Pilar Lorengar, el escenario lleno
La soprano Pilar Lorengar es, desde hace 30 a?os, nombre cotizado en el mundo y representativo de la l¨ªrica espa?ola; desde hace un cuarto de siglo pertenece como estrella al elenco de la ?pera Alemana del Berl¨ªn Occidental. All¨ª la escuchamos muchas veces y hemos podido comprobar c¨®mo nuestra compatriota se convirti¨® muy pronto en un aut¨¦ntico mito para el p¨²blico berlin¨¦s. Nada m¨¢s justo y entra?able que el homenaje de reconocimiento que ahora le hemos rendido, promovido por la Orquesta Nacional -que tantas veces tuvo a Pilar como solista- y por Jes¨²s L¨®pez Cobos, maestro titular de la ONE.Puesto a recordar algunos momentos de la biograf¨ªa de Lorengar, mi memoria ir¨ªa, en primer lugar, a la sorpresa de su descubrimiento en los estudios de Radio Madrid; despu¨¦s, a la emoci¨®n con que cantaba las melod¨ªas de Leoz, Turina o Rodrigo; de modo particular, a su intervenci¨®n en el R¨¦quiem de Brahms, con Ata¨²lfo Argenta, en la que ser¨ªa su ¨²ltima actuaci¨®n parisiense; una y otra vez, hacia sus triunfos berlineses: Mozart o Verdi, Rossini, Smetana, Falla o Gounod. A pesar de la estabilidad exigida por la ¨®pera alemana, Pilar Lorengar ha podido extender su prestigio y su popularidad a, otros grandes escenarios: Buenos Aires, Viena, Londres, Nueva York, San Francisco o Chicago. En todos ellos ha vencido y convencido por el atractivo de su voz, la fuerza de su inteligencia musical y el encanto de una personalidad capaz de crear ambiente y, con su sola presencia, de llenar el escenario.
Pilar Lorengar, soprano
Orquesta Nacional de Espa?a. Director: Jes¨²s L¨®pez Cobos. Obras de Rossini, Cesti, Haendel, Mozart, Chap¨ª, Serrano, Chueca, Leoz y Falla. Teatro Real. Madrid, 6 de febrero de 1984.
El Teatro Real, sobrecargado de p¨²blico, se torn¨® el lunes gran caja de resonancia del m¨¢s encendido entusiasmo ante el arte de Pilar Lorengar, cuya t¨¦cnica vocal permanece segura, tersa y viva, como la belleza fresca de su rostro. Arias de Cesti (Il sogno d'Orontea), Haendel (Julio C¨¦sar), y Mozart (Cos¨¬ fan tutte), en versiones procedentes de una manera italiana y ochocentista de ver las cosas, alternaron con las oberturas de La gazza ladra y Don Juan. La atenci¨®n de Lorengar al repertorio espa?ol (canci¨®n, zarzuela y ¨®pera), ha sido constante, tanto como sus ¨¦xitos al interpretarlo. Por voz, gracia y temperamento, las carceleras de Las hijas del Zebedeo, de Chap¨ª, El tr¨ªptico, sobre Garc¨ªa Lorca, de Jes¨²s Leoz, el aria segunda de la Vida breve, de Falla y hasta la sencilla y representativa romanza de Los claveles, de Serra no, fueron cantadas y dichas con ese ¨¢ngel especial, esa luminosidad vibr¨¢til que distingue la voz 3 la manera de la soprano.
Excelente fue la colaboraci¨®n de la Orquesta Nacional, a la que L¨®pez Cobos arranc¨® un preludio de La Revoltosa, y otro de El bateo absolutamente definitivos. Quiz¨¢, en algunos momentos de la colaboraci¨®n con la cantante, la orquesta se excedi¨® en decibelios pero, de modo general, todo el concierto constituy¨® un triunfo grande para Pilar Lorengar y sus colaboradores.
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