Los errores de RTVE

La verdad es que los espa?oles apagamos el televisor cada d¨ªa con m¨¢s frecuencia.Parec¨ªa que este medio de comunicaci¨®n no pod¨ªa ir a peor, pero ?s¨ª!, va a peor:

Mienten, faltan al respeto, son obsesos y chabacanos. Comprendo que son acusaciones fuertes y paso a explicarlas.

Mienten porque en el programa del domingo 5 de febrero por la noche, sobre la guerra civil espa?ola, proyectaron una fotograf¨ªa sobre el trato que recibieron las mujeres del bando republicano, despu¨¦s de la guerra, bajo el r¨¦gimen del general¨ªsimo Franco. En esta fotograf¨ªa, ?impresionante!, sal¨ªan las mujeres desnudas como ganado, con sus hijos en brazos, s¨®lo que... era una fotograf¨ªa del campo de concentraci¨®n de Treblinka y fue entregada por uno de los hombres que pudo escapar, el fot¨®grafo Georges Melot. Todo el que quiera puede comprobarlo en el libro de Jacques Borge y Nicolas Viasnoff, titulado Las fotograf¨ªas del siglo, editado en 1976. Como se puede ver es una forma poco veraz de contarnos la posguerra.

Faltan al respeto: a la religi¨®n cat¨®lica, que da la casualidad de ser la de casi todos los espa?oles.

Estoy harta de o¨ªr que democracia es, entre otras cosas, respetar la opini¨®n de los dem¨¢s. Pues bien, a m¨ª y a mucha m¨¢s gente nos molesta que el Padre Nuestro se tome a chacota en el ordinario y vulgar¨ªsimo programa, tambi¨¦n del domingo, titulado Y, sin embargo, te quiero. Si a estos se?ores no les merece respeto la oraci¨®n que nos leg¨® el mismo Dios, all¨¢ ellos, pero que respeten el sentir de los dem¨¢s.

Obsesos, por la obsesi¨®n por el sexo, que se ha convertido ¨²ltimamente en un monotema para Televisi¨®n Espa?ola. Cuando el hombre tiene tantas y tan variadas cosas por las que interesarse, el colmo del mal gusto, me parece, que nos anuncien novelas er¨®ticas, dici¨¦ndonos que antes estas cosas se ocultaban por pudor, ?c¨®mo si el pudor fuera algo malo o pasado de moda!

Y no me gustar¨ªa acabar el escrito sin comentar algo sobre los pr¨®gramas de la se?orita Mil¨¢. En el ultimo nos present¨® a un travesti, que nos solt¨® toda clase de aberraciones con la sonrisa complacida de la susodicha se?orita. El ¨²nico consuelo fue ver que la gente joven con la que yo estaba apag¨® el televisor. Qu¨¦ pena que Televisi¨®n Espa?ola no se decida a ir por otras v¨ªas m¨¢s alegres, limpias y cultas, ya que el bien que ellos pueden hacer es incalculable. / .