La advertencia murciana
LA CRISIS abierta a consecuencia de la tentativa de soborno a dos periodistas de La Verdad, realizada por un concejal socialista, responsable, adem¨¢s, de las finanzas del PSOE en la regi¨®n, no qued¨® cerrada con la dimisi¨®n como presidente de la comunidad aut¨®noma de Murcia de Andr¨¦s Hern¨¢ndez Ros, beneficiario del silencio informativo y cr¨ªtico que la operaci¨®n se propon¨ªa obtener a cambio de medio mill¨®n de pesetas. El bochornoso incidente, en el que aparece mezclado -como en tantos otros asuntos oscuros de los ¨²ltimos meses- un agente que ha trabajado para el CESID, constituye, seg¨²n parece, tan s¨®lo la parte visible de una oscura situaci¨®n, en la que se dan cita las luchas intrapartidistas por el poder, el tr¨¢fico de influencias, el caciquismo, los delirios de grandeza arbitristas y la propensi¨®n de los pol¨ªticos a lavar la ropa sucia a espaldas de los electores. Pese a ello, Andr¨¦s Hern¨¢ndez Ros se mantiene en la secretar¨ªa general de la organizaci¨®n murciana del PSOE, puesto del que s¨®lo podr¨ªa desalojarle una segunda dimisi¨®n a tiempo, la adopci¨®n de medidas disciplinarias por la direcci¨®n socialista o la celebraci¨®n de un congreso extraordinario.El descubrimiento de la fechor¨ªa perpetrada en Murcia obliga a los dirigentes socialistas a preguntarse tambi¨¦n por lo que sucede en otras comunidades. Adem¨¢s del intento de soborno a los dos periodistas de La Verdad, la pol¨¦micaen tomo a la gesti¨®n del primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza y las cr¨ªticas dirigidas contra el presidente de la comunidad aut¨®noma de Castilla y Le¨®n ponen de manifiesto los brotes degenerativos del poder. La reciente y urgente incorporaci¨®n a la gesti¨®n de los recursos p¨²blicos de miles de personas ha podido propiciar fen¨®menos de este tipo. Corresponde. a los ¨®rganos de direcci¨®n del PSOE librar a su propia imagen de la sombra de la duda mediante las medidas necesarias para cortar de ra¨ªz esas tendencias.
Los vientos del poder han vuelto contra algunos sectores del partido gobernante las acusaciones de despilfarro del dinero p¨²blico, clientelismo y corruptelas dirigidas por los socialistas contra sus adversarios cuando permanec¨ªan en la oposici¨®n. Hay un gran n¨²mero de personalidades pol¨ªticas en el Gobierno y en el PSOE, comenzando por el propio jefe del poder ejecutivo, de los que los ciudadanos pueden esperar una acci¨®n sostenida y responsable, situada en las ant¨ªpodas de los gestos demag¨®gicos y de la caza de brujas, para frenar esas manifestaciones. En buena medida, los espa?oles votaron a los candidatos del PSOE en las elecciones legislativas y locales por sus promesas de una administraci¨®n honrada y escrupulosa de los recursos presupuestarios. Esa confianza no puede quedar defraudada y el Gobierno tiene que corregir unas desviaciones que, aunque inevitables en su origen por simples razones estad¨ªsticas, pueden arruinar su prestigio.
Por lo dem¨¢s, la dimisi¨®n de Andr¨¦s Hern¨¢ndez Ros como presidente de la comunidad de Murcia ha sido precedida por la renuncia de los presidentes de las comunidades aut¨®nomas de Andaluc¨ªa (tambi¨¦n socialista) y de Cantabria (elegido en las listas de Coalici¨®n Popular). Esa coincidencia en el tiempo de situaciones conflictivas, cada de una de ellas debida a motivos distintos, mueve a la reflexi¨®n sobre las dificultades de rodaje del Estado de las autonom¨ªas, sometido a la tensi¨®n de los enfrentamientos entre las esferas locales de poder y los centros de decisi¨®n nacionales. El peligro de que la prepotencia de las instancias centrales de los partidos aplaste las discrepancias de la base no es menor que el riesgo de que las fuerzas caciquiles locales malversen el significado de las formaciones pol¨ªticas de ¨¢mbito estatal.
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