Huelgas a favor de la sindicaci¨®n de los 'esp¨ªas electr¨®nicos' en el Reino Unido

Autobuses, trenes, servicios p¨²blicos y sanitarios dejar¨¢n de funcionar hoy en Gran Breta?a durante varias horas como muestra de solidaridad con los trabajadores del Centro de Comunicaciones de Cheltenham -una de las redes de espionaje electr¨®nico m¨¢s importantes de Occidente-, a quienes el Gobierno conservador ha prohibido sindicarse.La mini huelga general ha sido convocada por el Congreso de las Trade Unions (TUC), que considera que la prohibici¨®n es un ataque frontal contra la libertad sindical. "Es la primera vez en la historia que un primer ministro se atreve a decir en este pa¨ªs que una persona que pertenece a las Trade Unions no es patriota ni digna de confianza", afirm¨® el secretario general del TUC, Len Murray.
La decisi¨®n se ha convertido en un avispero para Margaret Thatcher y para el secretario del Foreign Office, Geoffrey Howe, a quienes muchos diputados conservadores reprochan la "absoluta falta de tacto" con que han abordado el problema.
La prohibici¨®n fue anunciada hace m¨¢s de tres semanas. Los funcionarios de Cheltenham que ya pertenec¨ªan a los sindicatos recibieron una alternativa: darse de baja y cobrar 1.000 libras (220.000 pesetas) como indemnizaci¨®n o ser trasladados a otro servicio. S¨ª no aceptaban ni una cosa hi otra ser¨ªan despedidos fulminantemente. Thatcher afirm¨® que un centro tan importante para la seguridad de Occidente no puede tener una huelga.
El sindicato respondi¨® ofreciendo un compromiso: garantizaba que no interrumpir¨ªa el trabajo en Cheltenham en ning¨²n caso. Un comit¨¦ parlamentario, con representaci¨®n conservadora, aconsej¨® al Gobierno que negociara y aceptara el compromiso, pero Margaret Thatcher se neg¨® a ello.
Pese a que el Gobierno lo ha desmentido en repetidas ocasiones, cada d¨ªa es m¨¢s evidente que la decisi¨®n de prohibir la sindicaci¨®n responde a presiones norteamericanas. Cheltenham est¨¢ conectado con un centro similar al de la CIA en Estados Unidos. Washington quiere que se obligue a los funcionarios del centro brit¨¢nico a someterse peri¨®dicamente a un detector de mentiras, a lo que los sindicatos se han negado por considerar que es un m¨¦todo sin validez cient¨ªfica.
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