Hart sigue adelante
HACE UN mes la campa?a electoral norteamericana se anunciaba con escaso inter¨¦s, porque su conclusi¨®n estaba predeterminada por dos seguridades: Mondale ser¨ªa el candidato del Partido Dem¨®crata y Reagan derrotar¨ªa a Mondale. La ¨²nica variable que se barajaba era el poco probable acceso de Glenn a la candidatura dem¨®crata. Hoy todas esas previsiones han ido por tierra: la variable se ha esfumado definitivamente; la primera seguridad (Mondale candidato) se ha convertido en algo a¨²n posible, pero ya mucho menos probable; la segunda seguridad (victoria de Reagan) sigue siendo algo bastante probable, pero con crecientes porcentajes de incertidumbre. Un sondeo del Instituto Gallup, publicado por Newsweek, otorga un 49% de votos a Reagan contra 46% a Hart; si el contrincante fuese Mondale, la victoria de Reagan ser¨ªa mucho m¨¢s neta, 54% contra 42%.De los resultados del martes pasado, lo m¨¢s impresionante no es tanto el triunfo neto de Hart en Massachusetts, Estado universitario y progresista, sino el que ha obtenido en Florida: en un lugar en el que el voto dem¨®crata es m¨¢s bien moderado y conservador, y el resultado logrado en Georgia (casi a la par con Mondale, apoyado ¨¦ste por Carter). No cabe duda de que Gary Hart est¨¢ logrando introducir en la campa?a electoral nuevos factores, que sacan un poco la batalla pol¨ªtica de los marcos tradicionales, de los enfrentamientos bien calculados por las respectivas m¨¢quinas de los partidos. La idea de salir de los caminos trillados tiene un gran atractivo, desde luego para el electorado joven, pero tambi¨¦n para otros numerosos sectores de la poblaci¨®n. Sin embargo, los ¨²ltimos ¨¦xitos de Hart, por importantes que sean, no zanjan la cuesti¨®n. Cabr¨ªa decir que Mondale ha obtenido en Alabama y Georgia los m¨ªnimos resultados victoriosos que le permiten continuar. En Illinois el martes que viene, y en Nueva York el 3 de abril se decantar¨¢ de un modo mucho m¨¢s claro el futuro, no muy claro en la actualidad, de Walter Mondale.
Hay que tener en cuenta que el Partido Dem¨®crata es una especie de federaci¨®n bastante abigarrada, en la que caben desde el Comit¨¦ por la Democracia Socialista hasta grupos moderados. En las pr¨®ximas primarias en Chicago y Nueva York se manifestar¨¢ con mucha mayor claridad si el apoyo oficial a Mondale de la direcci¨®n de la central sindical AFL-CIO lleva consigo el voto de los trabajadores, cosa que hasta ahora aparece m¨¢s bien dudosa. Otro factor esencial en el voto dem¨®crata es el peso considerable de las poblaciones negra e hispana; ambas representan porcentajes muy altos en Chicago y Nueva York. Aparte de otros factores, ser¨¢, sobre todo, a partir del 3 de abril cuando se perfilar¨¢ la composici¨®n de la convenci¨®n dem¨®crata de San Francisco, en el pr¨®ximo mes de julio. Si ¨¦sta tendr¨¢ que registrar y refrendar una marea de fondo en favor de Hart, o si ser¨¢ una conferencia de componendas de pasillos, de las que podr¨ªa salir incluso un ticket contradictorio, para aunar el m¨¢ximo de voluntades, lo que no siempre es muy rentable de cara al electorado.
Por ahora, los principales l¨ªderes dem¨®cratas est¨¢n enzarzados sobre todo en la pol¨¦mica que les enfrenta entre s¨ª. Mientras tanto, Reagan observa. No tiene contrincante en su partido. Dispone de la enorme fuerza que da estar ya en la Casa Blanca y de presentar una recuperaci¨®n econ¨®mica, sin duda unilateral, que aventaja sobre todo a los ya favorecidos, pero que es real y aleja las nubes m¨¢s negras de la crisis. Pero ¨²ltimamente crece la inquietud en el estado mayor electoral republicano. Un Mondale se presentar¨ªa contra Reagan con su experiencia de vicepresidente del per¨ªodo de Carter; pero eso "sino le obligar¨ªa en cierto modo a simbolizar un retorno al pasado; a un pasado nada agradable para la memoria norteamericana. Mondale contra Reagan ser¨ªa un poco repetir la batalla de 1980. Y es muy dif¨ªcil, en ese marco, imaginar algo que no sea la victoria de Reagan. Pero Hart, con sus ideas nuevas, viene a romper precisamente ese esquema. El desprecio que Mondale mostr¨® en un principio hacia esa plataforma de ideas nuevas le est¨¢ costando caro. Para Reagan se dibuja el peligro de una campa?a electoral en la que, por los programas y tambi¨¦n por las personas (no es peque?a la desventaja de sus 73 a?os), se enfrente lo joven a lo viejo, las ideas nuevas a las ideas consagradas, el futuro al pasado. James Reston recuerda, quiz¨¢ con cierta crueldad, en The New York Times que despu¨¦s de haber llevado su pa¨ªs a la victoria en la guerra, Winston Churchill fue derrotado por los electores ingleses, que, a pesar del cari?o que sent¨ªan por ¨¦l, no pod¨ªan considerarle como un hombre capaz de afrontar el futuro. En condiciones totalmente diferentes, no cabe duda que lo realmente dif¨ªcil para Reagan es convencer de que puede ser un hombre de futuro.
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