Asesinos en Madrid
EL ASESINATO del teniente general Guillermo Quintana Lacaci ha tenido todos los elementos de horror con que el crirnen gratuito y provocador puede contar. La convivencia civilizada de nuestra sociedad est¨¢ sujeta a este tipo de amenazas, que s¨®lo sirven para sembrar la desolaci¨®n, el terror y la crispaci¨®n de los m¨¢s primarios sentimientos. El asesinato, matar con alevos¨ªa o premeditaci¨®n, es un acto deleznable que s¨®lo puede ser practicado por quienes apuestan por la muerte y desde?an la vida, la libertad y el progreso. Estas frases puede que se hayan repetido muchas veces ¨²ltimamente, pero su reiteraci¨®n no empa?a su valor intr¨ªnseco y le conceden la fuerza moral de las convicciones, frente a lo que simplemente son pueriles argumentos t¨¢cticos de mafiosos, enmascarados en grandilocuentes arquitecturas ideol¨®gicas. Los asesinos s¨®lo sirven a la muerte.Pero las primeras reacciones que este asesinato despierta no deben ser catalizadas por la fuerza de los sentimientos, sino que deben de encuadrarse por los registros de la raz¨®n. A esta hora ninguna banda ha reivindicado el asesinato. Las hip¨®tesis de trabajo de los investigadores policiales se inclinan por la autor¨ªa de ETAm, pero no descartan el protagonismo de las tramas negras de la ultraderecha. Un crimen de estas caracter¨ªsticas s¨®lo encaja en los objetivos t¨¢cticos y estrat¨¦gicos de estas formaciones, unidas siniestramente con la finalidad de conseguir el naufragio de la sociedad de libertades. Para ETAm la desaparici¨®n de su santuario en Francia, el proceso de normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica en el Pa¨ªs Vasco y los ¨¦xitos del Gobierno en la lucha conta el terrorismo le suponen un aislamiento creciente, en el que comienza a dibujarse el final de su estrategia.
El teniente general Quintana era un profesional de la milicia. Por eso fue un hombre comprometido con la Monarqu¨ªa parlamentaria y respet¨® el mandato de la soberan¨ªa popular. Precisamente por eso la tarde del 23 de febrero, cuando se fraguaba el golpe de Estado criminal, sus ¨®rdenes como responsable de la I Regi¨®n Militar se encauzaron a desmantelar las maniobras de los sediciosos. Precisamente porque el teniente general Quintana dec¨ªa que "los ej¨¦rcitos de un r¨¦gimen democr¨¢tico deben estar inspirados en un respeto absoluto a la Constituci¨®n", los enemigos de la libertad, sea cual fuere su pelaje, dispararon ayer contra ¨¦l.
Los responsables de la seguridad del Estado manten¨ªan estos d¨ªas una especial vigilancia ante la amenaza del terrorismo. Los partidarios de la involuci¨®n, compa?eros de viaje en los objetivos pol¨ªticos del terrorismo, han venido calentando en sus publicaciones un falso panorama de catastrofismo y desorden. El asesinato del general Quintana sirve a unos y a otros en sus finalidades ¨²ltimas. Por eso la mayor¨ªa de la sociedad espa?ola, que da la espalda en las urnas a estos fan¨¢ticos del terror, reacciona con indignaci¨®n y serenidad.
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