Frenazo a Hart en Nueva York
DE LA misma forma que las iniciales victorias del senador por Colorado Gary Hart en las elecciones primarias norteamericanas dispararon prematuramente las especulaciones de que el Partido Dem¨®crata hab¨ªa encontrado a un nuevo Kennedy que oponer al presidente Reagan en las presidenciales de noviembre, el rotundo triunfo del ex vicepresidente Walter Mondale en el Estado de Nueva York no ha de dar por concluida la lucha por la designaci¨®n del candidato dem¨®crata. Parece probable que Mondale llegue a la convenci¨®n del partido, que se celebrar¨¢ en julio en San Francisco, con una ventaja sustancial de compromisarios, pero quiz¨¢ a¨²n por debajo de los 1.967 que le asegurar¨ªan la designaci¨®n autom¨¢tica de los 3.933 delegados presentes. En esas circunstancias, el paquete de delegados comprometidos con Hart y quiz¨¢, m¨¢s importante a¨²n, los del l¨ªder de la minor¨ªa negra, Jesse Jackson, ser¨ªan bazas en una compleja negociaci¨®n de la que podr¨ªan salir un ticket y una plataforma electoral dem¨®crata diferente de la inicialmente prevista.Los resultados de la primaria de Nueva York parecen probar, por el momento, que ha habido tanto o m¨¢s un gran derrotado que un claro vencedor. Las victorias de Hart en primarias anteriores, obtenidas en Estados de importancia relativa o significativos s¨®lo para segmentos de poblaci¨®n en los que predomina el votante joven, blanco, fuertemente urbanizado y con ingresos relativamente altos, necesitaban someterse a la prueba del fuego de los grandes Estados industriales, en los que se encuentra el p¨²blico que puede dar la victoria en unas elecciones presidenciales a un candidato dem¨®crata.
Esos Estados, como Illinois y Nueva York en los que Mondale ha conseguido claras victorias, son los que tienen un alto porcentaje de poblaci¨®n trabajadora y en los que pesan decisivamente los votos de las llamadas minor¨ªas ¨¦tnicas; no s¨®lo los de la poblaci¨®n de color, sino de la minor¨ªa de lengua castellana, el voto jud¨ªo, el voto italiano y el de los norteamericanos originarios o descendientes de emigrantes de la Europa oriental, francamente decantados todos ellos a la tradici¨®n del sufragio dem¨®crata. Ese mestizaje del voto nace de la renovaci¨®n del partido que se inici¨® con el New Deal de Roosevelt en los a?os treinta, y desde entonces ha sido trampol¨ªn insustituible de los candidatos dem¨®cratas para alcanzar la Casa Blanca.
Lo anterior no significa, sin embargo, que Mondale sea tan declarado vencedor como evidente derrotado en Nueva York ha sido Hart, pues para que su victoria tenga todo el valor de un test extrapolable a noviembre sobra la brillante intrusi¨®n del reverendo Jesse Jackson. El l¨ªder negro no s¨®lo ha obtenido alrededor de un 25% del voto popular en Nueva York, sino que ha ido pr¨¢cticamente al copo de los sufragios de la poblaci¨®n de color. Y ese voto, que ni ha ara?ado el senador por Colorado y que se ha entregado en una m¨ªnima proporci¨®n al ex vicepresidente Mondale, es el que necesita ineludiblemente convocar para noviembre uno u otro candidato dem¨®crata.
El juego a tres bandas que podr¨ªa perfilarse, entonces, para la convenci¨®n implicar¨ªa no s¨®lo la negociaci¨®n con el representante del voto negro, a quien posiblemente habr¨ªa que dar s¨®lidas razones en forma de garant¨ªas de participaci¨®n de la minor¨ªa de color en una eventual Administraci¨®n dem¨®crata, sino tambi¨¦n la formaci¨®n de un equipo electoral capaz de hacer frente al candidato republicano, el presidente Ronald Reagan. En diversos momentos de la campa?a electoral dem¨®crata ha parecido dibujarse la posibilidad de que la aventura Hart no fuera m¨¢s que una preparaci¨®n del terreno para el futuro, a la que hab¨ªa sorprendido inicialmente el ¨¦xito de la propia empresa. Ahora que parece que las aguas est¨¢n volviendo a su cauce -al cauce del predominio de la candidatura Mondale, apoyada por el aparato del partido y basada en la coalici¨®n hist¨®rica que ha obtenido los mejores triunfos dem¨®cratas-, Gary Hart podr¨ªa ser una baza a barajar en la convenci¨®n con la mente puesta en noviembre.
Con Walter Mondale la candidatura dem¨®crata tiene la solidez de una organizaci¨®n anclada en el mundo del trabajo y, en general, entre los menos favorecidos, respaldada por cuantiosos recursos econ¨®micos, aunque el pecado original de haber sido el vicepresidente de la desafortunada Administraci¨®n Carter sigue siendo una grave nota negativa; con Gary Hart podr¨ªa atraerse a ese voto joven, voto protesta, voto insatisfecho ante las conocidas caras del partido, voto que, de faltar Hart, engrosar¨ªa incluso la abstenci¨®n o el acopio del presidente republicano; con Jesse Jackson contar¨ªa, hipot¨¦ticamente, con el voto de la gran minor¨ªa de color, tradicionalmente la que registra un ¨ªndice m¨¢s bajo de asistencia a las urnas de entre todos los grupos ¨¦tnicos norteamericanos. La fuerza relativa de los tres aspirantes dem¨®cratas, a su llegada en julio a San Francisco, puede determinar, seg¨²n como rueden las cosas, unas elecciones mas apasionantes de lo previsto.
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