Un 'repliegue' que, evoca el hundimiento de un orden pol¨ªtico
La retirada de Beirut, acabada en la madrugada de ayer, de los marines del contingente norteamericano de la fuerza multinacional cierra con el fracaso un cap¨ªtulo de la pol¨ªtica de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo, a pesar de que el presidente Ronald Reagan asegur¨® al firmar la orden de partida que no se trataba ni de una "huida" ni de una "rendici¨®n".Presentado oficialmente por el propio Reagan como un repliegue del contingente hacia posiciones m¨¢s defendibles a bordo de la veintena de barcos de la VI Flota que patrullan en aguas libanesas, la evacuaci¨®n de los infantes de Marina ordenada el 17 de febrero est¨¢ m¨¢s bien en relaci¨®n con otra frase del presidente norteamericano en diciembre, en la que evoc¨® "el total derrumbamiento del. orden en L¨ªbano" entre los motivos que podr¨ªan obligarle a "sacar a los boys" del pa¨ªs.
Al modificar bruscamente su pol¨ªtica en L¨ªbano, la Administraci¨®n Reagan ha perdido parcialmente su credibilidad ante sus aliados ¨¢rabe e israel¨ª en Oriente Pr¨®ximo, y de cara a los tres pa¨ªses europeos integrantes de la fuerza multinacional, cuyos dirigentes han multiplicado las cr¨ªticas al presidente de EE UU tras verse sorprendidos por su anuncio, el 7 de febrero, de la retirada de sus tropas.
El env¨ªo de los marines a Beirut al final de la etapa caliente de la invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano, en septiembre de 1982, se enmarcaba en un plan ambicioso de instauraci¨®n de la pax americana en la regi¨®n, que tambi¨¦n preve¨ªa la soluci¨®n del conflicto palestino-israel¨ª con la creaci¨®n de una entidad asociada a Jordania en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza.
Durante su primer a?o de estancia, la fuerza multinacional cumpli¨® su misi¨®n de protecci¨®n de la poblaci¨®n civil y apoyo a Gemayel. La situaci¨®n se complic¨® con la reactivaci¨®n, en septiembre de 1983, de la guerra civil, lo que la arrastr¨® en la din¨¢mica de la violencia: primeros bombardeos de la artiller¨ªa naval norteamericana para defender a los marines acosados y ayuda al Ej¨¦rcito regular liban¨¦s atacado por las milicias drusa y chifta.
La fuerza multinacional, o por lo menos sus contingentes estadounidense y franc¨¦s, dej¨® entonces de ser neutral en el conflicto, y los jefes de la oposici¨®n, Nabil¨ª Berri y Walid Jumblat, empezaron a exigir su retirada, al tiempo que aumentaban los ataques y atentados contra los marines, hasta que el 23 de octubre 241 norteamericanos fallecieron en la voladura de su cuartel general por el conductor suicida de un cami¨®n de explosivos. En total, 259 marines han muerto en territorio liban¨¦s.
La Administraci¨®n Reagan, que, sacando la lecci¨®n de la ¨²ltima fase activa de la contienda interlibanesa, parec¨ªa dispuesta a reconocer a Siria un derecho de tutela sobre L¨ªbano e intentaba de paso disociarla de su aliado sovi¨¦tico, cambi¨® nuevamente de pol¨ªtica. Convencido de que hab¨ªa instigado el sangriento atentado, Washington adopt¨® una actitud abiertamente hostil al jefe de Estado sirio, Hafez el Asad, que con casi 50.000 soldados controla un tercio del territorio liban¨¦s.
Estados Unidos refuerza entonces su dispositivo naval frente a las costas libanesas, ante las que se concentran una treintena de barcos de guerra, incluidos tres portaviones, cuya fuerza aeronaval entr¨® por primera vez en acci¨®n el 4 de diciembre, bombardeando bater¨ªas antia¨¦reas sirias que hab¨ªan abierto fuego, sin alcanzarlos, contra aviones de reconocimiento norteamericanos.
Pero ni las incursiones de la aeronaval, ni los golpes asestados por los ca?ones del superacorazado New Jersey, que disparan proyectiles de 1.200 kilos, consiguen doblegar la voluntad del presidente sirio, para el que "L¨ªbano y Siria" constituyen una sola naci¨®n.
Las crecientes presiones de un Congreso cada vez m¨¢s reacio y de una opini¨®n p¨²blica cada vez m¨¢s hostil a la presencia militar de EE UU en L¨ªbano, combinadas con las sucesivas derrotas del Ej¨¦rcito de Gemayel, incitaron a Reagan a ordenar la evacuaci¨®n de los marines, que se esforz¨® por disimular tomando simult¨¢neamente una decisi¨®n aparentemente en¨¦rgica, pero no siempre aplicada: la entrada en acci¨®n de la VI Flota cada vez que el sector cristiano de Beirut sea bombardeado por ca?ones drusos o sirios.
Ronald Reagan sufre as¨ª un grave rev¨¦s en pol¨ªtica exterior en un pa¨ªs cuya permanencia en la esfera de influencia occidental hab¨ªa considerado "vital".
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