No basta la buena voluntad

The Chameleons pertenecen a esa moda algo ya gastada en el pop anglosaj¨®n de la nueva sicodelia. Salvo honrosas excepciones -U2, Echo and the bunnymen-, este revival ha conseguido convertir en m¨²sica de g¨¦nero lo que fuera una de las corrientes m¨¢s individualistas de la era dorada de la m¨²sica pop. El concierto del s¨¢bado de The Chameleons fue uno de los m¨¢s desafortunados que hemos presenciado. Con un sonido t¨¦cnicamente p¨¦simo y la faringitis del cantante en contra, apostaron por la buena voluntad y perdieron.Con un gesto de cortarse el cuello con el dedo ¨ªndice y el expresivo vocablo caput, el vocalista pidi¨® aniticipadas disculpas por su ataque de afon¨ªa. Estando tan mal las cosas, lo mejor hubiera sido no tocar. Pero The Chameleons no lo entendieron as¨ª y se tiraron al lodo de lo fisicarnente imposible. Abrieron con un terrible gallo y No te caigas, uno de los dos ¨²nicos temas interesantes de su elep¨¦ Script of the bridge -el otro es Pa¨ªs de monos- Si ya en el disco los temas resultan bastante mon¨®tonos, en directo, con una voz enferma y gran confusi¨®n de ruidos, la cosa sonaba a easete con las pilas gastadas. Un rnartirio que el p¨²blico, en un exceso ole benevolencia, acogi¨® con pitos y palmas.

Resulta chocante, aun estando en carnaval, la infinita paciencia del respetable para digerir productos en malas condiciones. Y puede ser de tan buena educaci¨®n como suicida el sentirse a gusto en el seno de espect¨¢culos tan poco gratos.