Los viejos taxis s¨ª se mueren
Los m¨ªticos 'cab' londinenses ser¨¢n sustituidos a partir de 1985 por veh¨ªculos m¨¢s modernos
Los taxis de Londres, tan representativos de la ciudad como los autobuses de dos pisos o el palacio de Buckingham, van a desaparecer. Los grandes, viejos y confortables coches negros ser¨¢n sustituidos a partir de 1985 por otro modelo que conservar¨¢ alguna de sus caracter¨ªsticas, pero que tendr¨¢ un aspecto m¨¢s funcional. Algunos taxistas londinenses ya se han juramentado para no permitir que les cambien su coche, pero los expertos afirman que en un plazo de siete a?os habr¨¢n desaparecido completamente de las calles de la capital.El principal problema es que el modelo actual, que tiene m¨¢s de 30 a?os de vida, no puede ser exportado a los pa¨ªses de la CEE porque no re¨²ne algunos de los requisitos que exige la Comunidad. La empresa fabricante, Carbodies, quiere introducirse en el mercado europeo, y dif¨ªcilmente puede fabricar dos modelos, uno para los nueve y otro para los nost¨¢lgicos brit¨¢nicos. El director de la compa?¨ªa, un din¨¢mico ingeniero, asegura que el nuevo taxi cab ser¨¢ m¨¢s confortable, m¨¢s pr¨¢ctico y mejor coche que su predecesor: "Nosotros fabricamos coches, no art¨ªculos kitch". Los taxis londinenses seguir¨¢n siendo, sin embargo, distintos de los europeos porque tienen que ajustarse a unas antiguas normas de Scotland Yard sobre transporte p¨²blico en la capital. Respetuosas de la tradici¨®n, las normas obligan a construir taxis con techos altos "para que puedan entrar en el coche caballeros con sombrero de copa". Tambi¨¦n se mantendr¨¢ la obligaci¨®n de dotarlos de una direcci¨®n superflexible que permita dar una vuelta completa en un radio de menos de ocho metros, norma que demuestra la previsi¨®n de los legisladores y que provoca el gozo de los turistas, pasmados al ver que los taxis dan la vuelta en u en los lugares m¨¢s insospechados, ante la mirada imp¨¢vida de un bobby.
Un cierto aire de 'jeep'
Puestos a mantener la tradici¨®n, el nuevo taxi tendr¨¢ tambi¨¦n un cristal de separaci¨®n entre el asiento del conductor y el de los clientes, que garantiza la intimidad y privaticidad de las conversacio nes aunque evite, por otra parte: las tradicionales ch¨¢charas con el taxista, que son moneda corriente en otros pa¨ªses.El nuevo modelo se parecer¨¢. est¨¦ticamente, al jeep de la Range Rover. Ser¨¢ un coche fuerte y ma niobrable, m¨¢s espacioso que los taxis del continente. Sin embargo, los clientes no podr¨¢n ya estirar completamente las piernas, lujo espectacular que permite el viejo cab. Tambi¨¦n desaparecer¨¢n los transportines para viajeros extra y las peculiares radios, colgadas del techo, que tienen ahora la mayor¨ªa de los conductores. La calefacci¨®n del cub¨ªculo del viajero ya no depender¨¢ del gusto del cliente, que puede ahora accionarla o desconectarla, y no est¨¢ claro que siga autorizado a encender las luces de la cabina y viajar c¨®modamente leyendo el peri¨®dico.
La mayor¨ªa de los taxistas londinenses -hay 18.000 en la capital- es contraria al cambio. "Estos coches son tan populares como la Torre de Londres-", asegura un conductor. "?Qu¨¦ necesidad hay de suprimirlos?". "Hay que cambiarlos", responde la empresa fabricante, "porque ya no se puede ir introduciendo en el viejo modelo, como hemos hecho hasta ahora, los nuevos a¨ªdelantos t¨¦cnicos". Los responsables de la compa?¨ªa creen que durante los primeros meses, clientes y conductores se sentir¨¢n algo disgustados, pero que poco a poco ir¨¢n olvidando su nostalgia y convenci¨¦ndose de las ventajas del nuevo taxi, menos ruidoso -los actuales hacen tanto ruido que no hace falta darse la vuelta para saber que viene uno por la calle- y m¨¢s pr¨¢ctico. "Perder¨¢n el cierto halo rom¨¢ntico que tienen ahora, pero los tiempos ya no est¨¢n para romanticismos".
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