La Iglesia catalana apuesta por el pacto
MARIUS CAROL
"Aunque algunos de los m¨¢ximos dirigentes de la jerarqu¨ªa catalana son hombres que posiblemente votan a CiU, las relaciones con el Gobierno aut¨®nomo hubieran sido igualmente buenas si el presidente hubiera sido un hombre de izquierdas". Estas palabras de un conocido te¨®logo catal¨¢n intentan poner de manifiesto el talante progresista del clero de Catalu?a, que ha optado por la v¨ªa del pactismo, huyendo de guerras de catecismos, batallas contra la LODE o cruzadas antidivorcistas.Contrasta esta actitud con la mantenida por sus colegas de la Conferencia Episcopal Espa?ola, que han tenido en monse?or El¨ªas Yanes una punta de lanza contra el Gobierno socialista, aunque en el ¨²ltimo momento los sectores m¨¢s progresistas vencieran el pulso a los m¨¢s conservadores, tal como se apreci¨® en las ¨²ltimas elecciones e la conferencia. Ah¨ª est¨¢n los nombres de D¨ªaz Merch¨¢n, Seti¨¦n, Echarren, Torrella... en la presidencia y al frente de las comisiones del m¨¢ximo organismo religioso.
La sensibilidad pol¨ªtica de la jerarqu¨ªa catalana tiene unas ra¨ªces sociol¨®gicas que conocieron un momento especialmente ¨¢lgido en 1967, durante la campa?a Volem bisbes catalans, y que se desarrollaron en los a?os siguientes en la sociedad catalana, donde los movimientos de base, organizaciones laicas y asociaciones de signo cristiano optaron por una v¨ªa progresista que encontr¨® en el Concilio Vaticano II su mejor apoyo.
Curiosamente, este progresismo que caracteriz¨® a amplios sectores cristianos de la sociedad catalana, no conecta directamente con lo que se ha venido en llamar el nacional-catolicismo pujoliano (que tiene como nombres significativos los de Terres i Bages o Llu¨ªs Carreras, que han influido claramente sobre la personalidad de Jordi Pujol) que entronca m¨¢s con una sensibilidad anterior a la dictadura de Primo de Rivera, y que el presidente introduce en su propio discurso patri¨®tico.
En Catalu?a no se ha reproducido la llamada guerra de catecismos por varias razones. La primera, porque los sectores m¨¢s avanzados del cristianismo han apostado siempre por una catequesis fuera del horario escolar. La segunda, porque la batalla que encabez¨®.Yanes no estuvo respaldada en ning¨²n momento por Jubany. La tercera, porque resultaba impensable que los sectores practicantes de Catalu?a dieran el visto bueno a unos catecismos tan ideologizados como los que fueron contestados por el Gobierno central.
Catalu?a apenas ha vivido una campa?a contra la LODE. A pesar de que AP intent¨® algunas escaramuzas en la calle, la propia Minor¨ªa Catalana vot¨® al lado del Gobierno. La raz¨®n fundamental es que en Catalu?a las asociaciones de padres se dedicar, a intentar resolver con seriedad los problemas del centro escolar de sus hijos, y no tienen el car¨ªz de entidades de choque ideol¨®gico como las que controlan en Madrid personajes como Mart¨ªnez Fuertes o Carmen Alvear. La segunda raz¨®n es que los obispos catalanes han preferido negociar al desgaste ajeno.
Uno de los pocos incidentes que se han registrado sobre esta materia tuvo lugar en 1982 por la presencia de Pujol en el llamado aplec de llesperit, acto multitudinario de j¨®venes cristianos de diversas entidades y movimientos eclesiales. La asistencia del presidente de la Generalitat fue rechazada por varios sectores de j¨®venes y por algunos obispos. El arzobispo de Tarragona, Josep Pont i Gol, consider¨® innecesaria la invitaci¨®n. El cardenal Jubany dijo que se enter¨® de la invitaci¨®n por la Prensa. Ram¨®n Daumal, obispo auxiliar, hizo una reflexi¨®n en voz alta se?alando que no se deb¨ªa mezclar Iglesia y poder civil. Se lleg¨® al compromiso de que Pujol asistiera, pero, sin hablar en p¨²blico.
Visita del Papa
Dentro de esta legislatura, Pujol ha visitado al Papa y el Papa ha realizado, una visita a Catalu?a. Ambos viajes no han respondido a la expectativa creada. El viaje del presidente de la Generalitat a Roma padeci¨® de algunas improvisaciones, y al final se salv¨® por la intervenci¨®n del embajador de Espa?a en Roma, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Puig de la Bellacasa.
Tampoco la visita del Papa a Catalu?a puede considerarse un ¨¦xito. El hecho de que, pese a diversas gestiones, no hubiera ning¨²n mensaje papal en lengua catalana; el "barceloneses, espa?oles todos" de Karol Wojtyla en la Sagrada Familia, que record¨® m¨²sicas olvidadas; las malas interpretaciones que rodearon la llamada voz del mundo del trabajo y, por ¨²ltimo, el hecho de que la misa del Camp Nou no tuviera la dignidad lit¨²rgica que sus organizadotes hab¨ªan pretendido, empa?aron la visita.
Una campa?a nacionalista culminada con ¨¦xito durante el mandato de Pujol, y que gozaba de la bendici¨®n oficial, ha sido la petici¨®n de obispos catalanes para las sedes de T-arragona y Vic. La campa?a promovida por la Crida a la Solidaridad cont¨® con una coyuntura favorable, aunque el mensaje de la misma lleg¨® a encender los ¨¢nimos del nuncio. S¨®lo una serie de casualidades permitieron desplazar a dos obispos calificados de muy conservadores.
La sede de Tarragona, que adem¨¢s comporta la presidencia de la Conferencia Episcopal Catalana, se encomend¨® a Ram¨®n Torrella, quien desplaz¨® en el ¨²ltimo momento al valenciano monse?or Vilaplana, de l¨ªnea claramente conservadora y poco sensible a los planteamientos autonomistas.
En el curr¨ªculo de Torrella figura el haber sido consiliario de la JOC y presidente de Justicia y Paz; ha evidenciado una actitud valiente sobre los problemas de nuestro tiempo. Todo ello hace de ¨¦l una persona clave en el futuro de la Iglesia catalana, hasta el punto de que diversos sectores piensan en ¨¦l como sucesor del cardenal Jubany.
En cuanto a las relaciones entre la Iglesia catalana y la instituci¨®n las ha realizado personalmente el presidente, pero en acciones concretas ha intervenido uno de sus hombres de confianza -que no confesor-, mossen Fenosa, quien siempre ha hecho valer su coincidencia en el seminario con Jubany.
La penetraci¨®n del Opus
En los ¨²ltimos a?os el Opus Dei ha aumentado su influencia en el mundo eclesial catal¨¢n. La prelatura personal, asentada en el Vaticano, cuenta en Catalu?a con la adhesi¨®n de destacadas personalidades, las simpat¨ªas de algunos obispos (Seu d'Urgell y Tortosa) y una amplia red de centros educativos, formativos y deportivos.
El ascenso del Opus Dei en los ambientes vaticanos coincide con la eclipse de la estrella de Jubany en Roma; ello se interpreta como el precio que tard¨ªamente paga por los enfrentamientos que tuvo cuando estuvo en Gerona con algunas personalidades de la Obra. Tambi¨¦n coincide con el ascenso en el seno de CiU de personas ligadas o pr¨®ximas al Opus Dei, como Concepci¨® Ferrer, vicepresidenta del Parlament, o Antoni Subir¨¢, el portavoz convergente en la c¨¢mara.
Est¨¢n todav¨ªa por historiar las maniobras de aproximaci¨®n de la Obra al presidente. La revista El M¨®n recordaba en un art¨ªculo publicado hace casi dos a?os que "Jordi Pujol ha estado siempre evasivo cuando se le ha preguntado si el Opus Dei hab¨ªa llamado a su puerta". M¨¢s recientemente alguna persona de la familia Pujol ha sido tentada por la prelatura, aunque parece que ser sin ¨¦xito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.