Brasil logra que Estados Unidos flexibilice los vuelos de deportaci¨®n de sus ciudadanos
La pr¨®xima repatriaci¨®n, este viernes, ser¨¢ con una sola escala y un diplom¨¢tico presenciar¨¢ el embarque de los expulsados en Luisiana
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El gobierno de Luiz In¨¢cio Lula da Silva ha conseguido que Estados Unidos acepte algunos cambios la deportaci¨®n de brasile?os indocumentados. El pr¨®ximo vuelo, previsto para este viernes, har¨¢ una sola escala y un diplom¨¢tico brasile?o presenciar¨¢ el embarque en Alexandria (Luisiana, EEUU) para asegurarse de que el trato es digno, seg¨²n una nota oficial de Brasil. El vuelo anterior, el primero de la era Donald Trump, acab¨® en pol¨¦mica porque el avi¨®n sufri¨® diversas aver¨ªas y los deportados iban esposados por los pies, las manos y la cintura. Fue un verdadero infierno para los 88 expulsados el 25 de enero. Luiz Antonio Rodrigues Santos, estudiante de 21 a?os, cuenta que temi¨® morir estrellado o de calor. La estrategia de Lula ¡ªabrir inmediatamente un di¨¢logo con la embajada y las autoridades migratorias de EEUU¡ª contrasta con la volc¨¢nica reacci¨®n de su hom¨®logo, el colombiano Gustavo Petro, la posterior escalada con Trump y tener que retractarse ante las amenazas del estadounidense.
En el caso colombiano, el detonante de la crisis fue el uso de un avi¨®n militar; en el brasile?o, que el pasaje viajara esposado y en una aeronave con continuos problemas t¨¦cnicos.
Este segundo vuelo de repatriaci¨®n a Brasil desde que Trump asumi¨® el poder, con la promesa de deportar a millones, despegar¨¢ este viernes de Alexandria (Luisiana) con 135 expulsados, har¨¢ escala en Puerto Rico y aterrizar¨¢ en Fortaleza, seg¨²n a?ade la nota. El anterior era Alexandria-Panam¨¢-Manaos-Belo Horizonte, unos 500 kil¨®metros m¨¢s corto.
El Gobierno de Lula anuncia el despliegue de diversos servicios para atender y acoger a los sin papeles. A?ade que, de manera excepcional, un avi¨®n militar trasladar¨¢ a los deportados desde Fortaleza, en el nordeste, a Belo Horizonte, una capital m¨¢s c¨¦ntrica y destino habitual de las repatriaciones desde Estados Unidos.
En un momento en que su Gobierno sufre en las encuestas, el discurso de defensa de la dignidad, los derechos humanos y la soberan¨ªa ayuda a Lula a ganar puntos ante sus compatriotas y marcar perfil ante el nuevo presidente Trump.
La anterior deportaci¨®n fue una pesadilla realmente aterradora para todos los afectados, aunque el viaje era para unos el final traum¨¢tico de un sue?o y para otros, el alivio tras una penosa detenci¨®n de meses. Entre las 88 personas, tres familias, cinco mujeres y seis ni?os.
El viaje fue realizado en un peque?o avi¨®n comercial fletado por las autoridades migratorias de Estados Unidos que sufri¨® constantes problemas t¨¦cnicos en un motor y en el aire acondicionado. La tensi¨®n y la temperatura alcanzaron tal nivel que el pasaje se rebel¨® durante una parada en Manaos, en la Amazonia brasile?a.
¡°Pens¨¢bamos que no ¨ªbamos a volver a nuestras casas. Hab¨ªa un ni?o llorando inconsolable, era autista, lo hab¨ªan detenido con su padre en la consulta del m¨¦dico, los padres estaban desesperados. Llev¨¢bamos all¨ª dos, tres horas esperando [a despegar]¡±, relata Santos, el estudiante deportado, al tel¨¦fono ya desde su hogar, en Ouro Verde (Minas Gerais). Los expulsados dijeron basta. Estall¨® un pandemonio en aquel ambiente caldeado por el cansancio, el calor, el hambre y el desprecio con el que los agentes estadounidenses los trataron.
¡°Aunque segu¨ªamos esposados, decidimos abrir las puertas de emergencia. Las mujeres gritaban, los guardas americanos intentaron pararnos, nos pegaron, nos tiraron al suelo, se echaron encima¡¡±. Lograron abrir varias puertas de la aeronave. De repente, los que estaban en la pista del aeropuerto los vieron, esposados, gritando en portugu¨¦s: ¡°?Llama a la polic¨ªa! ?Llama a los bomberos!¡±. La escena circul¨® de m¨®vil en m¨®vil y lleg¨® r¨¢pido hasta el presidente Lula.
El mandatario empez¨® inmediatamente a dar ¨®rdenes. Fuera esas esposas, que est¨¢n es su patria y no han cometido ning¨²n crimen; y que un avi¨®n militar los recoja y lleve al destino final. Tras la indignaci¨®n nacional, Brasil opt¨® por la diplomacia y el pragmatismo. Tiene pocos emigrantes en EEUU (comparado con casi cualquiera de sus vecinos), pero una s¨®lida relaci¨®n econ¨®mica con su segundo socio comercial. Unos 7.600 brasile?os han sido repatriados en los ¨²ltimos cinco a?os.
Brasilia convoc¨® al jefe de la embajada de EEUU, que, seg¨²n la prensa brasile?a, pidi¨® disculpas. Y ambas partes crearon un grupo de trabajo sobre deportaciones. Brasil recalca que acepta a los deportados, como pact¨® en 2018, pero aprovecha para recordar que los derechos humanos y su soberan¨ªa son innegociables.
Si el objetivo de Trump era la disuasi¨®n, misi¨®n cumplida. ¡°?Volver a intentarlo? Am¨¦rica nunca mais¡±, exclama Santos. Dice que, como ¨¦l, la mayor¨ªa de los expulsados hab¨ªan sido detenidos por la migra estadounidense nada m¨¢s al cruzar la frontera. Los que lograron esquivarlos e instalarse en Estados Unidos trabajaban sin papeles como alba?iles, jardineros, vigilantes de seguridad privada, ni?eras¡ Uno de ellos llevaba 35 a?os en Estados Unidos.
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