Los bancos, afectados por la corriente vendedora
Las orejas del lobo bajista continuaron siendo perceptibles, aunque en esta ocasi¨®n s¨®lo para el sector bancario, al haber conseguido el grupo el¨¦ctrico remontar la comprometida situaci¨®n a la que parec¨ªa abocado, fundamentalmente gracias a un Iberduero que contrataba al alza con extraordinaria soltura y consegu¨ªa llegar al cierre de las reuniones presentando una demanda extendida que, sin alcanzar la estridencia, mostraba unas condiciones de solidez preocupantes para sus tomadores potenciales.Las empresas constructoras consiguen recoger, sin prisas, las mejores perspectivas que representan los planes gubernamentales para el relanzamiento de la edificaci¨®n de viviendas. Los hierros acusaron ayer la inseguridad que les es pr¨¢cticamente consustancial. De toda esta diatriba, los mayores beneficiados resultaron los t¨ªtulos del grupo de inversi¨®n mobiliaria, que consiguen optimizar la orientaci¨®n, gen¨¦ricamente positiva, del mercado de valores en base a la gesti¨®n, m¨¢s o menos profesional, de sus responsables.
La defenestraci¨®n del secretario de Hacienda, Jos¨¦ V¨ªctor Sevilla, fue acogida con opiniones dispares dentro de la troupe burs¨¢til. Para algunos se trataba del hombre que hab¨ªa pretendido equiparar las posibilidades de colocaci¨®n de activos de renta fija entre los emisores privados y los p¨²blicos. Para otros significaba la m¨¢s clara representaci¨®n de la hidra socialista en su versi¨®n recaudadora, y pretend¨ªa dejar sin salida posible a esos honrados duros que algunos inversores a¨²n consiguen mantener al amparo de la rapacidad del fisco. En el punto al que llegaban a un entendimiento estas dos corrientes era la de que, por el momento, cualquier insensato que pretendiera dejar sin protecci¨®n a los caudales sombrios ser¨ªa un digno acreedor a gozar de los honores de la guillotina girondina.
A partir de este punto, y aun aceptando que el ¨²nico motivo del paso a parado eventual de lujo de Sevilla lo fueran sus discrepancias en cuanto al tratamiento fiscal de las emisiones p¨²blicas a corto plazo con el titular de Econom¨ªa y Hacienda, los testimonios m¨¢s extendidos que se pod¨ªan recoger en las salas de contrataci¨®n durante las reuniones de ayer apuntaban alguna satisfacci¨®n por la continuidad de un cierto espacio de sombras donde colocar los productos -honrados, eso s¨ª- de operaciones de complicada justificaci¨®n. En definitiva, tampoco se trata de tener que andar explicando al inspector fiscal de turno, el pobre, la amplia gama de posibilidades de optimizar rendimientos que ofrece el sistema espa?ol. Y, adem¨¢s money is money, que es de lo que se trata.
El proceso de los bancos, que posiblemente resulte el m¨¢s curioso de los observados en las reuniones de ayer, tiene una explicaci¨®n m¨¢s o menos f¨¢cil: tan pronto como el primero dej¨® de sostener el sombrajo de sus mejoras, los inversores apuntaron s¨ªntomas de mosqueo y se pusieron a ofrecer partidas, cortando dr¨¢sticamente el d¨¦bil flujo comprador que se hab¨ªa iniciado en sus proximidades. El resultado es demasiado claro: s¨®lo Banesto consegu¨ªa presentar saldo comprador en el mercado madrile?o, y la diferencia total para los siete grandes ascend¨ªa a 47.872 t¨ªtulos sin contrapartida compradora. Bastante ilustrativo, sobre todo cuando se extend¨ªa la convicci¨®n de que se hab¨ªan interceptado algunas partidas vendedoras antes de ser introducidas en la caja. En otros ambientes, a este proceso se le conoce por abortar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.