La LODE y sus detractores
A lo largo de la agria y ¨¢spera tramitaci¨®n parlamentaria de la LODE no he visto por parte de la oposici¨®n m¨¢s que argumentos de derechos e intereses, subvenciones, libertad de empresa, contrataci¨®n y despido de profesores, etc¨¦tera, con vagas alusiones -siempre sin concretar- a la libertad de ense?anza. Lo mismo ha ocurrido con los manifiestos o alegatos de la FERE, de la CECE, de la Confederaci¨®n Cat¨®lica de Padres de Familia, etc¨¦tera. Alusiones a ideales de la educaci¨®n cristiana o al sentido cristiano de la educaci¨®n, muy pocas o casi ninguna. Y es que el verdadero esp¨ªritu cristiano de la educaci¨®n est¨¢ en la LODE y no en sus oponentes. Porque ni los que se dicen representantes del humanismo cristiano, ni la FERE, ni los dem¨¢s han planteado con seriedad y sinceridad el motivo de sus discrepancias y oposici¨®n a la LODE.Para empezar, hay que dejar bien claro de una vez que los colegios de religiosos y religiosas -que constituyen la mayor¨ªa de la ense?anza privada en Espa?a- son eso: colegios de religiosos y religiosas, pero no colegios de la Iglesia. ?C¨®mo podr¨ªamos hacer a la Iglesia la afrenta de creer que eran colegios suyos muchos colegios que en los a?os cuarenta, cincuenta y hasta bien entrados los sesenta -cuando ten¨ªan la sart¨¦n por el mango- practicaban una vergonzosa y anticristiana discriminaci¨®n con los alumnos y alumnas becarios gratuitos, haci¨¦ndoles entrar y salir por puertas distintas, con uniformes distintos y en clases distintas?
Por lo que ata?e a la libertad de ense?anza, a los derechos del promotor, al famoso ideario, son necesarias algunas precisiones.
Durante el anterior r¨¦gimen pol¨ªtico era obligada la presencia en todos los centros docentes -p¨²blicos y privados- de unos profesores llamados de formaci¨®n pol¨ªtica y formaci¨®n del esp¨ªritu nacional, que depend¨ªan directamente de la Secretar¨ªa General del Movimiento y que ense?aban una materia, con texto ¨²nico, en contradicci¨®n con la doctrina social de la Iglesia, pues en sus explicaciones defend¨ªan y justificaban el partido ¨²nico, el sindicato ¨²nico, etc¨¦tera. No recuerdo una sola nota de protesta, o al menos de discrepancia, por la obligatoriedad de estas ense?anzas pol¨ªticas y por la presencia en los centros de estos profesores, extra?os e impuestos, por parte de la FERE, de los padres de familia o de los obispos espa?oles.
En lo que ata?e a la libertad de ense?anza -y tambi¨¦n de otras libertades-, la actitud global de la derecha espa?ola -en un sentido lato- ha sido siempre la de un doble juego. Cuando ten¨ªan el poder, o pod¨ªan influir o presionar sobre los que lo ten¨ªan, han perseguido, a sangre y fuego, el ejercicio de esas libertades por los dem¨¢s, siempre arrancadas despu¨¦s de luchas y sufrimientos del pueblo espa?ol. "Libertades de perdici¨®n", las llamaban. Como ejemplo baste recordar que la ense?anza de la religi¨®n era obligatoria para todos los alumnos, en todos los centros y niveles educativos, aunque bien es cierto que pocas cosas han contribuido m¨¢s a crear ateos y agn¨®sticos en nuestra juventud que esa obligatoriedad de la religi¨®n; tal era el deterioro y desprestigio de las mar¨ªas.
Adem¨¢s, por el art¨ªculo 26 del Concordato de 1953 se establec¨ªa que todas las ense?anzas en todos los centros deb¨ªan "ajustarse a los principios del dogma y de la moral de la Iglesia cat¨®lica". Y se encomendaba a los obispos la vigilancia sobre todos los centros -estatales y no estatales- "en lo que concierne a la pureza de la fe, las buenas costumbres y la educaci¨®n religiosa".
La libertad
Por el contrario, cuando esas fuerzas que hoy se oponen a la LODE han perdido el poder, o su influencia sobre los que lo ejercen, o est¨¢n en minor¨ªa, entonces invocan clamorosamente la libertad de ense?anza y otras libertades que ellos siempre han negado a los dem¨¢s. Todav¨ªa recuerdo en los ¨²ltimos a?os del r¨¦gimen anterior una manifestaci¨®n de profesores de centros no estatales ante el vertical Sindicato de la Ense?anza, en protesta por sus condiciones laborales, que fue violentamente disuelta por la polic¨ªa, con numerosos detenidos, que despu¨¦s eran despedidos de los centros.
?Qu¨¦ entienden ahora que es la libertad de ense?anza los detractores de la LODE? ?Recibir del Estado 100.000 millones de pesetas sin contrapartida ni control alguno? Porque se habla mucho de que en Francia, Holanda, B¨¦lgica, el Reino Unido, etc¨¦tera, el Estado subvenciona la ense?anza privada, pero no se especifican las exigencias y controles impuestos por el Estado, por cierto mucho m¨¢s duros que los de la LODE. ?O creen que la libertad de ense?anza es que el promotor o director de un centro privado pueda despedir libremente a un profesor que honestamente y en conciencia discrepe del famoso ideario o critique aspectos del mismo? Aqu¨ª tambi¨¦n se juega, una vez m¨¢s, con doble baraja, como de costumbre. Porque si en un centro estatal el profesor de religi¨®n, u otro profesor cualquiera -como de hecho sucede-, critica o ataca la ley del Divorcio, o la despenalizaci¨®n del adulterio o del aborto, por ejemplo, no pasa nada, y se dice -con raz¨®n- que est¨¢ en su derecho. Pero si en un centro privado concertado, subvencionado por el Estado, un profesor se muestra de acuerdo con esas mismas leyes se le puede echar a la calle invocando el ideario. ?D¨®nde est¨¢, no ya la libertad de c¨¢tedra, sino la libertad de expresi¨®n consagrada en la Constituci¨®n y la igualdad de los espa?oles ante la ley?
La llamada carta magna de la educaci¨®n cristiana, la enc¨ªclica de P¨ªo XI Divini Illius Magistri y tambi¨¦n la declaraci¨®n conciliar Sobre la educaci¨®n cristiana de la juventud insisten en el car¨¢cter subsidiario del Estado en las tareas de la educaci¨®n, tema ¨¦ste muy complejo en el que no vamos a entrar, aunque tambi¨¦n es cierto que la declaraci¨®n conciliar atribuye expresamente al Estado "proteger el derecho de los ni?os a una educaci¨®n escolar conveniente, vigilar la capacidad de los maestros y la eficacia de los estudios".
Pero si el Estado, sociedad perfecta y encargada de promover y proteger el bien com¨²n de los ciudadanos, seg¨²n reconoce la enc¨ªclica, tiene car¨¢cter subsidiario, mucho m¨¢s subsidiario es el papel de un promotor privado o propietario de una empresa educativa. Y precisamente lo que hace la LODE, acerc¨¢ndose al esp¨ªritu de los citados documentos, es dar a la familia, a los padres, una mayor participaci¨®n en la orientaci¨®n y tareas de los centros educativos, tanto p¨²blicos como privados, a trav¨¦s del consejo escolar. El Estado renuncia a tener representantes suyos en los consejos escolares de los centros p¨²blicos y privados concertados y no interviene para nada en la elecci¨®n de los directores de los centros.
Un documento hist¨®rico
Para terminar, no quiero dejar de aludir a un documento poco conocido, pero especialmente significativo. Se trata de un documento elaborado en la asamblea general extraordinaria de la Confederaci¨®n Cat¨®lica de Padres de Familia, celebrada en Burgos el 27 de octubre de 1936. Se recogen en ¨¦l las peticiones que la confederaci¨®n eleva al anterior jefe del Estado inmediatamente despu¨¦s de asumir ¨¦ste sus funciones el d¨ªa 1 del mismo mes y a?o.
El documento no tiene desperdicio y es una muestra evidente del amor a la libertad de ense?anza y a otras libertades de los oponentes a la LODE. Aparte el tono exaltado propio del momento hist¨®rico en que se redact¨®, este documento constituye, sin duda, una de las bases inspiradoras de la pol¨ªtica educativa y cultural del r¨¦gimen anterior. Veamos a continuaci¨®n algunos aspectos de este documento:
"Toda la ense?anza debe ser cat¨®lica, informada por un esp¨ªritu educativo enlazado en la tradici¨®n espa?ola. M¨¢s que contra el analfabetismo iletrado hay que ir contra el analfabetismo moral. Y eso no se logra con el abecedario, sino con el catecismo". No conformes con esto, a?aden que la funci¨®n docente es menos importante que la educativa. Y no hay educaci¨®n sin ense?ar a los hombres a ser due?os de sus pasiones, en vez de ser sus esclavos. En la ense?anza laica es nula la formaci¨®n de la conciencia, la creaci¨®n de h¨¢bitos virtuosos que hacen al hombre".
La coeducaci¨®n es detestada: "Fundados en razones psicol¨®gicas, morales, sociales y t¨¦cnicas, pedimos una ense?anza adecuada a cada sexo. Debe derogarse inmediatamente el sistema de coeducaci¨®n en escuelas, institutos y normales". Ya entonces, la mayor¨ªa de psic¨®logos y educadores estaban de acuerdo en que la coeducaci¨®n es beneficiosa para la sana formaci¨®n de los j¨®venes, y hoy la han implantado incluso instituciones religiosas.
Respecto al magisterio, apoyan sus mejoras econ¨®micas (debidas a la II Rep¨²blica), ya que su misi¨®n es augusta, dicen. Pero, "en consideraci¨®n a la misma, sostenemos, por otra parte, que debe proseguir la depuraci¨®n inflexible de sus elementos prostituidos hasta arrancar de sus filas a todos los inficionados del marxismo y debilitados en su fe cat¨®lica y espa?ola". Como puede comprobarse, el prop¨®sito "es muy evang¨¦lico".
Manifiestan verdadera antipat¨ªa a los institutos: "Hay que suprimir muchos de los institutos que se crearon a voleo, sin sujeci¨®n a plan, mirando, m¨¢s que a su intr¨ªnseca necesidad, a interponerse en el ¨¢rea de acci¨®n de los colegios religiosos que se quer¨ªa exterminar... Toda propagaci¨®n de los institutos ser¨¢ funesta. Llevar a ellos, no a la elite intelectual, sino a la masa, es engendrar para dentro de muy poco un pavoroso problema docente de inflaci¨®n de las universidades...". Esto se llev¨® a rajatabla e inmediatamente despu¨¦s de terminar la guerra civil se suprimieron en Madrid siete institutos y otros muchos en toda Espa?a. Durante 25 a?os Madrid cont¨® solamente con siete institutos, y hasta bien entrada la d¨¦cada de los sesenta zonas como Vallecas, los Carabancheles, Tetu¨¢n, etc¨¦tera, no contaron con un instituto.
En cuanto a la libertad de c¨¢tedra, dicen que "hay que terminar a rajatabla con el se?or¨ªo que algunos catedr¨¢ticos se atribuyeron sobre las conciencias de sus alumnos... La ciencia es cosa diferente de las audacias il¨ªcitas de determinados profesores".
Del cine afirman que "conocido es el influjo pernicioso que ejerce entre nosotros y de qu¨¦ modo deforma la mente de las gentes superficiales, que son la mayor¨ªa". Propugnan la generalizaci¨®n de la censura.
Los libros no les gustan, y" con la m¨¢xima urgencia y rigor inexorable, ha de continuar el expurgo de libros y publicaciones en las bibliotecas oficiales ... Hay que destruir cuanto atente a la doctrina y moral cristiana o contenga ideas subversivas...".
La Prensa canallesca no les merece m¨¢s consideraci¨®n: "En fin, todo intento de regeneraci¨®n ser¨¢ vano si no se ponen eficaces cortapisas a la Prensa encanallada, la m¨¢s directamente culpable de la subversi¨®n moral operada en el espacio de pocos a?os en la conciencia del honrado pueblo espa?ol. Y esto s¨®lo se lograr¨¢ convirtiendo en r¨¢pidas, en¨¦rgicas e ineludibles las responsabilidades ahora meramente nominales de los liberalistas de profesi¨®n".
?Qui¨¦n nos dice que estos detractores de la LODE no volver¨ªan a imponer su libertad si llegaran a ocupar de nuevo el poder o pudieran influir sobre el mismo como hicieron anta?o?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.