El poder
?Qu¨¦ es un superhombre? Alguien que puede pasar a la eternidad por una simple picadura de mosquito. Nietzsche es un inseminador artificial cuyo desmesurado esfuerzo filos¨®fico por extraer del alma una especie de aristocracia y sus consejos para sobrevolar la mediocridad al final siempre se convierten en una caricatura. Los disc¨ªpulos de Zaratrustra, en el fondo, s¨®lo desean ser altos, rubios, tener ojos azules y licencia de armas. Pero hay algo que ellos aman m¨¢s que a un rifle de precisi¨®n con mira telesc¨®pica. ?Se imagina usted a un superhombre con hemorroides? Nietzsche nunca resolvi¨® la cuesti¨®n del estre?imiento cr¨®nico, de modo que sus h¨¦roes, en la intimidad, lo dar¨ªan todo, incluyendo la gloria, por ir al cuarto de ba?o sin problemas.Viajar ense?a mucho. Si uno se da una vuelta por el planeta, llega muy pronto a la siguiente conclusi¨®n: la humanidad se divide en dos clases de personas: las que obran bien y las que lo hacen con grandes dificultades. En este caso, el verbo obrar no se refiere al lance aristot¨¦lico de pasar desde la potencia al acto, sino al hecho feliz de evacuar el intestino como un reloj. No es ninguna broma, ya que en este asunto tambi¨¦n interviene la geopol¨ªtica. En general, puede afirmarse que el Occidente cristiano industrial est¨¢ fuertemente estre?ido. En cambio, la gente de los pa¨ªses pobres se alivia igual que un pr¨ªncipe bajo los ¨¢rboles, sin un m¨ªnimo esfuerzo. ?Influye en esto la comida, la religi¨®n, la gimnasia, la ideolog¨ªa, el talento, la bondad de Dios? Creo que para triunfar en el retrete s¨®lo se requiere humildad.
Nietzsche predic¨® al superhombre, y todo cuanto ha quedado de su filosof¨ªa es un ejemplar que devora poderosos solomillos, permanece todo el d¨ªa sentado en el despacho, da ¨®rdenes severas, es obedecido con terror, pero que se siente incapaz de vivir sin un laxante. Se trata de un caso pat¨¦tico: ser alto, rubio, protestante y anglosaj¨®n, tener misiles de cabeza at¨®mica con los que se puede destruir la Tierra y que tu intestino no te obedezca. Sin embargo, la gente pobre y morena se pone en cuclillas bajo una higuera del Tercer Mundo, mira hacia lo alto y ve caer la gracia.
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