Globos de colores y grupos de 'jazz' en la fiesta electoral del senador por Colorado
"Con vuestra ayuda en Ilinois, Nueva York y San Francisco, llegaremos hasta la Casa Blanca", dijo Gary Hart ante centenares de seguidores en la fiesta celebrada anteanoche en el hist¨®rico hotel Mayflower, de Washington, donde celebr¨® con globos de colores y grupos de jazz su victoria electoral del supermartes. En el Capital Hilton, un hotel pr¨®ximo Walter Mondale lanzaba an¨¢logas promesas a sus seguidores, visiblemente contento de "haber frenado" al fen¨®meno Hart en dos Estados del Sur, Georgia y Alabama donde los partidarios de Mondale ven un s¨ªmbolo de resurrecci¨®n.
Tanto Mondale como Hart celebraron sus triunfos con bandas de m¨²sica, esl¨®ganes electorales y promesas de futuro. Pero la diferencia era grande. En el festival Hart, la esperanza era "inesperada" y la alegr¨ªa permit¨ªa cualquier tipo de especulaci¨®n. Entre los partidarios de Mondale quedaba el mal recuerdo de haber perdido inicialmente ante "un desconocido", cuando la victoria de Mondale entre los electores dem¨®cratas se daba pr¨¢cticamente por segura desde un a?o antes de comenzar el complejo y largo per¨ªodo de elecciones primarias o de caucus.La entrada al festejo de Hart costaba 25 d¨®lares (unas 3.700 pesetas), destinados a fondos electorales. Los globos blancos y verdes en forma de coraz¨®n, por la similitud de sonido entre Hart y heart (coraz¨®n), flotaban en el aire, mientras una banda de jazz presentaba al victorioso candidato, acompa?ado de su esposa, Lee. Con los brazos en alto, el peinado a lo Kennedy y una sonrisa permanente, Hart promet¨ªa que "en pocas semanas ser¨¦ un candidato nacional, y Walter Mondale, un candidato regional".
En la vasta sala predominaba la gente joven, la generaci¨®n de los yuppies, diminutivo de una nueva clase social norteamericana, los young urban professional, (j¨®venes profesionales urbanos), en contraste con los hippies (representantes de una generaci¨®n amante de la vida buc¨®lica). Camisas Oxford, con botones en los cuellos, y corazones en las solapas abundaban entre la clientela del festejo de Hart, entre la que hab¨ªa muy pocos negros, a pesar de que Washington es una ciudad con mayor¨ªa de poblaci¨®n de color.
El l¨ªder de los ochenta
"Creo, sinceramente, que es el l¨ªder que necesita Estados Unidos para los a?os ochenta", coment¨®, cerveza en mano, Ray Dubois, de 33 a?os de edad, director de marketing. Dubois explica que en las anteriores elecciones vot¨® por Carter, "pero hoy las cosas son diferentes. La gente joven de este pa¨ªs quiere que se detenga la carrera de armamentos, no desea intervenir en Centroam¨¦rica y necesita un presidente que se preocupe del medio ambiente".Peter Shlaren, tambi¨¦n de 33 a?os, abogado, considera que no es cierto que el programa de Gary Hart sea ingenuo. "No hay que olvidar que Hart ha estado en el Comit¨¦ Militar del Senado durante nueve a?os, donde sus intervenciones son bien conocidas. Hart es un hombre preparado". Para Sandra Portman, de 22 a?os, estudiante en Asuntos P¨²blicos en la Universidad de Indiana, Gary Hart es "el l¨ªder nuevo que necesitarnos los j¨®venes: dem¨®crata y liberal". Sandra vot¨® en 1980 por el candidato independiente, John Anderson.
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