El mundo siciliano y universal de Leonardo Sciascia
Su esp¨ªritu de denuncia sigue siendo el mismo. "Institucionalizar el perd¨®n para los terroristas arrepentidos me parece una monstruosidad jur¨ªdica", dice el escritor, quien est¨¢ esta semana en Espa?a para pronunciar una conferencia sobre su mundo, el universo siciliano, a trav¨¦s de las fotograf¨ªas de Giuseppe Leone expuestas en el Instituto Italiano de Cultura, y para recoger material con el objeto de escribir sobre nuestro pa¨ªs (v¨¦ase EL PAIS del pasado martes).A Leonardo Sciascia le gustan poco las entrevistas porque "siempre se dice lo mismo". No obstante, a cada pregunta le sigue un pausado silencio, una peque?a reflexi¨®n y despu¨¦s empieza a hablar, tambi¨¦n pausadamente, casi en un susurro, arrastrando las palabras y siempre con el cigarrillo en la mano, de tal manera que parecer¨ªa que su tez cenicienta se le hubiera te?ido por efecto del humo. Pero su apocada palabra no se corresponde con el sentido de sus reflexiones. A sus 63 a?os, Leonardo Sciascia tiene las ideas muy claras y gasta una sutil iron¨ªa para expresarlas. "No, no creo que el mafioso sea, de alguna manera, una v¨ªctima de la sociedad. Es la sociedad la v¨ªctima del mafioso"... "?La literatura italiana? Est¨¢ un poco mejor que la francesa"...
Otras veces no hay lugar para la iron¨ªa y Leonardo Sciascia es el tr¨¢gico dedo acusador, testigo de la injusticia que manifiesta su dolor y, casi siempre, refleja su impotencia, esa que desgrana en sus descriptivos relatos aparentemente inocuos.
El terrorismo le espanta. Por eso dice que no le interesa el caso de Toni Negri, porque est¨¢ estrechamente vinculado a un fen¨®meno que rechaza violentamente, que ennegrece las p¨¢ginas de la historia de su pa¨ªs. "No me interesa la pol¨¦mica de si Negri ha de volver o no a Italia. Lo ¨²nico que realmente me importa de esta cuesti¨®n es que la Administraci¨®n de justicia pueda mantener en prisi¨®n a un hombre durante cuatro a?os sin haber celebrado proceso alguno. Es injusto". Porque Sciascia denuncia esa injusticia vestida de Justicia con may¨²sculas. "Me parece una monstruosidad jur¨ªdica el haber institucionalizado el perd¨®n a los terroristas arrepentidos", dice tajante. "Si esta misma pol¨ªtica se aplicara a la Mafia, ser¨ªa el fin de la justicia".
Ahora, Leonardo Sciascia est¨¢ en Espa?a. Ha venido a dar una conferencia sobre el condado de M¨®dica, una zona siciliana que posee una historia y unas se?as de identidad un poco diferentes al resto de Sicilia". Y para ilustrar su alocuci¨®n, el Instituto Italiano de Cultura ha organizado una exposici¨®n fotogr¨¢fica sobre esa comarca, se?or¨ªo espa?ol durante siglos, que ha recogido con su c¨¢mara Giuseppe Leone, siciliano, al que Sciascia present¨® como disc¨ªpulo de Cartier Bresson. Ha venido para hacer un par de reportajes sobre la guerra civil y la Semana Santa sevillana. La guerra civil, en la que intervino, le interesa porque fue "la ¨²ltima guerra rom¨¢ntica que ha tenido lugar en el mundo", porque fue el preludio de la segunda guerra mundial y porque en ella tom¨® conciencia del fascismo. En la Semana Santa busca los puntos que la ponen en com¨²n con la misma manifestaci¨®n popular de Sicilia, esa isla italiana que nunca ha abandonado el escritor, porque adora Sicilia, porque no entiende la emigraci¨®n, porque es su casa.
Vive en una finca situada junto a su pueblo, Racalmuto, que abandona en invierno a causa del fr¨ªo para trasladarse a Palermo. Dicen que escribe a m¨¢quina con un solo dedo. Escribe tan lento como habla. Pero siempre tiene algo que escribir porque "eso no termina nunca".
Del siciliano, como de ¨¦l, dice que es pesimista como quien acepta sin remedio, dada la experiencia, que no se puede ser de otra manera. Sin embargo, cuando piensa en la posibilidad de una guerra nuclear le nace un destello de esperanza. "Creo que nadie ser¨¢ capaz nunca de apretar el bot¨®n".
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