Andropov, la paz y el socialismo
La tensi¨®n internacional y el peligro de guerra se han agravado extraordinariamente durante los ¨²ltimos quince meses, es decir, durante el tiempo que Andropov ha sido el dirigente m¨¢ximo de la URSS. Pero no ha sido suya la responsabilidad, sino del presidente Reagan, de su pol¨ªtica belicista y aventurera, adem¨¢s de reaccionaria. Esto no es una afirmaci¨®n subjetiva, partidista. Pues aun reconociendo que no se trata de demonios contra ¨¢ngeles, ya que la responsabilidad es colectiva, una serie de hechos, de nombres como L¨ªbano, Granada, Nicaragua, Salvador, Cuba, hablan por s¨ª solos de la agresividad norteamericana. Y quiz¨¢ el m¨¢s grave de todos, el despliegue de los misiles de crucero y Pershing en Europa, lo cual significa alterar el equilibrio nuclear en este continente y crear una amenaza grav¨ªsima para la seguridad de la URSS y para la de los propios pa¨ªses europeos, al convertir a ¨¦stos en el posible campo de batalla nuclear. Es natural e inevitable que la URSS tome medidas suplementarias de respuesta, a las que puede responder en el futuro EE UU, y as¨ª hasta la guerra termonuclear, aniquiladora, si no somos capaces de evitarla.Andropov ha hecho frente al empuje belicista norteamericano de la mejor forma posible. Y es indiscutible que ha avanzado proposiciones de di¨¢logo, de llegar a un entendimiento susceptible de aminorar la tensi¨®n y el peligro de guerra.
La designaci¨®n de Andropov como secretario general del PCUS fue recibida, en general, con esperanza. Realiz¨® medidas positivas en el terreno de la econom¨ªa, luch¨® contra la corrupci¨®n y el absentismo masivo. Se habl¨® el verano pasado de los papeles de Novosibirsk, un serio informe sobre la econom¨ªa sovi¨¦tica realizado por economistas, soci¨®logos y cient¨ªficos a petici¨®n del propio Andropov, como base para la introducci¨®n de reformas de fondo. Durante los 15 meses de su mandato ha habido una renovaci¨®n y rejuvenecimiento notables en los cuadros dirigentes del partido y del Estado, tanto a nivel central como en las diferentes Rep¨²blicas,de la URSS. Se habl¨®, y con razon, de una cierta primavera en la URSS con Andropov.
Pero han sido s¨®lo quince meses. Y de ellos, una buena parte, Andropov ha estado enfermo, posiblemente bastante grave, y disminuido en su capacidad de trabajo. Es claro que tanto en el partido como en el Estado hay una estructura, una estabilidad que aseguran la marcha normal a pesar de la enfermedad del m¨¢ximo dirigente del Estado y del partido.
Pero en una situaci¨®n tan tensa, y precisamente por la gran responsabilidad y el gran poder que concentraba en sus manos, la enfermedad de Andropov, como antes el largo per¨ªodo en que Breznev aparec¨ªa como un hombre claramente agotado, ha sido negativa, en mi opini¨®n, para el PCUS y para la URSS. ?Cu¨¢l ser¨¢ el definitivo balance de la etapa Andropov? Es posible que su obra callada, pese a la brevedad de la misma, haya dejado tras su desaparici¨®n la posibilidad de un cambio positivo m¨¢s profundo, como sucedi¨® despu¨¦s de la sustituci¨®n de Malenkov y con el nombramiento de Jruschov. Es posible, incluso probable, pero no es seguro.
El gran dilema
Lo que s¨ª parece seguro es que esa transformaci¨®n en la URSS es necesaria.
Est¨¢ de actualidad hablar de la robotizaci¨®n del hombre, de la sociedad, como un gran peligro que acecha a todas las sociedades desarrolladas.
Los robots, la tecnolog¨ªa moderna, las armas de destrucci¨®n masiva, no han surgido de la nada. No. Son el fruto de la inteligencia y el trabajo del hombre. Su utilizaci¨®n y las consecuencias de la misma dependen tambi¨¦n de los hombres. Pueden esclavizar a hombres y mujeres con un tipo de esclavitud m¨¢s terrible que la ya padecida, para terminar aniquil¨¢ndonos en una guerra termonuclear, o pueden hacer la vida de los hombres aut¨¦nticamente humana, donde las terribles armas de hoy desaparecer¨ªan.
?De qu¨¦ depende la soluci¨®n de ese terrible dilema? De que los robots y la t¨¦cnica -y las armas- est¨¦n al servicio de unos pocos,porque son propiedad de esos pocos, o de que est¨¦n al servicio de todos, porque son propiedad de todos, es decir, de la sociedad. Solamente con el socialismo, el tremendo dilema que el hombre tiene ante s¨ª puede resolverse a su favor.
No hay m¨¢s que una salida: el socialismo. Pero, evidentemente, no el "socialismo existente", tal y como es hoy. En realidad, su atractivo es escaso, incluso para los trabajadores asalariados, en sociedades capitalistas desarrolladas o s¨®lo relativamente desarrolladas, como es Espa?a. Aunque ese atractivo es real, apasionante incluso, para ese inmenso Tercer Mundo en el que anualmen e mueren 40-50 millones e personas de hambre o de enfermedades que tienen su origen en la malnutrici¨®n, la miseria y la ignorancia. Nada m¨¢s fascinante que el comer todos los d¨ªas para quien pasa hambre de forma permanente.
Ninguna libertad ni derecho m¨¢s importante para los hambrientos que el derecho a comer. Cientos de millones de seres humanos est¨¢n muy lejos de tenerlo asegurado. ?ste es un aspecto que muchos intelectuales, incluso marxistas "de campanillas", ignoran o no quieren tener en cuenta. Y, sin embargo, es fundamental en el mundo de hoy.
No. El "socialismo real" o "realmente existente" no es el que hace falta, no es el socialismo de Marx, ni incluso el de Lenin. Pero es preciso tener en cuenta vanas cuestiones important¨ªsimas desde el punto de vista general.
En esos pa¨ªses, y s¨®lo en ellos, se ha realizado la conquista m¨¢s profundamente revolucionaria: la abolici¨®n de la propiedad privada sobre los medios de producci¨®n, de la explotaci¨®n del hombre por el hombre. Para el marxismo, esto es fundamental, decisivo, aunque no es suficiente, ni much¨ªsimo menos. Y las deformaciones, el burocratismo, la falta de participaci¨®n, la estamentalidad de la sociedad no han conseguido eliminar esa conquista. Pueden lograrlo en el futuro, pero hasta hoy, en mi opini¨®n, no lo han logrado. Creo que en la URSS, como pa¨ªs socialista m¨¢s desarrollado, la necesidad de transformaciones profundas, revolucionarias por su contenido, en el terreno pol¨ªtico y econ¨®mico, en el de la plena participaci¨®n social, etc¨¦tera, son una exigencia imperiosa para e esarro o econ¨®mico, pol¨ªtico, social y cultural de la sociedad socialista, es decir, para el pleno desarrollo de todos los hombres y mujeres en un plano de igualdad real.
Esa transformaci¨®n revolucionaria (hacia adelante y no hacia atr¨¢s, hacia el socialismo de verdad y no hacia el capitalismo) es necesaria, y seria decisiva para la transformaci¨®n revolucionaria de todo el mundo capitalista.
El hecho de que sea una necesidad quiere decir que su posibilidad es aut¨¦ntica, de acuerdo con la dial¨¦ctica marxista, y que muy probablemente (aunque no de forma inevitable, como pretende el, dogmatismo antimarxista) se realizar¨¢, como nos ense?a la experiencia hist¨®rica. En esas sociedades hay fuerzas, al menos potencialmente, capaces de realizarla. ?Cu¨¢ndo, c¨®mo se har¨¢? Eso lo dir¨¢ la historia.
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