El presidente Suazo controla la situaci¨®n en Honduras tras el 'golpe de Estado preventivo' del pasado s¨¢bado
El presidente constitucional de Honduras, Roberto Suazo C¨®rdova, controla la situaci¨®n del pa¨ªs despu¨¦s de la crisis militar desatada el s¨¢bado tras la destituci¨®n del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Gustavo ?lvarez Mart¨ªnez, y tres altos cargos castrenses. Los hechos han sido calificados como un golpe civil preventivo, aunque la iniciativa fue tomada por la fuerza a¨¦rea, con el apoyo de oficiales intermedios del Ej¨¦rcito.
Junto a ?lvarez, han sido destituidos los generales Jos¨¦ Abdenego Bueso Rosa, jefe del Estado Mayor Conjunto, Daniel Bali Castillo jefe de las fuerzas de seguridad y Rub¨¦n Humberto Montoya, comandante de la Marina, con lo que el titular de la aviaci¨®n, coronel Walter L¨®pez Reyes, a quien se considera bien relacionado con Washington, queda virtualmente a la cabeza del escalaf¨®n militar.El ministro de la Presidencia Carlos Flores, ha asegurado en una breve reuni¨®n con periodistas y miembros del cuerpo diplom¨¢tico que los cuatro jefes militares fueron sustituidos como resultado de "una reestructuraci¨®n en el Ej¨¦rcito dispuesta por el presidente". Calific¨® lo sucedido como "una consolidaci¨®n del r¨¦gimen civil democr¨¢tico y un afianzamiento del proceso constitucional".
Pese a esta interpretaci¨®n, fue la propia fuerza armada la que en la ma?ana del s¨¢bado orden¨® a las 157 radioemisoras del pa¨ªs que se conectaran a una cadena nacional que emit¨ªa desde la base a¨¦rea Hern¨¢n Acosta Meg¨ªa. Despu¨¦s de cuatro horas de transmisi¨®n de m¨²sica marcial, el Alto Mando inform¨® al pa¨ªs de las renuncias de ?lvarez, verdadero hombre fuerte hasta ese momento, y los tres jefes que le segu¨ªan en la cadena de mando.
La c¨²pula militar superviviente anunci¨® en un segundo comunicado que, al producirse estas vacantes asum¨ªa la jefatura m¨¢xima de las Fuerzas Armadas, el presidente de la Rep¨²blica.
S¨®lo despu¨¦s de estos dos manifiestos militares pudo el Gobierno civil dirigirse a la naci¨®n con un mensaje en el que invitaba a los hondure?os a mantenerse en calma, ya que la situaci¨®n era normal en todo el pa¨ªs y las Fuerzas Armadas se manten¨ªan leales al presidente, a quien corresponde velar por que el Ej¨¦rcito sea apol¨ªtico, profesional y disciplinado.
Seg¨²n los datos que se conocen hasta el momento, la depuraci¨®n se produjo por iniciativa de los propios militares en una acci¨®n coincidente con los intereses del Gobierno, cuyo margen de operatividad ven¨ªa siendo recortado permanentemente por el general ?lvarez. Se ha especulado incluso con la posibilidad de que su cese haya evitado un golpe de Estado.
El general ?lvarez tuvo que abandonar el pa¨ªs el mismo s¨¢bado, al parecer en el avi¨®n presidencial. El ex jefe del Ej¨¦rcito hondure?o se encuentra ya en San Jos¨¦ de Costa Rica. El canciller hondure?o, Edgardo Paz, se desplaz¨® igualmente a esta capital centroamericana para informar al Gobierno de Luis Alberto Monge acerca de los sucesos ocurridos en su pa¨ªs. Parece probable que el general ?lvarez se instale definitivamente en Miami.
El papel de EE UU
Una clave todav¨ªa no despejada es el papel desempe?ado en la crisis por la Embajada norteamericana, que bajo la titularidad de John Dimitri Negroponte se ha convertido en un poder paralelo. El embajador declar¨® escuetamente que desconoc¨ªa los cambios que iban a producirse, mientras uno de sus funcionarios a?ad¨ªa que su Gobierno nada ten¨ªa que ver con los acontecimientos.De ser cierta esta ignorancia, revelar¨ªa una incre¨ªble incapacidad de sus servicios de inteligencia, ya que Estados Unidos mantiene en Tegucigalpa una superembajada con m¨¢s de 600 funcionarios, incluidos los cooperantes, y para nadie es un secreto que se trata de la principal base de operaciones de la CIA para Centroam¨¦rica.
A este personal, desproporcionado para un pa¨ªs con 3,5 millones de habitantes, se suma una plantilla de 1.700 soldados estacionados en la base a¨¦rea de Palmerola, que seg¨²n todos los indicios jug¨® un papel fundamental en la crisis, ya que aparentemente de all¨ª partieron los tres aviones Super Myst¨¨re que en la tarde del s¨¢bado sobrevolaron Tegucigalpa. Una tercera parte de estos efectivos militares est¨¢ dedicada a misiones de espionaje militar.
Descartado el desconocimiento previo, se han desatado todo tipo de especulaciones sobre los prop¨®sitos de Washington al tolerar, cuando menos, la destituci¨®n de su principal aliado regional. Algunos aliados creen que Estados Unidos tiene mecanismos suficentes para evitar un enfriamiento de relaciones con Honduras, pa¨ªs que estar¨ªa en bancarrota sin la asistencia norteamericana. A partir de este supuesto, el militarismo de ?lvarez habr¨ªa empezado a resultar molesto para Estados Unidos en un momento en que la Administraci¨®n Reagan trata de presentar una imagen democr¨¢tica de sus aliados centroamericanos.
La reestructuraci¨®n militar hondure?a se ha anticipado en 24 horas al comienzo de las maniobras conjuntas Granadero 1, en las que iban a participar tropas de Estados Unidos, Panam¨¢, El Salvador y Guatemala, junto con soldados del pa¨ªs anfitri¨®n. Los ej¨¦rcitos de Guatemala y Panam¨¢ declinaron finalmente la invitaci¨®n y la participaci¨®n salvadore?a ser¨¢ puramente simb¨®lica debido a las limitaciones que le impone su propia guerra civil.
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