Huelgas y manifestaciones
Parece como si el Gobierno socialista se hubiera cre¨ªdo que por ser de izquierdas (y a¨²n esto es dudoso hoy d¨ªa) iba a gozar de paz social sin molestas huelgas ni estridentes manifestaciones. Parece como si hubieran pensado que huelgas y manifestaciones (derecho leg¨ªtimo del sufrido trabajador) no cab¨ªan dentro de su legislatura y que la posibilidad de hacer uso de este derecho era m¨ªnima, dado que ellos eran... socialistas.Ahora resulta que la ¨²nica respuesta que tienen frente a las numerosas huelgas y manifestaciones (que, desgraciadamente, nos hunde m¨¢s en la crisis) es la de intoxicar a la opini¨®n p¨²blica haciendo pasar a Marcelino Camacho por un Tejero sin pistolas, pero con martillos, y al sindicato que dirige, CC OO, como una fuerza nueva reconstituida. Esto, se?ores pol¨ªticos, no es serio. De esta forma no s¨®lo insultan a Marcelino Camacho y a CC OO, sino que desprecian al pueblo llano, a los pobres que no tienen otra esperanza en la actualidad que la de ser defendidos por un sindicato que ha demostrado una y mil veces su eficiencia, en favor del obrero.
?C¨®mo se puede tachar a un sindicato de izquierda que se ha caracterizado por su incansable lucha en pos de la democracia en los a?os m¨¢s duros de la represi¨®n franquista de desestabilizador? ?Acaso cree Felipe Gonz¨¢lez que Marcelino Camacho s¨®lo pretende crear malestar social para de esta forma facilitar los estados de cabreo y los ruidos de sables?
Adem¨¢s resulta que economistas eminentes (l¨¦ase Tamames o Fuentes Quintana) se ponen de acuerdo en calificar de inadecuada la pol¨ªtica econ¨®mica en lo referente a la creaci¨®n o mantenimiento de los puestos de trabajo y que, en lo b¨¢sico, no contradicen, sino que confirman las desestabilizadoras teor¨ªas de Marcelino Camacho y de CC OO. El problema de fondo, siendo grave, puede tener soluci¨®n. Pero ¨¦sta no debe venir de un enriquecimiento mayor de los ricos y un mayor empobrecimiento de los pobres, sino del en estos d¨ªas tan famoso pacto social, sin temer las "horribles f¨¢uces" del lobo patronal ni creer en poderes f¨¢cticos desestabilizadores, que no son m¨¢s que demonios escondidos en un cementerio. Si al Gobierno socialista le escuece, que se arrasque, y si le molesta arrascarse, que se preocupe por la masa social que lo llev¨® al poder y no la haga part¨ªcipe ¨²nica y principal de la crisis./
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