Los senilistas
La simetr¨ªa ataca de nuevo. Uno tiene 73 a?os y 72 el otro. El senilismo es la enfermedad infantil del comunismo, pero tambi¨¦n la gran esperanza blanca del libre mercado, que est¨¢ en un gran momento de decrepitud. Son como la Coca y la Pepsi, el Agfa y la Kodak, el Beta y el VHS, el Ariel y el Col¨®n, Mortadelo y Filem¨®n. Son las dos caras longevas d¨¦ la moneda disuasoria.Tienen aproximadamente los mismos misiles, id¨¦ntica superficie territorial de influencia, un parecido asombroso en la manera violenta y colonia? de resolver sus asuntos exteriores, y, a pesar de lo que digan en p¨²blico, reina entre ellos el consenso m¨¢s absoluto y obsceno. Son como un matrimonio mal avenido, y ya se sabe lo mucho que resisten ese tipo de conyugalidades conflictivas. Y para que el juego de similitudes fuera a¨²n m¨¢s clamoroso, han logrado que sus cabezas visibles pertenezcan a la misma quinta de Matusal¨¦n. Y eso tambi¨¦n une mucho.
Desde la antigua Grecia no se hab¨ªa visto un poder universal m¨¢s senescente. Resulta que en un mundo regido por los valores est¨¦ticos de la adolescencia y obsesionado por las diet¨¦ticas de rejuvenecimiento, el duopolio nuclear, el terrible Jano disuasor, tiene la edad de la chochera. Las influencias de la gerontocracia ya han empezado a causar estragos. Al d¨ªa siguiente de la consolidaci¨®n de la simetr¨ªa septuagenaria, Felipe Gonz¨¢lez aparec¨ªa en p¨²blico con gafas, espectacularmente revejido para ponerse a la altura de las nuevas circunstancias pol¨ªticas, aunque sea por procedimientos cristalogr¨¢ficos. Un ardid evidentemente electoralista.
Esta apoteosis del marxismo-senilismo y del capitalismo apergaminado tiene sus ventajas. No hablo de los t¨®picos de la sabidur¨ªa perrovieja y de la experiencia cana y decana. Me refiero al factor de incertidumbre y movilidad que esas edades espl¨¦ndidamente provectas introducen en el siempre mon¨®tono espect¨¢culo del duopolio. Liquidada la pluralidad por la regulaci¨®n binaria del globo, las ¨²nicas sorpresas pol¨ªticas que nos quedan para matar el tedio de la simetr¨ªa y del equilibrio est¨¢n en los achaques propios de la edad. Por ejemplo, gracias a las especulaciones constantes sobre la salud de los senilistas del Kremlin tenemos materia para comentar, y gracias. al rumor del infarto de Reagan le ganamos dos pesetas al d¨®lar.
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