El candidato democristiano a la presidencia salvadore?a descarta un golpe de Estado
El candidato democristiano a la presidencia de El Salvador, Jos¨¦ Napole¨®n Duarte, niega que existan posibilidades reales de un golpe de Estado en el pa¨ªs. Los insistentes rumores que han circulado en los ¨²ltimos d¨ªas obedecen, a su juicio, a una estrategia de la derecha, interesada en desestabilizar el proceso electoral, porque sabe que va a perder.
El objetivo de estas pr¨®ximas elecciones -que ¨¦l est¨¢ seguro de ganar, incluso con mayor¨ªa absoluta en la primera vuelta- es el de "pasar de una dictadura de 50 a?os a una democracia". Se?ala que durante el ¨²ltimo medio siglo "cualquiera que optase por participar en el proceso pol¨ªtico se encontraba con una estructura de terror y el que opinaba en contra era tildado de comunista"."Ese fen¨®meno", a?ade, "empez¨® a romperse con las elecciones de 1982, en las que por primera vez pudo Participar todo aquel que quiso hacerlo. Si ganamos estos pr¨®ximos comicios avanzaremos en el proceso democr¨¢tico, abriendo espacios pol¨ªticos a todos los sectores del pa¨ªs, incluida la izquierda".
Nada de esto significa que Duarte vaya a tomar en cuenta la propuesta de negociaci¨®n presentada hace diez d¨ªas por la guerrilla. "En ella no hay nada diferente de lo que ha estado hablando en los ¨²ltimos cuatro a?os. Siempre aparece la misma concepci¨®n: el uso de la fuerza para obtener una posici¨®n de gobierno desde la cual debilitar toda resistencia del sistema, a fin de tomar el poder total. Si uno analiza los veinte puntos llega a la conclusi¨®n de que quieren el 21: todo el poder".
Insiste en que el camino adecuado para llegar al Gobierno son las elecciones. En ¨²ltima instancia admite, sin embargo, que existe una peque?a variaci¨®n en el planteamiento, ya que "por primera vez se vislumbra la posibilidad de que las urnas puedan ser un instrumento de paz. En ese sentido yo les ofrezco garant¨ªas para que puedan participar en pr¨®ximas elecciones, pero no tengo ningun inter¨¦s en negociar con un rifle sobre la mesa".
La guerrilla lanz¨® ayer, precisamente, un ataque contra posiciones del Ej¨¦rcito en una zona industrial situada junto a la capital salvadore?a.
El ataque, aparentemente dirigido contra una central el¨¦ctrica, provoc¨® el p¨¢nico entre la poblaci¨®n y el tr¨¢fico de veh¨ªculos hacia el este tuvo que ser cortado.
La izquierda considera, entre otras cosas, que no existen garant¨ªas de seguridad para que sus l¨ªderes puedan participar en una campa?a electoral, porque ser¨ªan eliminados sistem¨¢ticamente por los escuadrones de la muerte. Duarte responde que est¨¢ dispuesto a acabar con tales escuadrones. "Basta para ello con aplicar la ley".
Se le recuerda que cuando fue miembro de la Junta y m¨¢s tarde presidente ya tuvo la ley en sus manos y no s¨®lo no consigui¨® frenar a los escuadrones, sino que el pa¨ªs tuvo m¨¢s muertos que en cualquier otra ¨¦poca anterior. A modo de justificaci¨®n, argumenta que ¨¦l era s¨®lo un miembro m¨¢s de la Junta y que en esa ¨¦poca se produjo la explosi¨®n del conflicto. "A pesar de todo, cuando entramos en la Junta hab¨ªa un promodio de 3.000 muertos mensuales; cuando la dejamos se hab¨ªa reducido esa cifra a 300".
La delincuencia com¨²n ten¨ªa a su juicio, una incidencia determinante en este ¨²ltimo n¨²mero, lo que constituye una afirmaci¨®n casi incre¨ªble para un pa¨ªs de 4,5 millones de habitantes. Trasladado el caso a Madrid, equivaldr¨ªa a que se produjesen m¨¢s de 10 asesinatos diarios.
Los 'escudrones,de la muerte'
El fen¨®meno de los escuadrones de la muerte se agudiz¨®, a juicio de Duarte, desde que Roberto d'Aubuisson, candidato presidencial por el Partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), comenz¨® a surgir en las pantallas de televisi¨®n ¨ªncitando a los oficiales del Ej¨¦rcito a insubordinarse y a derrocar a la Junta de Gobierno.No concede demasiado valor a los documentos que maneja el ex embajador norteamericano Robert White para acusar a D'Aubuisson del asesinator del arzobispo Arnulfo Romero. Asegura que ¨¦l no lleg¨® a tener esos papeles, pero s¨ª pudo oje¨¢los. "All¨ª se hablaba de planes, de armas con su numeraci¨®n, pero no creo que con esa base se pueda acusar formalmente. Desconozco si White prosigui¨® la investigaci¨®n durante estos a?os y obtuvo pruebas concluyentes".
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