Secuelas de la inmigraci¨®n
Si la seguridad ciudadana es un asunto que se presta a f¨¢ciles demagogias, no menor riesgo supone la acci¨®n destinada a proteger al ciudadano. Es dentro de este contexto que debe entenderse la reciente medida de expulsi¨®n de Barcelona de otros 15 extranjeros sin permiso de trabajo.Cuando el paro, seg¨²n las ¨²ltimas estimaciones, afecta en Espa?a al 18,57% de la poblaci¨®n activa, parece l¨®gico que las autoridades se planteen seriamente la protecci¨®n del propio mercado laboral, como ocurre en cualquier pa¨ªs civilizado del mundo. El extranjero indocumentado que aterriza en una ciudad como Barcelona suele ser presa f¨¢cil de empresarios desaprensivos y de turbias mafias que trafican con lo que algunos han llamado refugiados del hambre, un mercado mucho m¨¢s lumpen, si cabe, que el del parado espa?ol. La citada medida puede merecer esta primera reflexi¨®n: los inmigrantes extranjeros que llegan a un pa¨ªs como el nuestro, inmerso en una grave crisis econ¨®mica y laboral, deben tener conocimiento de las dificultades que supone la consecuci¨®n de un puesto de trabajo, con anterioridad a su venida a Espa?a.
Este tipo de actuaciones, sin embargo, puede tener, si no va acompa?ado de claridad en el terreno legislativo y, sobre todo, de la actuaci¨®n en¨¦rgica sobre esas mafias que trafican con la miseria humana, una vertiente peligrosamente ego¨ªsta. ?No hemos o¨ªdo tantas veces las quejas de los emigrantes espa?oles en Europa sobre su discriminaci¨®n en esos lugares? Hay que esperar de los actuales gobernantes suficiente sensibilidad como para equilibrar esa dif¨ªcil balanza, y que la protecci¨®n de los espa?oles no suponga la discriminaci¨®n de otros seres humanos.( ... )
19 de marzo
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