasitismo espa?ol

Son frecuentes los juegos de datos econ¨®micos y estad¨ªsticos con que nos ilustran los ministros. Gran parte de estas cifras est¨¢n, sin lugar a dudas, manipuladas y tendenciosas, ya que de la Seguridad Social poco nos podemos creer que no suene a d¨¦ficit, despilfarro y p¨¦sima organizaci¨®n. Por consiguiente, el se?or Almunia y el se?or Lluch, "dos ministros desnudasantos que tratan de vestir a otros tantos", ya pocos argumentos les deben quedar para convencer a alguien.Del d¨¦ficit que habla el se?or Almunia del seguro de aut¨®nomos tiene que ser forzosamente incorrecto, pues el 90% de los contr¨ªbuyentes aut¨®nomos no usamos jam¨¢s los p¨¦simos servicios m¨¦dicos de la Seguridad Social, y menos la "incapacidad laboral transitoria". Ahora, arbitrariamente, se nos hace pasar por el tubo y se nos incrementa escandalosamente un 10,6% nuestras cotizaciones, haci¨¦ndonos tragar el r¨¦gimen general, tanto si quer¨¦is como si no. S¨®lo hay una raz¨®n que no aceptamos: hay que cubrir el desmadre financiero de la Seguridad Social y se nos torna como cabezas de turco.

Esto quiere decir que la mayor¨ªa de los acogidos al r¨¦gimen del seguro aut¨®nomo, suscribimos cuotas m¨¦dicas particulares porque nos sentimos humanamente m¨¢s protegidos. Ahora, parad¨®jicamente, pagaremos el desbarajuste financiero estatal -casos Rumasa y empresas del INI son un ejemplo- pint¨¢ndosenos la "sucia jugada" de que as¨ª pasaremos de ciudadanos de segunda a primera. Es decir, del r¨¦gimen de aut¨®nomos al r¨¦gimen general. Por tanto,

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nos obligan sin quererlo a la "asistencia sanitaria" y a la "incapacidad laboral transitoria", cuenta de reservas para atender en gran parte a los malos trabajadores. De lo que s¨ª estamos convencidos los empresarios aut¨®nomos, liberales y trabajadores aut¨¦nticos que de verdad hacen pa¨ªs, es que nos est¨¢n ahorcando a impuestos con este falso sistema, m¨¢s parecido a un vergel de par¨¢sitos, pues lo que estamos viendo muy claro y con gran pesimismo es que la clase trabajadora productiva ya casi se ve sobrepasada por la suma de funcionarios y parados. ?C¨®mo es posible que el ciudadano equilibrado y coherente pudiera votar semejante engendro de Gobiernos perif¨¦ricos m¨¢s el central? Pocos debemos ser, entonces, los cuerdos en Espa?a. /