La retirada de los soldados norteamericanos de Beirut culmina la victoria de las milicias antigubernamentales
El anuncio de la retirada de L¨ªbano de los marines del contingente norteamericano de la fuerza multinacional constituy¨® ayer, para las milicias antigubernamentales libanesas, la culminaci¨®n de su victoria, mientras que los cristianos se sent¨ªan abandonados y traicionados por un Occidente con el que se identifican y las fuerzas libanesas (milicias cristianas unificadas) prosegu¨ªan la movilizaci¨®n de todos sus reservistas en previsi¨®n de un ataque contra su ¨²ltimo reducto, de 2.000 kil¨®metros cuadrados.
Pero ambos bandos coincid¨ªan en que las ¨®rdenes dadas por el presidente Ronald Reagan a la VI Flota y a la fuerza aeronaval de abrir fuego contra las bater¨ªas de ca?ones instaladas en territorio liban¨¦s bajo control del Ej¨¦rcito sirio no eran m¨¢s que una forma elegante de encubrir una vergonzosa huida.En cuanto cayeron las primeras bombas sobre los barrios residenciales del este de Beirut, el acorazado norteamericano New Jersey inaugur¨® ayer esta nueva pol¨ªtica de la Administraci¨®n Reagan, llevando a cabo su m¨¢s largo bombardeo desde su llegada a L¨ªbano hace cinco meses. Durante m¨¢s de cinco horas, sus nueve ca?ones de 406 mil¨ªmetros -las mayores piezas de artiller¨ªa naval- dispararon proyectiles de 1,2 toneladas contra las bater¨ªas sirias, palestinas y drusas de la monta?a. Cada uno de sus ca?onazos sobresaltaba a los beirut¨ªes, cuyas ventanas temblaban mientras se mov¨ªan las cortinas de sus apartamentos.
Los disparos del barco mejor armado de la marina de EE UU alternaban con las explosiones a lo largo de la l¨ªnea de demarcaci¨®n que, desde la conquista, el lunes de la mayor parte de la capital por la milicia chiita Amal (Esperanza), separa nuevamente con barricadas y muros de sacos de arena el sector musulm¨¢n del cristiano.
"Bye, bye, americans"
"Bye, bye, americans", contestaban, sonrientes, los milicianos chiitas o drusos cuando los periodistas les preguntaban su opini¨®n ante la evacuaci¨®n -la "huida", rectificaban algunos- norteamericana. "Se ha rendido nuestro mayor enemigo", afirmaba, orgulloso, Ahmed, militante de Amal, mientras a su lado otro joven en armas, de su misma confesi¨®n religiosa, sosten¨ªa, con el asentimiento de sus compa?eros, que la "escapada de los marines es la culminaci¨®n de nuestro triunfo".
La consternaci¨®n era, en cambio, la caracter¨ªstica del estado de ¨¢nimo de los cristianos, que se sent¨ªan "abandonados por un Occidente ego¨ªsta", seg¨²n declar¨® un comerciante greco-ortodoxo instalado en el oeste de Beirut y que, por primera vez en casi una d¨¦cada de guerra civil, proyecta vender su tienda y emigrar a Europa. En privado, los responsables de las fuerzas libanesas pronunciaban frases parecidas, al tiempo que sus 15.000 reservistas se congregaban en los cuarteles del reducto que se extiende desde el este de la capital hasta el norte de Byblos, a 50 kil¨®metros.
Antes de que tuviese lugar la primera evacuaci¨®n parcial de los infantes de marina de EE UU a ¨²ltima hora de la tarde s¨®lo quedaban 250 marines en el per¨ªmetro del aeropuerto, cerrado desde el lunes-, los 115 lanceros (lancers) de la reina del contingente brit¨¢nico se marcharon de madrugada, en tan s¨®lo dos horas. S¨®lo cuando estaba a punto de subirse al helic¨®ptero que le transport¨® hasta un buque de la marina real, su comandante en jefe, teniente coronel Gordon Ferguson, se dign¨® llamar por radio a, sus hom¨®logos franc¨¦s e italiano para comunicarles que hab¨ªa recibido la orden de retirarse y desearles que "sigan realizando un buen trabajo en L¨ªbano
Malestar franc¨¦s e italiano
La despedida de Ferguson, que pone fin a fin a?o de presencia militar brit¨¢nica en L¨ªbano,junto con la precipitada decisi¨®n norteamericana, causaron un profundo malestar en los mandos de los dem¨¢s contingentes, el franc¨¦s y el italiano, que, a la espera de ¨®rdenes de Par¨ªs y Roma, lamentaban abiertamente la falta de coordinaci¨®n y de solidaridad entre las potencias integrantes de la fuerza multinacional. "C¨®mo", intentaba justificar un diplom¨¢tico de uno de los dos pa¨ªses que retiraron sus destacamentos militares, "se podr¨ªajustificar nuestra presencia aqu¨ª tras el hundimiento del r¨¦gimen del presidente Amin Gemayel, que fue justamente el que solicit¨® nuestra ayuda".
El mando del Ej¨¦rcito regular liban¨¦s contribuy¨® ayer al aislamiento del presidente al publicar un comunicado en el que por primera vez pidi¨® a los oficiales y soldados que "permanezcan al margen del conflicto", lo que significa claramente que no combatan a las organizaciones antigubernamentales musulmanas ni se al¨ªen con las fuerzas libanesas. Pero es ya demasiado tarde, y el Ej¨¦rcito, como todo el pa¨ªs, parece irremediablemente dividido en dos. Siguiendo los pasos de los marines, la Embajada de EE UU evacu¨® ayer a casi todo su personal, y las dem¨¢s representaciones diplom¨¢ticas elaboran listas de sus ciudadanos que desear¨ªan marcharse del pa¨ªs si la situaci¨®n, como parece previsible, se deteriora a¨²n m¨¢s.
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