Un patronato mudo
EL DESFILE de modelos de Galer¨ªas Preciados que tuvo lugar a mediados del mes pasado en el Museo Espa?ol de Arte Contempor¨¢neo (MEAC) sigue dando que hablar. El patronato del museo se reuni¨® el martes para tratar del tema, pero el contenido de sus deliberaciones fue trasladado a la Direcci¨®n General de Bellas Artes para que esta ¨²ltima investigue lo sucedido, resuelva lo que le parezca y comunique al final la decisi¨®n que adopte al citado patronato. Todo muy de acuerdo, seg¨²n se ve, con el respeto a la informaci¨®n del p¨²blico y a la transparencia democr¨¢tica. La reuni¨®n fue muy prolongada, y apenas se trat¨® otro tema que el citado, a pesar de que los problemas abundan. El director general de Bellas Artes y el del museo, as¨ª como dos restauradores empleados del mismo, facilitaron la correspondiente informaci¨®n, pero lo que contaron "pertenece al secreto del sumario", seg¨²n el presidente en funciones del patronato. Caramba.La perplejidad es la primera reacci¨®n ante tama?o desprop¨®sito. Un problema que afecta al empleo de fondos p¨²blicos, a la pol¨ªtica cultural del Gobierno y al patrimonio art¨ªstico de los espa?oles no puede ser objeto de tan desenvuelto secuestro. El ciudadano, cuyo dinero se emplea en el mantenimiento y desarrollo -hasta ahora bastante deficientes- de un museo que se viene caracterizando por sus errores, debe ser informado de lo que sucede; un desfile de modelos, cuya presencia en un ¨¢mbito art¨ªstico es perfectamente normal si es el arte quien lo preside, no puede degenerar impunemente en un destrozo. No puede adem¨¢s no haber castigo para los responsables del mismo. Si tenemos en cuenta que en la organizaci¨®n del pase de Galer¨ªas Preciados en el MEAC, del que se derivaron da?os para varios cuadros, coinciden adem¨¢s relaciones profesionales y familiares de todo tipo, pues la responsable inicial por parte de la nacionalizada empresa es la cu?ada del responsable m¨¢ximo del museo -el ministro-, el problema tiene que ser puesto en claro y sus propios peculiarismos le obligan a la publicidad. De otra forma, habr¨¢ que aceptar las tesis mal¨¦volas que atribuyen al director del museo una capacidad inusitada para doblar el espinazo ante los apellidos del poder sin preocuparse de nada m¨¢s.
La mudez del patronato viene adem¨¢s determinada por el hecho de que no se sabe bien qu¨¦ es este organismo, ni qu¨¦ funciones tiene, ni siquiera cu¨¢les son sus competencias. Se trata de un ¨®rgano consultivo que en la actualidad -mucho despu¨¦s de 1968, fecha de la creaci¨®n del museo, que primero se instal¨® en algunas salas de la Biblioteca Nacional, y de 1974, fecha en la que Franco inaugur¨® su nuevo y flamante edificio, que casi se desguazaba dos a?os despu¨¦s a causa de un vendaval- carece todav¨ªa de estatuto. Bien es verdad que este centro tampoco constituye hasta el momento una muestra m¨ªnimamente aceptable de la gran riqueza y variedad del arte espa?ol de este siglo -uno de los primeros del mundo-. Pero el propio patronato no ignora que en este punto tambi¨¦n debe ser analizada la pol¨ªtica de adquisiciones de este y los anteriores Gobiernos. Es preciso saber, en definitiva, si el patronato calla porque tiene algo que ocultar o porque no se le ocurre qu¨¦ cosa decir.
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