El acuerdo pesquero con Marruecos
En medio de general indiferencia y escaso eco en la opini¨®n p¨²blica espa?ola acaba de ser ratificado por el Senado en el Pleno del pasado martes, despu¨¦s de haberlo sido por el Congreso de los Diputados en el mes de diciembre, el Acuerdo de Cooperaci¨®n sobre Pesca Mar¨ªtima entre Espa?a y el reino de Marruecos, firmado en Rabat por los ministros de Asuntos Exteriores de ambos pa¨ªses el d¨ªa 1 de agosto de 1983.El acuerdo ha merecido toda clase de elogios y ha sido considerado muy ventajoso para los intereses pesqueros espa?oles por parte de nuestras autoridades. El presidente de la Comisi¨®n de Exteriores del Congreso, el diputado canario del PSOE se?or Medina Ortega, lo calific¨® de "excelente" en su intervenci¨®n en el pleno, y el ministro de Asuntos Exteriores, se?or Mor¨¢n, "como el m¨¢s positivo, m¨¢s constructivo y de mayor ambici¨®n que se ha hecho con Marruecos desde hace 30 a?os". S¨®lo obtuvo nueve votos en contra: los de la Minor¨ªa Catalana. Tanto en el Congreso como en el Senado, los debates han pasado desapercibidos para el gran p¨²blico, y su discusi¨®n en ambas C¨¢maras apenas consumi¨® escasos minutos.
?Qu¨¦ diferencia con lo ocurrido con el anterior acuerdo firmado en 1977 por el Gobierno de UCD! Entonces el debate en el Pleno del Congreso, celebrado el 15 de febrero de 1978, alcanz¨® una duraci¨®n inusual -desde las cinco de la tarde hasta las 23.30 horas- y en ¨¦l intervinieron todos los grupos parlamentarios. El Pleno del Senado, que tuvo lugar el 23 de febrero siguiente, se desarroll¨® en t¨¦rminos parecidos.
La tensi¨®n pasada
Toda la oposici¨®n de entonces, y muy en especial el PSOE, se moviliz¨® en contra del acuerdo, y, como diputado por Santa Cruz de Tenerife en aquella legislatura, recuerdo muy bien la gran tensi¨®n a que estuvimos sometidos los entonces parlamentarios canarios de UCD como consecuencia de una feroz campa?a que en Canarias alcanz¨® l¨ªmites inauditos. Desde meses antes las islas fueron inundadas de pintadas con frases como: "No al Tratado de Pesca con Marruecos", "UCD vende a los pescadores canarios" y otras irreproducibles. Los distintos medios de comunicaci¨®n se hicieron eco de esta campa?a, y la opini¨®n p¨²blica en Canarias fue informada con todo lujo de detalles de los males que se cern¨ªan sobre las islas. Sus ecos duraron largo tiempo e incluso fue utilizada en contra de UCI) en las elecciones generales de 1979.
En medio de esta tensi¨®n emocional se celebraron los debates parlamentarios. En el Congreso, el diputado socialista don Manuel Mar¨ªn, hoy secretario de Estado para las Relaciones con las Comunidades Europeas, defendi¨® en nombre de su grupo un voto particular opuesto a la ratificaci¨®n del acuerdo. Su exposici¨®n se desarroll¨® en t¨¦rminos de gran dureza, incluidos ataques personales a los diputados de UCD don V¨ªctor Moro, que hab¨ªa sido director general de Pesca, y a don Leopoldo Calvo Sotelo, que tuvieron que intervenir para dejar a salvo su honorabilidad.
Los argumentos del se?or Mar¨ªn fueron, en s¨ªntesis, los siguientes:
- Vigencia del acuerdo tripartito de Madrid, firmado por Espa?a, Marruecos y Mauritania el 14 de noviembre de 1975, d¨ªas antes del fallecimiento del general Franco, y que continuaba suponiendo para Espa?a, a juicio de Manuel Mar¨ªn, el reconocimiento de un derecho hist¨®rico a pescar en caladeros donde lo ven¨ªa haciendo desde hac¨ªa cientos de a?os, ya que por dicho acuerdo Espa?a s¨®lo cedi¨® la administraci¨®n temporal del S¨¢hara y en ning¨²n caso transfiri¨® su soberan¨ªa.
Se preguntaba el diputado socialista: ?Por qu¨¦ el Gobierno ha aceptado que en el acuerdo pesquero figure la expresi¨®n "aguas sujetas a jurisdicci¨®n marroqu¨ª"? ?Por qu¨¦ el Gobierno no ha mantenido la expresi¨®n "aguas del S¨¢hara"? En todo caso, le parec¨ªa correcto al se?or Mar¨ªn utilizar la expresi¨®n "aguas sujetas a jurisdicci¨®n marroqu¨ª" refiri¨¦ndose a las del norte del cabo Nun, que "inequ¨ªvocamente es territorio marroqu¨ª", pero no as¨ª las aguas al sur de dicho cabo, "donde Marruecos", dec¨ªa, "s¨®lo dispone de unas 60 millas del territorio hasta la frontera del S¨¢hara", con lo que -conclu¨ªa- el Gobierno espa?ol est¨¢ admitiendo la jurisdicci¨®n marroqu¨ª en un territorio que no pertenece a Marruecos.
Marroquizaci¨®n progresiva
El acuerdo supon¨ªa, en opini¨®n del Grupo Socialista, la marroquizaci¨®n progresiva de nuestra flota, con el agravante de financiarse con cargo al erario p¨²blico espa?ol, dado el cr¨¦dito que nuestro Gobierno conced¨ªa al de Marruecos en condiciones altamente favorables.
- Supon¨ªa tambi¨¦n la creaci¨®n de un monopolio de explotaci¨®n, en el cual s¨®lo podr¨ªan intervenir los grandes armadores, y de un monopolio de comercializaci¨®n, en beneficio en exclusiva de los grandes intereses capitalistas.
- Sentaba las bases del "empobrecimiento irreversible de las islas Canarias", al suponer el fin de una actividad de capital importancia para el archipi¨¦lago.
- Pero el aspecto m¨¢s importante para los socialistas se centraba en el hecho de que, en su opini¨®n, al acuerdo se hab¨ªa llegado por completo a espaldas de los trabajadores del mar, que estaban siendo manipulados, ya que el temor a perder el puesto de trabajo "s¨®lo se utiliza como arma demag¨®gica". "De hecho", dec¨ªa el se?or Mar¨ªn, "el acuerdo plantea una situaci¨®n por la que a cambio de garantizar la rentabilidad delcapital se deja al pescador totalmente indefenso".
El diputado socialista catal¨¢n se?or Lorda Alaiz lleg¨® a decir que el acuerdo s¨®lo supon¨ªa el beneficio "de un grupo reducido de empresarios capitalistas" y sin que a nadie haya preocupado la suerte que "puedan correr los trabajadores del mar afectados, por lo que ¨¦stos estaban destinados inexorablemente a ser v¨ªctimas de una operaci¨®n que s¨®lo ha tenido en cuenta los intereses de la clase poseedora". Y don Alfonso Guerra apostillaba: "Nosotros hemos querido defender los intereses de los trabajadores, los intereses de los peque?os propietarios... UCd ha querido defender los intereses de los grandes armadores, los intereses del gran capital, no exento de relaciones con algunos representantes de UCD".
Como contrapartida, el se?or Mar¨ªn solicitaba de Marruecos, "en atenci¨®n a los especiales derechos hist¨®ricos y a las exigibles relaciones de buena voluntad", cupos suficientes de capturas o, en su defecto, n¨²mero suficiente de licencias de pesca para evitar la paralizaci¨®n de la flota pesquera. El Anejo I, dec¨ªa el se?or Mar¨ªn, "resulta todo menos un acuerdo equilibrado; es tan duro en el plan extractivo y es tan corto el plazo de cinco a?os para prepararse a nuevas restricciones, que encontramos estas condiciones financieras de todo punto injustificables".
Pero veamos ahora el contenido del nuevo acuerdo pesquero con Marruecos, suscrito por el Gobierno socialista. Podr¨ªa pensar el lector que en ¨¦l no s¨®lo habr¨¢n sido recogidas las objeciones de los socialistas al anterior suscrito por UCD, sino que al merecer tantas alabanzas y haber contado con tan escasos votos en contra en el Parlamento se trata de un acuerdo en el que todo son ventajas para los intereses pesqueros espa?oles.
Desventajas
Por extra?o que parezca, si el anterior acuerdo mereci¨® tan acerba cr¨ªtica de los socialistas, el ahora ratificado no supone sino desventajas en relaci¨®n con aqu¨¦l. Veamos las m¨¢s significativas:
- La expresi¨®n "aguas sujetas a jurisdicci¨®n marroqu¨ª", tan denostada por los socialsitas antes y que figuraba en el acuerdo de UCD en el Anejo I, ahora aparece nada menos que en el art¨ªculo primero del tratado.
- El plazo del acuerdo anterior era de cinco a?os y parec¨ªa insuficiente. El nuevo lo reduce a cuatro.
- Se reduce asimismo el esfuerzo pesquero hasta ahora realizado, ya que s¨®lo pueden pescar los barcos que hayan disfrutado de licencia de pesca "en aguas marroqu¨ªes" durante los dos a?os anteriores, sin que el n¨²mero pueda aumentar en ning¨²n caso, debiendo iniciar u?a reducci¨®n, en base a tonelaje, con car¨¢cter retroactivo al 1 de agosto pasado, en un porcentaje de un 10%. Las siguientes etapas hasta llegar al ?40%! del total ser¨¢n aplicadas en enero de 1984 (10%), enero de 1985 (10%), enero de 1986 (5%) y agosto de 1986 (5%). Si al se?or Mar¨ªn el cupo de capturas del anterior tratado (25.000 toneladas/a?o para la pesca de arrastre, cerco y otras artes al norte del cabo Nun, y 80.000 toneladas/a?o de sardinas al sur de dicho cabo) le parec¨ªa escaso, el de ahora no s¨¦ c¨®mo se le podr¨ªa calificar.
- El aumento de los c¨¢nones, que ser¨¢ abonado en un conjunto de divisas internacionales, llega al ?70%! de los hasta ahora establecidos, aplicables en cuatro etapas del 25%,15%,15% y 15%, respectivamente, con vigencia desde agosto de 1983, julio de 1984, enero de 1985 y enero de 1986. Si las condiciones financieras de antes eran "injustificables" y "leoninas", dif¨ªcil ser¨ªa encontrar para las actuales un calificativo.
- La ayuda financiera a Marruecos, que antes supon¨ªa la "marroquizaci¨®n de nuestra flota" (3.525 millones de pesetas, a un inter¨¦s del 5,5%; una amortizaci¨®n en diez anualidades, con un per¨ªodo de gracia dedos a?os y debiendo utilizarse el cr¨¦dito para la adquisici¨®n en Espa?a de bienes de equipo y servicios), ahora se cifra en ?550 millones de d¨®lares USA! (alrededor de 90.000 millones de pesetas), de los que 150 (25.000 millones de pesetas) tienen car¨¢cter de Estado a Estado, con un inter¨¦s del i4%! amortizaci¨®n a ?25 a?os! y per¨ªodo de gracia de i8 a?os! Y adem¨¢s, seg¨²n confirm¨® el propio ministro de Asuntos Exteriores marroqu¨ª, se?or Bucetta, este cr¨¦dito ir¨¢ destinado a la ampliaci¨®n y modernizaci¨®n del puerto de Agadir, lo que puede suponer, como ha sido ya denunciado en Canarias, una grav¨ªsima amenaza para los puertos canarios, que se encuentran situados a escasa distancia. Si el anterior acuerdo sentaba las bases del "empobrecimiento irreversible de las islas Canarias", ¨¦ste viene a dar el puntillazo a tan sombr¨ªo panorama.
- Otras limitaciones del acuerdo, en relaci¨®n con el anteriormente suscrito por un Gobierno de UCD, hacen referencia a la imposici¨®n de condiciones mucho m¨¢s dr¨¢sticas para el ejercicio de la pesca, tales como distancia de la costa, extensi¨®n de las mallas, control de los barcos, etc¨¦tera.
En definitiva, podemos afirmar que si el anterior acuerdo lo era de cooperaci¨®n en materia de pesca entre Espa?a y Marruecos, en el actual todo son condiciones y limitaciones para los pescadores espa?oles, que esta vez s¨ª que han quedado de verdad marginados. Pero pocas han sido las voces que se han alzado en la denuncia de estos hechos, y, si bien no nos ha llamado la atenci¨®n lo desapercibido que ha pasado el debate en los Medios de Comunicaci¨®n del Estado, no podemos por menos que darle la raz¨®n a quienes dicen que no existe aut¨¦ntica oposici¨®n parlamentaria. Su casi absoluto silencio tanto en el Parlamento nacio nal como en el Parlamento canario ante el acuerdo pesquero recientemente ratificado por las Cortes Espa?olas, frente a la actuaci¨®n de la oposici¨®n de entonces en relaci¨®n con el acuerdo suscrito por un Gobierno de UCD, nos parece todo un ejemplo significativo.
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