'Lola la Piconera' , nadie m¨¢s espa?ola
Lo dicen los soldados de Napole¨®n cuando intentan conquistar C¨¢diz: "Nadie m¨¢s gaditana y espa?ola que Lola la Piconera". Y ella lo corrobora cuando entusiasma a los seguidores de sus coplas, tan cabizbajos por la penetraci¨®n francesa, momentos antes de organizar un curioso desfile militar en pleno mes¨®n: "Si nos llega la muerte, que nos llegue cantando". Y lo demuestra m¨¢s veces: "En salmos de muerte se me volver¨ªan las coplas si esto se llenara de gabachos". "Soy espaflola hasta el dedo chico del pie y antifranchuta hasta el ¨²ltimo pliegue de la enagua, por no citar otro sitio m¨¢s escond¨ªo". Y grita que "con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones", y hace que el pueblo entero reclame brazo en alto ?guerra, guerra, guerra!...".Estamos, pues, ante la biograf¨ªa de una patriota, seg¨²n el concepto que el cine espa?ol de la ¨¦poca (1951) ten¨ªa a¨²n de su m¨ªtica. La acci¨®n de la pel¨ªcula se desarrolla durante la invasi¨®n francesa, pero es obvio que repite las consignas de la guerra civil, acabada doce a?os antes. Una mezcla de propuestas conciliadoras ("ojal¨¢ desapareciera todo lo que nos separa") y de conceptos b¨¦licos ("las hordas napole¨®nicas") se reparten por la pel¨ªcula comunicando al espectador la sensaci¨®n de que no hay quien nos pueda ("para perseguir a una espa?ola no basta un hombre solo), y de que los enemigos de Espa?a saben que nuestro pa¨ªs era "el ¨²ltimo reducto de la libertad".
Las bromas sobre el sistema parlamentario son tambi¨¦n claras ("hablan tan bien que ni se les entiende"), aunque contradictorias, ya que quien tuvo una rotunda intervenci¨®n en las Cortes es aclamado ese mismo d¨ªa por el pueblo llano: peque?o l¨ªo habitual en aquel cine que quer¨ªa encontrar en el pasado razones para justificar el presente.
Lola la Piconera enlaza, por otra parte, con el drama pasional. Ella, tan heroica y espa?ola, no puede ocultar su amor por un soldado franc¨¦s, y de ah¨ª que sea v¨ªctima de las intrigas de un traidor ("sin traidores no hubieran sido posibles muchas de las victorias de los franceses") y encuentre la muerte. El cine espa?ol de posguerra se las ingeniaba para castigar el amor no tradicional. Fueron raras las pel¨ªculas en que no, se condenaba dr¨¢sticamente a quien amaba fuera de la ortodoxia del matrimonio.
Juanita Reina no dejaba por ello de sonre¨ªr. Vivaracha, quer¨ªa dar el tono p¨ªcaro de la andaluza a tope y, al tiempo, la mustia trascendencia del cine hist¨®rico: combinaci¨®n a la que era asiduo el director Luis Luc¨ªa, recientemente fallecido. A veces se le fue la mano con tales mezclas. En Lola la Piconera, la brusca y larga interrupci¨®n del ballet de Ana Esmeralda quiso a?adir un nuevo y ambicioso tono art¨ªstico, pero s¨®lo alej¨® al espectador de la trama, que dif¨ªcilmente se recupera luego. En todo caso, el cuidado en el encuadre y la puesta en escena muestran ese clasicismo de Lucia que, de haber logrado evitar el aire subdesarrollado de todo el filme, hubiera podido hacer una pel¨ªcula tan corriente como otras muchas que llegaban entonces del extranjero.
Lola la Piconera se emite hoy a las, 20.35 por la segunda cadena dentro del espacio La noche del cine espa?ol.
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