Como pez en el agua

La arena que habitualmente ponemos como fondo del acuario es uno de los elementos m¨¢s importantes del mismo. Es necesario que no sea demasiado fina, para evitar que se apelmace, dificultando el desarrollo de las plantas. Tampoco es conveniente que sea demasiado gruesa en su grano para que los restos de comida no puedan quedarse alojados en ella hasta pudrirse y desequilibrar el sistema. Antes de ponerla en el lugar que ocupar¨¢ definitivamente hay que lavarla con mucho cuidado varias veces hasta estar perfectamente seguros de que no quedan en ella restos de tierra u otras impurezas. Al colocarla en el recipiente es mejor que se haga procurando un suave declive, con la parte m¨¢s alta detr¨¢s; ello hace m¨¢s sencilla la recogida de los detritus, que se acumular¨¢n junto al vidrio delantero y podr¨¢n ser extra¨ªdos con la ayuda de una pipeta.

Equilibrio

Se considera un acuario equilibrado aquel en que los peces y las plantas pueden vivir largamente sin necesidad de cambiar el agua con frecuencia. Nos ayudar¨¢ conocer que los peces necesitan para vivir del ox¨ªgeno disuelto en el agua y que exhalan anh¨ªdrido carb¨®nico. Algo parecido ocurre con las plantas, aunque para realizar la funci¨®n ciorofilica descomponen el andr¨ªdrido carb¨®nico mediante la luz y, tomando el carbono, liberan el ox¨ªgeno, que queda en el agua. Adem¨¢s el acuario absorbe durante el d¨ªa ox¨ªgeno y pierde anh¨ªdrido carb¨®nico, aunque, obviamente, no lo hace a partes iguales. Se calcula que la proporci¨®n por dec¨ªmetro cuadrado de superficie de agua, en cuanto a absorci¨®n de ox¨ªgeno se refiere, est¨¢ muy cerca de los seis cent¨ªmetros c¨²bicos cada 24 horas. Por ello es necesario y muy importante que la superficie de agua en contacto directo con el aire sea lo m¨¢s grande posible; ¨¦ste es un motivo m¨¢s para utilizar acuarios rectangulares en vez de las peceras redondas de gran capacidad, pero con poca boca.

Iluminaci¨®n

Por regla general, puede afirmarse que la presencia de algas verdes es casi siempre indicio de exceso de luz, sobre todo cuando el agua tambi¨¦n toma un tono verdoso. Mantener la luz durante muchas horas presupone obligar a las plantas y peces a un trabajo extra, que redundar¨¢, a la larga, en perjuicio e incluso en la muerte de los ejemplares.En t¨¦rminos normales puede considerarse adecuada la iluminaci¨®n de un acuario de 40 a 60 litros con 40 vatios durante cuatro horas; de 60 a 100 litros, con 60 vatios durante seis horas, y de 100 a 200 litros ser¨¢n stificientes los mismos vatios ampliando la iluminaci¨®n dos horas.

Conviene tener en cuenta que si no se utilizan l¨¢mparas de luz fr¨ªa, el calor desprendido aumentar¨¢ la temperatura del agua, por lo que hay que estar bastante pendientes del term¨®rnetro, ya que una elevaci¨®n brusca perjudicar¨ªa a los peces.