Democracia no es caos

Desde que se inici¨® la transici¨®n se ha venido escuchando el mismo soniquete: el sistema democr¨¢tico es d¨¦bil y blando contra el terrorismo, el Poder se ve inerme y desbordado frente al delito, su actuaci¨®n es ca¨®tica y desordenada para garantizar el orden p¨²blico y las libertades y derechos son la causa del desorden. Estos conceptos o frases, de claro contenido demag¨®gico, han venido acompa?ando con su concierto de clamores a los diferentes Gobiernos, desde que en Espa?a empezara el amanecer democr¨¢tico. Como si la libertad supusiera dejaci¨®n de la gobernabilidad de un pa¨ªs o negaci¨®n total de la autoridad. La diferencia entre un r¨¦gimen dictatorial y otro democr¨¢tico est¨¢ en que en el primero se priva de libertad a casi todos los ciudadanos, y en el segundo s¨®lo a los delincuentes.( ... ) La libertad termina donde se est¨¢n infringiendo o atentando las libertades de los dem¨¢s. Un Gobierno democr¨¢tico tiene que aprender a respetar, afianzar y ensanchar los derechos de todos los ciudadanos, al mismo tiempo que manifestarse con dureza, energ¨ªa y rotundidad contra los terroristas y los delincuentes, siempre dentro de las garant¨ªas constitucionales.( ... ) El Poder tiene que distinguir claramente que la autoridad es perfectamente compatible con la libertad. Una autoridad que debe manifestarse con el rigor que dan las leyes constitucionales contra la delincuencia o el terrorismo. Para defender a los ciudadanos en sus derechos a convivir en paz, en una sociedad plural. El caos nada tiene que ver con la democracia.

, 24 de marzo