Emilio Gonz¨¢lez L¨®pez
El ex diputado gallego, que fue el primer catedr¨¢tico de la Rep¨²blica, ejerce su magisterio en Nueva York y es ornit¨®logo en el Central Park
Desde 1976, y de cuando en cuando, Emilio Gonz¨¢lez deja su despacho de la City University neoyorquina, donde dirige un programa doctoral al frente de un equipo multidisciplinar, y vuelve a los or¨ªgenes con un nuevo libro bajo el brazo, un pelda?o m¨¢s en esa monumental historia de Galicia que ha ido perge?ando con el oc¨¦ano por medio. El volumen presentado la pasada semana trata de El reinado de Isabel II en Galicia, pero la parte m¨¢s entra?able de su reconstrucci¨®n hist¨®rica ser¨¢ siempre Bajo las luces de la Ilustraci¨®n. Y no, precisamente, por azar acad¨¦mico. De alguna forma, ¨¦l es una prolongaci¨®n, con ra¨ªces proletarias, de aquel renacimiento que quiso consagrar la primavera. Por las ma?anas puede verse al ex diputado republicano grabando sonidos de p¨¢jaros en el Central Park.
El Gonz¨¢lez tree es el ¨²ltimo de los robles en florecer, all¨¢ en el Central Park. Este ¨¢rbol sure?o, de hojas peque?as y aserradas, se viste de fiesta por mayo. Don Emilio habla de su hom¨®nimo vegetal con la minuciosidad de quien describe el propio cuerpo, su piel arrugada y octogenaria. Ante el r¨®tulo, algunos paseantes incr¨¦dulos acuden al fichero naturalista del parque Las primeras ra¨ªces de Emilio Gonz¨¢lez L¨®pez, que hoy luce un pelo cano hasta el resplandor, brotaron el 15 de noviembre de 1903 en San Roque de Azora, un barrio-aldea coru?¨¦s, anta?o poblado de marineros y labradores y hoy sepultado bajo las fauces del Moloch. El reencarnarlo en ¨¢rbol ha sido el mejor de los homenajes que pudiera so?ar. Tras largos a?os de lucha, exilio y traves¨ªa, su patria sigue estando en aquel barrio impregnado de verdor y mar.El padre de Emilio era un tip¨®grafo dirigente del Ateneo obrero Germinal, donde "se inici¨® mi amor por las humanidades y las ciencias sociales". El magisterio del fil¨®sofo Xohan Vicente Viqueira, en La Coru?a, y de Jim¨¦nez de Asua, en la facultad de Derecho de Madrid, ser¨ªan definitivos en su formaci¨®n. "Eran unos profesores liberales y yo un estudiante agresivo". Fundador y primer secretario general de la Federaci¨®n Universitaria Espa?ola (FUE), durante la dictadura de Primo de Rivera, ser¨ªa tambi¨¦n el primer catedr¨¢tico de la Rep¨²blica. "Gan¨¦ la c¨¢tedra un mes antes de la proclamaci¨®n y los papeles se firmaron despu¨¦s". Diputado por la Organizaci¨®n Republicana Gallega (ORGA) a los 27 a?os, ser¨ªa reelegido en las tres legislaturas.
En diciembre de 1938 fue enviado a Ginebra, formando parte de la delegaci¨®n espa?ola en la Liga de las Naciones. Tras la fachada diplom¨¢tica, la misi¨®n de Emilio Gonz¨¢lez ser¨ªa, esta vez, dirigir una red de espionaje en los territorios ocupados por la Alemania nazi. "Era ya demasiado tarde para todo".
Tras la derrota, Am¨¦rica, Am¨¦rica. "Pronto me di cuenta de que ni el pasaporte diplom¨¢tico ni los t¨ªtulos bastaban para rehacer la vida en Estados Unidos y me prepar¨¦ para ser un emigrante m¨¢s. En los Estados Unidos publica su Historia de la civilizaci¨®n espa?ola, varias veces reeditada, y se le abren las puertas de la Universidad.
Pero este hombre, que todos los d¨ªas sale a las ocho de la ma?ana de su apartamento en la 57 Street y camina por ese mundo fascinante que es la calle 42 hasta un tranquilo despacho universitario, es, sobre todo, un hu¨¦sped ilustre del Central Park. Un ornit¨®logo que no usa prism¨¢ticos y que distingue como nadie las quince clases de gorri¨®n americano -"el europeo, ya sabes, no canta"-. A este pol¨ªtico y esp¨ªa al servicio de la Rep¨²blica, jurista, periodista, historiador, catedr¨¢tico, el New York Times le dedic¨® una peque?a columna por saber leer en los misterios del Central Park. Por eso, tambi¨¦n, all¨ª hay un ¨¢rbol que lleva su mismo nombre.
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