Elogio de la fragilidad
Hab¨ªa empezado a escribir una reflexi¨®n sobre la fragilidad cuando cay¨® en mis manos un art¨ªculo de Caro Baroja, nuestro ilustre antrop¨®logo, en el que afirma que, despu¨¦s de una vida dedicada al estudio, ha llegado a la conclusi¨®n de que no sabe lo que es la cultura; pero tampoco lo contrario, la incultura.?Es la de Caro Baroja fragilidad cultural o recia sabidur¨ªa? Tambi¨¦n cuentan que Einstein, antes de morir, afirm¨® que hab¨ªa tenido una sola idea en la vida, la de la relatividad, y que no estaba seguro de que fuera cierta. ?Otra mente fr¨¢gil, la del gran f¨ªsico y matem¨¢tico?
Por su parte, el gran fil¨®sofo italiano Norberto Bobbio, en un discurso pronunciado en la Academia Espa?ola de Bellas Artes en Roma, defini¨® la filosof¨ªa como la ciencia que hace preguntas aun sin saber si tienen respuestas, y que sigue haci¨¦ndolas cuando tiene la certeza de que no las hay. Y pronunci¨® estas palabras a dos pasos de la Embajada espa?ola, que durante 40 a?os de s¨®lido franquismo hab¨ªa escuchado s¨®lo palabras dogm¨¢ticas y pronunciado respuestas sin preguntas, arrogantes insultos a la cultura de la duda y de la b¨²squeda y desprecios hacia cuanto llevaba el sello de la diversidad.
Es verdad que la fragilidad no ha tenido nunca ap¨®stoles fervorosos, mientras que ha habido m¨¢rtires de la fortaleza; y que existe hasta una virtud cardinal que exalta la potencia mientras cabe. s¨®lo misericordia y perd¨®n para lo quebradizo.
Vivimos momentos de una incre¨ªble babel conceptual y sem¨¢ntica. Y comprendo que hasta sea dif¨ªcil definir la incultura misma. El fino y agudo escritor siciliano Leonardo Sciascia se sinti¨® perdido y horrorizado dentro del Parlamento -infierno de las palabras, dijo- en el que se sinti¨® perdido, hasta el punto de abandonarlo. "Soy tan avaro de las s¨ªlabas...", me dec¨ªa una tarde en la que sufr¨ªa de una fuerte hemicrania.
Hasta los artistas se han dado cuenta de que existe una inflaci¨®n de la palabra, que se est¨¢ perdiendo credibilidad, y por eso est¨¢n haciendo de nuevo un cine casi mudo, fuertemente gestual: desde Fellini a Saura. Fellini rechazaba hace poco un coloquio con periodistas repitiendo como un disco: "No tengo palabras. Ya lo he dicho todo con mis im¨¢genes, todo".
Y, a pesar de ello, dicen que siguen matando m¨¢s las palabras que los hechos o las cosas. Los creyentes aseguran que fue una palabra la que cre¨® el mundo y que s¨®lo una palabra, maldita, podr¨¢ destruirlo. Pero, volviendo a la fragilidad, me pregunto si a lo que damos el sentido de fr¨¢gil es de verdad sin¨®nimo de debilidad y si lo que calificamos de fuerte equivale a sensatez, sabidur¨ªa y seguridad.
Porque nunca he visto a nadie m¨¢s seguro de s¨ª; m¨¢s aparentemente fuerte, que a un fascista. Seguros se sienten todos los dogm¨¢ficos del mundo. Los dioses no se equivocan. La impiedad no tiene retorno. La dictadura es inflexible. El nazismo era potencia. El franquismo tuvo el sabor de lo eterno. El fanatismo es acero vivo. A los torturadores no los quiebra el infarto. La pena de muerte la a?oran los fuertes de este mundo. Los violentos conquistan las fronteras. Son fuertes los que no cambian de idea. Los que mueren sin haber conocido la duda o el miedo. As¨ª se piensa, por lo menos. Mientras, al rev¨¦s, yo advierto con extra?eza que es fr¨¢gil y quebradizo todo lo que aman los sabios. La libertad: basta un tirano de turno para que te la arranquen como una muela. La democracia: es siempre flor de invernadero. El amor: no es verdad que es m¨¢s fuerte que la muerte, porque, si no, la vida no ser¨ªa fr¨¢gil como una pompa de jab¨®n.
Son fr¨¢giles la sencillez, la espontaneidad, la intimidad, la incertidumbre, la locura, la diversidad, la duda, la sinceridad, la alegr¨ªa, la iron¨ªa, la b¨²squeda... Y ahora me doy cuenta de que todas estas fragilidades tienen g¨¦nero femenino. Fr¨¢gil tambi¨¦n, como la mujer: la m¨¢s fr¨¢gil, aunque los fuertes no acaban de entender por qu¨¦ la mujer acaba viviendo m¨¢s, por qu¨¦ es m¨¢s, dura ante la tortura, por qu¨¦ es m¨¢s dificil doblegar su esp¨ªritu, por qu¨¦ s¨®lo la mujer es capaz de parir.
Me he preguntado muchas veces si es m¨¢s fuerte un hombre con dudas o uno con certezas, uno capaz de llorar o el estoico impasible, el guerrero o el explorador, el bur¨®crata o el artista.
No hay nada m¨¢s fr¨¢gil que un ni?o reci¨¦n nacido, pero tambi¨¦n nada m¨¢s seguro, porque se trata de una fragilidad arropada por la fuerza de los dem¨¢s. Sobre ¨¦l vigilan mil ojos atentos, mil brazos poderosos; es imposible que se caiga. Nadie se olvida de ¨¦l. Aqu¨ª s¨ª que el amor hacia esa fragilidad reci¨¦n nacida se hace fuerte, sin permitirse debilidades.
Pasa a la p¨¢gina 10
Viene de la p¨¢gina 9
Nada m¨¢s fuerte que la bomba at¨®mica, pero tambi¨¦n nada m¨¢s d¨¦bil, porque su fuerza asusta y espanta tanto que s¨®lo un loco la tocar¨ªa. Es m¨¢s peligroso un cuchillo, o una pistola, o un tubo de gas. Lo fuerte acaba siendo temido, distanciado, dejado en soledad. No atrae, o atrae s¨®lo agresividad y odio. Lo fr¨¢gil -que no es sin¨®nimo de d¨¦bil, sino de acogedor, porque acepta ser completado, abrazado, defendido, comprendido- arrastra, porque no da miedo, no te juzga ni te condena. No te anula, porque te necesita.
La fragilidad es sin¨®nimo de una sabidur¨ªa que no pretende saberlo todo y puede hasta no saber nunca nada definitivo y seguro. La fragilidad es sin¨®nimo de arte, de algo que se puede quebrar y resquebrajar mil veces y otras tantas recomponer; que no conoce d¨®nde empiezan o acaban las cosas; que sabe que nada es imposible, porque todo puede ser mentira o verdad. La fragilidad, sin¨®nimo de estupor inteligente, de curiosidad como voluntad de seguir descubriendo fragilidad, como reconocin¨²ento de que el misterio no se agota ni se resuelve con una ra¨ªz cuadrada, de que Dios no tiene un solo nombre, y que hasta puede apellidarse incredulidad; que es tambi¨¦n respeto y estupor ante lo que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de nuestros cromosomas. Esta fragilidad, pienso yo, es lo m¨¢s fuerte de la vida, lo m¨¢s fecundo, lo que mueve las ra¨ªces de las cosas, lo que acaba triunfando, sobre todos los fascismos est¨¦riles de la historia.
Fragilidad que no es sin¨®nimo de dulzoner¨ªa, ni menos a¨²n de adulto infantilismo, o, lo que es peor, de c¨ªnica y sat¨¢nica ternura. Se dice que el Caudillo dibujaba florecitas alrededor de los nombres de algunos espa?oles fr¨¢giles, que hab¨ªa decidido eliminar, con el garrote vil o el fusilamiento, mientras Tomaba caf¨¦.Y no s¨¦ si la flor que pintaba hasta era distinta seg¨²n el juego mortal que hab¨ªa decidido para cada uno de los condenados.
Porque no hay fragilidad m¨¢s fr¨¢gil que la del tirano de turno o la de los diversos Torquemada; ni fortaleza m¨¢s fuerte que la del que est¨¢ dispuesto hasta morir antes que aceptar que est¨¢ ya escrita la ¨²ltima palabra de la historia y que te la han escrito los otros para ti.
Un gran te¨®logo dominico me dijo antes de morir: "Puede llegar a ser f¨¢cil la fe, y hasta el desprendimiento y la generosidad. Lo m¨¢s dif¨ªcil de la vida ser¨¢ siempre la esperanza". Y ¨¦sta ?no es s¨®lo un lujo de los fr¨¢giles? Los fuertes, que no conocen la duda, no pueden saber lo que es la esperanza, s¨®lo los ni?os lo esperan. Porque, incluso cuando ya no creen en los Reyes Magos, siguen cerrando los ojos para que no pasen de largo. ?Ser¨¢n ellos, fr¨¢giles como el cristal, los que posean la ¨²nica esperanza?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.