Estocolmo y la reducci¨®n del riesgo de guerra
Nuestra labor en la Conferencia sobre Desarme y Medidas de Seguridad y de Confianza en Europa (CDE) es, tal como la defin¨ªa el presidente Reagan al d¨ªa siguiente de su apertura, la de b¨²squeda de medios pr¨¢cticos y s¨®lidos para acrecentar la seguridad europea y salvaguardar la paz. El objetivo norteamericano es, en una palabra, la reducci¨®n del riesgo de guerra, de toda guerra, cualquiera que sea su naturaleza. Muchos de los ministros que intervinieron en la CDE la semana pasada pusieron tambi¨¦n de relieve que esa reducci¨®n ten¨ªa que ser nuestro objetivo primordial y com¨²n.Uno de los elementos b¨¢sicos de nuestra pol¨ªtica es el mantener un poder veros¨ªmil de disuasi¨®n. Queremos entablar un di¨¢logo tan serio y constructivo como sea posible, a fin de reducir tanto las tensiones como los niveles de armamentos, y de edificar una relaci¨®n Este-Oeste m¨¢s construtiva.
La CDE nos ofrece una oportunidad ¨²nica de participar en el fortalecimiento de la paz y en la configuraci¨®n de esa relaci¨®n m¨¢s construtiva. E incluso podr¨ªa llegar a abrirse ante nosotros una era de cooperaci¨®n que hiciera desaparecer las barreras que separan entre s¨ª a distintos pa¨ªses de Europa. No nos es dado hacer todo aquello que es preciso para alcanzar esa meta, pero somos parte -o podemos serlo, mejor dicho- de un proceso de progreso equilibrado en todos los aspectos de las relaciones entre las naciones y los pueblos. La lucha por una paz y una seguridad duraderas debe abarcar siempre a la dimensi¨®n humana, esto es, a aquellas libertades y derechos individuales enunciados en el Acta Final de Helsinki y el documento de Madrid, sin los cuales el esfuerzo que hemos realizado en busca de la reconciliaci¨®n resultar¨ªa incompleto y, a la postre, improductivo.
Nuestra tarea inmediata en Estocolmo es la de eliminar posibles causas de conflicto armado. Entre ellas, algunas de las que pueden abordarse en Estocolmo son: los errores de apreciaci¨®n sobre las actividades militares de otro Estado que pudiera llegar a hacer creer en un ataque inminente; las ideas infundadas sobre las ventajas que pueden ganarse con una acci¨®n militar por sorpresa, y que puedan llevar a errores de juicio potencialmente catastr¨®ficos; los c¨¢lculos seg¨²n los cuales el uso intimidatorio de la fuerza no acarrea un especial coste y es un instrumento pol¨ªtico aceptable, lo cual constituye tambi¨¦n en este caso un error de juicio que es una amenaza para la paz, y finalmente, muchos errores de c¨¢lculo, de comprensi¨®n, as¨ª como incidentes que implican a fuerzas militares, que pueden agravar tremendamente las susceptibilidades y las tensiones.
Propuestas occidentales
Hay una serie de propuestas hechas por pa¨ªses occidentales que prev¨¦n: un mutuo intercambio de informaci¨®n sobre la organizaci¨®n y ubicaci¨®n de las fuerzas militares de todos los Estados participantes; un intercambio de previsiones anuales de ciertas actividades militares; la previa notificaci¨®n de determinadas actividades militares significativas; la invitaci¨®n de observadores a esas actividades; mecanismos concretos concertados para vigilar y verificar el cumplimiento, por parte de todos los Estados, de los acuerdos alcanzados en la conferencia, y la mejora de la capacidad de comunicaci¨®n r¨¢pida entre nuestros Gobiernos.
En los pr¨®ximos d¨ªas vamos a refinar entre todos estas medidas de seguridad y confianza que defendemos. Son medidas que cumplen los criterios fijados por el documento final de Madrid: significativas en el aspecto militar, vinculantes en el pol¨ªtico, as¨ª como verificables y aplicables a la totalidad de Europa. Podr¨ªan suponer una contribuci¨®n significativa y pr¨¢ctica al afianzamiento de la estabilidad, a la reducci¨®n de los riesgos de conflicto, y con ello, al mantenimiento de la paz en Europa.
Asimismo estas medidas podr¨ªan demostrar continuidad y coherencia de planteamiento, viabilidad a la hora de su negociaci¨®n y aplicaci¨®n, utilidad y equidad en sus resultados. Cada una de ellas constituye un componente importante de un conjunto que se complementa mutuamente y que es superior a la suma de las partes.
De conformidad con al acta final, hemos abundado en la experiencia adquirida en la aplicaci¨®n de las medidas creadoras de confianza convenidas en Helsinki. Tales medidas eran exponente de un entendimiento entre todos los participantes en el proceso de Helsinki sobre el aumento de la claridad y la predictibilidad de la realidad militar europea, que se conseguir¨ªa mediante la notificaci¨®n previa de las maniobras militares m¨¢s importantes. No obstante, las medidas de confianza previstas en el acta final son de car¨¢cter. voluntario y limitadas en cuanto a los tipos de actividad militar sobre las que se aplica, en cuanto a la concreci¨®n de su formulaci¨®n y en cuanto a su campo geogr¨¢fico de aplicaci¨®n. Asimismo no llevan incorporados los mecanismos para plantear r¨¢pidamente y resolver de forma definitiva problemas relativos a su aplicaci¨®n. Es evidente que hay necesidad de planteamientos m¨¢s rigurosos sobre la interpretaci¨®n de medidas destinadas a fomentar la confianza y la seguridad en Europa.
Las medidas que proponen los pa¨ªses occidentales no implican la reducci¨®n radical o reestructuraci¨®n de los establecimientos militares existentes, porque no suponen interferencia con la soberan¨ªa ni comprometen los intereses de seguridad de ninguna naci¨®n. No dan cabida a ninguna ventaja unilateral para ning¨²n Estado. Antes bien, las ventajas de esas medidas revierten sobre todos en la forma de una mejora de la confianza mutua y de una moderaci¨®n de las sospechas y las posibilidades de peligrosos errores de c¨¢lculo.
Posibles compromisos
Las delegaciones occidentales se han concentrado en los posibles compromisos que podr¨ªan alcanzarse en esta conferencia y poner se en pr¨¢ctica con suficiente agilidad. Tales compromisos supon dr¨ªan un gran paso adelante no s¨®lo en esta conferencia, sino en el proceso general que parte de Helsinki. Adem¨¢s, el logro de un acuerdo en Estocolmo sobre medidas de esta clase representar¨ªa un ejemplo de cooperaci¨®n y buena fe, que podr¨ªa obrar una influencia positiva sobre las relaciones Este Oeste, sentando las bases de ulteriores esfuerzos por aliviar tensiones.
El ministro sueco de Asuntos Exteriores expresaba la semana pasada el deseo de su Gobierno de convenir sin demora en medidas que pudieran ponerse en pr¨¢ctica incluso durante la primera fase de la conferencia y que pudieran representar un avance hacia la plena materializaci¨®n de las metas fijadas en el mandato para su celebraci¨®n.
Esta fase de la conferencia podr¨ªa entonces pasar a un examen de medidas m¨¢s complejas y dif¨ªciles. Hay que se?alar que el secretario de Estado norteamericano, Shultz, expres¨® su punto de vista el primer d¨ªa de la conferencia, cuando dijo que Estados Unidos considera que las propuestas occidentales son un comienzo solamente. El conjunto de medidas mutuamente complementarias propuestas ofrece una oportunidad para poner en marcha el proceso de realizaci¨®n de los objetivos establecidos en Madrid. El mandato prev¨¦ el mecanismo para que conjuntamente convengamos en las formas y procedimientos para poner en vigor el conjunto de medidas que aprobemos en esta fase. En esta primera fase de la conferencia nos proponemos examinar toda propuesta que presente cualquier Estado participante, y lo haremos a la luz de los criterios acordados en Madrid.
Valoraremos las propuestas teniendo en cuenta el grado en que sirvan a los intereses de los 35 Estados en el orden de la seguridad, y asimismo s¨ª suponen una contribuci¨®n tangible y significativa a la reducci¨®n de tensiones y al fortalecimiento de la estabilidad. El presidente Reagan habl¨® el 16 de enero de los intereses comunes que todos los pa¨ªses -tanto del Este como del Oeste- comparten. Entre ellos figura, en primer lugar, nuestro com¨²n inter¨¦s en reducir -y eliminar en ¨²ltimo t¨¦rmino- la amenaza con la fuerza y el uso de ella como soluci¨®n de disputa entre naciones. Estamos convencidos de que esta exigencia no puede ser satisfecha tan s¨®lo con palabras. Es preciso insistir, pues, desde el primer momento, en que las soluciones a los problemas principales que tenemos ante nosotros no radican en declaraciones verbales gen¨¦ricas y altisonantes, sino, antes bien, en medidas espec¨ªficas y concretas. Solamente ellas van a permitir que de una manera directa y pr¨¢ctica se reduzca el riesgo de guerra. Con este objetivo en mente ha sido como, junto con otros colegas occidentales, hemos formulado nuestras propuestas de medidas de seguridad y confianza.
Creemos que un acuerdo r¨¢pido sobre esas medidas puede constituir un saludable est¨ªmulo no s¨®lo para nuestras ulteriores deliberaciones en Estocolmo, sino tambi¨¦n para otras negociaciones Este-Oeste.
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