La an¨¦cdota y el jamon de Jabugo
El real decreto ministerial, que ha levantado ampollas no s¨®lo en las federaciones o presidentes implicados, es ¨²nicamente la an¨¦cdota de una categor¨ªa encaminada a democratizar el deporte espa?ol. Los responsables del ¨¢rea deportiva de este pa¨ªs han comenzado a cortar el jam¨®n del cambio. Y curiosamente, entre discusiones sobre la forma y el fondo, los afectados se han olvidado de que el futuro no se ha cerrado para ellos m¨¢s que por sus propias carencias. Todos, inclu¨ªdo Pablo Porta, pueden presentarse en las pr¨®ximas elecciones como vicepresidentes en otra candidatura ganadora y, en el siguiente per¨ªodo de cuatro a?os, es decir, en el a?o ol¨ªmpico de 1988, volver como presidentes. Y estar, eso s¨ª, como m¨¢ximo, s¨®lo 12 a?os en el cargo.Ernesto Segura de Luna, presidente de la Federaci¨®n de Baloncesto, ya pregunt¨® ayer en Ginebra, donde acompa?¨® al Barcelona en su aventura europea, si podr¨ªa presentarse como segundo de Raimundo Saporta. Antonio D¨ªaz Miguel, el seleccionador de la canasta, que se llev¨® un buen disgusto al llegar a la ciudad suiza, empieza a respirar tranquilo. Ni siquiera vive ya Jos¨¦ Antonio Gasca para oponerse a los mismos perros con distintos collares de la canasta. El t¨¢ndem de las dos eses seguir¨ªa. Pablo Porta, que tiene el reto vicepresidencial incluso antes de los Juegos Ol¨ªmpicos pues las elecciones ser¨ªan en mayo o junio, busca nombres que no sean, claro, N¨²?ez o Vega Arango.
Rom¨¢ Cuy¨¢s era partidario de un plazo de ocho a?os, que al final se alarg¨® a 12 quiz¨¢ porque sigui¨® la norma de sus largas meditaciones en 15 meses de trabajo. El real decreto ha pasado por el filtro del Consejo de Estado y, en el futuro, las federaciones intervendr¨¢n para estructurar sus asambleas seg¨²n sus caracter¨ªsticas peculiares.
La cuesti¨®n estriba ahora en comprobar con el paso del tiempo qu¨¦ nombres van a ser capaces de resistir. Pablo Porta, por ejemplo, que capitaliza la m¨¢xima atenci¨®n. La exigencia de su marcha era, desde hace tiempo poco menos que un clamor popular. Tan fuerte como sus pertinaces desaf¨ªos dial¨¦cticos a la Administraci¨®n. Es muy conocida una de sus ingeniosas frases gastron¨®micas, dirigidas tambi¨¦n a los periodistas que han censurado su labor. "Soy como el jam¨®n de jabugo. Cada d¨ªa me cortan una loncha, pero nunca llegan al hueso". Al parecer, ya se lleg¨® al hueso. Falta saber si el corte de cuatro a?os, aunque se a en la sombra relativa de una vicepresidencia, le causar¨¢ un da?o irrecuperable. La democracia de fondo, aunque sin forma, quiz¨¢ le produzca un mal incurable, como lo har¨¢, a buen seguro, a otros personajes de tan poco talante democr¨¢tico como Luis Soriano, Enrique Landa, Fernando Compte o Antonio Gonz¨¢lez.
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