Tambi¨¦n los g¨¢nsteres van al cielo
James Cagney, el enemigo p¨²blico n¨²mero 1, hab¨ªa pegado a Mae Clarke con un pomelo. Pero eso fue en 1930, pocos meses antes de que se publicara el c¨®digo Hays de censura donde se especificaba que no pod¨ªan mostrarse en detalle las muertes brutales. Clarke no se muri¨® con aquella bofetada que le dej¨® medio c¨ªtrico en la mejilla, pero la industria hab¨ªa empezado a imponer las buenas maneras. Sin que las muertes gloriosas de Scarface o Peque?o C¨¦sar dejaran s¨²bitamente de producirse, s¨ª es cierto que menguaron en favor de finales redentores donde, inclusive, el cielo aguardaba a estos ¨¢ngeles ca¨ªdos.La muerte del g¨¢nster era la inevitable punici¨®n del delito, regla moral casi insalvable, pero ten¨ªa, al mismo tiempo, una faceta apolog¨¦tica, era su final l¨®gico y, tambi¨¦n, puro. De ah¨ª que empezaran a prodigarse las muertes punitivas y sin carisma, al lado de la sacrist¨ªa. Entre 1938 y 1939, James Cagney se morir¨¢ dos veces al pie del altar, una de ellas, adem¨¢s, bendecido.
Nuevos oponentes
Enfrentado al malechor empezaba a dibujarse una figura extra?a: en lugar del polic¨ªa, el asistente social. ?ngeles con caras sucias (1938) es una de las primeras pel¨ªculas que abandona los cruentos dogmas del cine negro e inicia un turbio camino hacia el melodrama popular.A pesar de los aspectos rituales que ten¨ªa la violencia del cine negro, cuyas obligaciones ceremoniales rebajaban su dureza, las consignas de Hays lograron reblandecer el jaleo de las metralletas y, adem¨¢s, redimir a sus oficiantes.
A esta ley no escap¨® nadie. Ni Robinson, que en El ¨²ltimo g¨¢nster respetaba la paz familiar de su esposa con otro porque a su hijo le conven¨ªa, ni Cagney, ni el mism¨ªsimo Bogart que, por otra parte, se pas¨® al otro bando, sin placa oficial, como detective m¨¢s o menos fastidiado. En 1938, un personaje de Robinson casaba gozoso a su hija con un polic¨ªa y otro papel del mismo actor consist¨ªa en buscar las rec¨®nditas razones cerebrales del delincuente.
Los filmes carcelarios sustituyeron en dureza a las pel¨ªculas de g¨¢nsters callejeros. Su reino, entre rejas, ya ten¨ªa fronteras pero, a pesar de sus poqu¨ªsimas hect¨¢reas, era un reino. El director de ?ngeles con caras sucias es Michael Curtiz, partidario de los finales consoladores. Precisamente Curtiz firm¨® un cl¨¢sico del subg¨¦nero penitenciario, Veinte mil a?os en Sing Sing.
Los esp¨ªritus rebuscados pueden encontrar en ?ngeles con caras sucias un chocante paralelismo entre el af¨¢n de clientela de los dos amigos, uno delincuente y, el otro, pastor religioso. No es un t¨ªtulo destacable si no se aprecian los vaivenes del g¨¦nero y c¨®mo iba transform¨¢ndose la fisonom¨ªa del delito y su derrota.
?ngeles con caras sucias se emite hoy a las 21.30 horas por la primera cadena.
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