Los fallos de Asc¨®
EL PASADO 30 de enero una fuga de hidr¨®geno en el alternador del grupo nuclear Asc¨® 1, a consecuencia de la cual dos trabajadores resultaron heridos, paraliz¨® por en¨¦sima vez la central tarraconense. Asc¨® 1 estuvo fuera de servicio durante nueve d¨ªas, hasta que volvi¨® a ser conectada a la red de alta tensi¨®n; pero esta aver¨ªa, la ¨²ltima de una larga serie, ha vuelto a ilustrar las dificultades que desde el principio conoce el proceso de puesta en marcha de una central nuclear cuya corta historia es un rosario de fallos, paros y reparaciones que han alterado peri¨®dicamente los planes de la empresa propietaria para poner Asc¨® 1 al 100% de su capacidad.A finales del pasado mes de julio la Direcci¨®n General de la Energ¨ªa autoriz¨® a FECSA, la compa?¨ªa el¨¦ctrica propietaria absoluta del grupo nuclear Asc¨® 1, a poner en marcha la central, cuyo reactor hab¨ªa entrado en fase de criticidad (fase de pruebas) unas semanas antes, aunque se manten¨ªa en unos niveles de potencia insignificantes. A partir de entonces, el arranque de esta central nuclear y su correspondiente conexi¨®n a la red de alta tensi¨®n han sufrido un sinn¨²mero de problemas, a veces de poca importancia y que son comprensibles en todo proceso t¨¦cnico, pero que en el caso de Asc¨® siempre han tendido a agrandarse a causa de las vagas explicaciones facilitadas por la empresa, que a menudo tambi¨¦n ha dado la callada por respuesta.
El grupo Asc¨® 1 ha tenido que interrumpir su proceso definitivo de puesta en marcha, iniciado formalmente en agosto de 1983, por haberse producido numerosas aver¨ªas de diversa importancia. En estos casos, en los que la energ¨ªa nuclear despierta las mayores suspicacias en el ciudadano, la l¨®gica exigencia de mayores medidas de seguridad parece insuficiente si la informaci¨®n le es escamoteada a la opini¨®n p¨²blica. En este sentido, los ap¨®crifos y alarmantes comunicados que sobre presuntas fugas nucleares tienen publicidad epis¨®dicamente, en los que se insta a las autoridades municipales a recoger muestras de tierra, agua y cortezas de ¨¢rboles por haberse observado "elementos radiactivos" en el t¨¦rmino municipal de Asc¨®, cabr¨ªa inscribirlos tanto en el haber de los que por definici¨®n son contrarios a la alternativa que representa la energ¨ªa nuclear como en una presunta pol¨ªtica de autodefensa de diversos sectores de la poblaci¨®n. Por lo dem¨¢s, ni los rumores sobre fugas nucleares son siempre producto de la maledicencia popular, ni la experiencia ha demostrado hasta el momento que los continuos desmentidos oficiales sobre las aver¨ªas registradas se hayan traducido en la mejora de la seguridad nuclear o en la protecci¨®n radiol¨®gica de las centrales.
La pol¨¦mica sobre Asc¨® se inscribe, asimismo, en un contexto de luchas pol¨ªticas que se reflejan en la composici¨®n del consistorio y que han derivado en graves acusaciones -con auditor¨ªas de por medio utilizadas como arma arrojadiza- lanzadas por el actual equipo gobernante, partidario de la energ¨ªa nuclear, hacia sus antecesores en el ayuntamiento de la poblaci¨®n, adversarios ac¨¦rrimos de la puesta en marcha de la central. El vuelco electoral que se produjo en Asc¨® en las pasadas elecciones municipales quiz¨¢ fue temerariamente interpretado como una victoria en las urnas de FECSA, propietaria de la central, pero los resultados electorales s¨ª subrayaron una de las razones que se escond¨ªan en el fondo de las discrepancias: una parte de la poblaci¨®n prefer¨ªa un cierto riesgo, compensado por los puestos de trabajo que genera la central, a la oposici¨®n radical y al enfrentamiento constante que hab¨ªan sido hasta entonces la principal prioridad del alcalde y de los concejales antinucleares. Esa raz¨®n, nunca despreciable en una ¨¦poca de crisis y reconversiones, y el descabalgamiento de los antinucleares de la alcald¨ªa, no deber¨ªan, sin embargo, hacer olvidar a la empresa propietaria y a las autoridades competentes que la seguridad debe ser la preocupaci¨®n primordial de una central nuclear cuya historia se escribe m¨¢s por los fallos y las alarmas que por su funcionamiento silencioso y normalizado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.