Torrente Ballester describe en su ¨²ltima novela un robot que muere clamando al cielo
Gonzalo Torrente Ballester present¨® ayer en Barcelona su ¨²ltima novela, Quiz¨¢ nos lleve el viento al infinito. El autor apenas dio indicios argumentales sobre la misma. La existencia de un robot que muere asesinado clamando al cielo no permite, seg¨²n el escritor, hablar de ciencia-ficci¨®n porque el fundamento de la obra no se halla en la adscripci¨®n al citado g¨¦nero, sino en las remisiones mitol¨®gicas que suponen temas como la metamorfosis (Zeus) o los mu?ecos animados (Pigmali¨®n o Pinocho).
La elecci¨®n de un argumento entre el espionaje y la aventura plantea a Torrente Ballester una reflexi¨®n sobre lo veros¨ªmil y lo cre¨ªble. "Para que un libro guste, el lector tiene que cre¨¦rselo. Conseguir la verosimilitud es un desaf¨ªo para el autor porque, al margen del argumento, la credibilidad es engendrada por la palabra po¨¦tica. El cine juega con la imagen viva, un mecanismo de convicci¨®n del que carece el novelista que ha de recurrir, y ah¨ª est¨¢ su arte, a la imagen sugerida". El recurso a los papeles encontrados para organizar la ficci¨®n, recurso utilizado en esta obra, es una manera, seg¨²n el autor, de evitar la tradicional pedanter¨ªa de fingir que se ha inventado un procedimiento narrativo. Por otra parte, Torrente comenta que sus previsiones literarias alcanzaban hasta Dafne y ensue?os. "Todo lo que he hecho despu¨¦s de esta obra est¨¢ fuera de programa. Si llego a morirme el a?o pasado no creo que la literatura hubiera perdido nada.De la misma manera que se habla de obras de madurez, mi actual trabajo podr¨ªa incluirse en el cap¨ªtulo de obras de senectud". Quiz¨¢ esta te¨®rica manera de irresponsabilizarse por un libro de manuscritos hallados le permite seguir haciendo buena literatura sin tener que reconocer que est¨¢ fuera de programa.
La actualidad de La Regenta y de Leopoldo Alas condujo el di¨¢logo, durante la presentaci¨®n del libro editado por Plaza y Jan¨¦s, hacia la literatura del XIX en Espa?a. Torrente, que siempre ha reivindicado la figura de Valle-Incl¨¢n, introdujo en su parnaso personal a Clar¨ªn: "Los espa?oles solemos admirar el volumen de lo escrito por Gald¨®s, pero las escasas narraciones de Alas tienen una calidad muy superior". Torrente Ballester defini¨® a Gald¨®s como un novelista diurno, "que escrib¨ªa de siete a nueve de la ma?ana y luego se dedicaba a rondar por Madrid para tomar notas. Yo soy noct¨¢mbulo, no insomne. Por las tardes me funciona la imaginaci¨®n y escribo. Por las ma?anas, me funciona la inteligencia y corrijo, critico, lo que ya tengo redactado. De cada obra hago, por lo menos, tres versiones. Sin embargo, en cualquier obra hay aspectos explicables y partes inexplicables que, sin llegar a ser misteriosas, resulta muy dif¨ªcil reducir a conceptos".
Otro nombre reivindicado por Torrente Ballester fue el del catal¨¢n Jacinto Grau, "hombre lamentablemente desconocido. Su obra est¨¢ traducida a muchos idiomas, pero quiz¨¢ le perjudic¨® su castellanp adoquinado". Mentar a Jacinto Grau condujo a Torrente a comparar, con perjuicio del premio Nobel, la dramaturgia de Grau a la de Benavente, "personaje que odi¨¦ y cuyo odio manifest¨¦ reiteradamente cuando, como cr¨ªtico, comentaba las obras malas que estrenaba".
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