El Comandante Cero ha obtenido una victoria m¨¢s propagand¨ªstica que militar
Rodeado de pantanos y junglas, a 200 kil¨®metros del primer pueblo habitado, San Juan del Norte es s¨®lo una baza propagand¨ªstica en la guerra d¨¦ Nicaragua. Tratar de conquistar el pa¨ªs desde esa remota aldea atl¨¢ntica es como iniciar la reconquista desde Covadonga. Es poco probable que el Comandante Cero est¨¦ dispuesto a combatir durante siete siglos.Este argumento, impecable desde un punto de vista estrat¨¦gico, tranquiliza al Gobierno sandinista, que parece querer olvidar que en las guerras modernas -y sobre todo en las guerras ideol¨®gicas- la propaganda es a menudo un arma tan eficaz como los ca?ones. Ed¨¦n Pastora ha dado muestras de saber manejarla con eficacia: hace a?os, cuando luchaba por derrocar a Somoza, y ahora, que pelea contra sus antiguos compa?eros de la guerrilla.
Es posible que Pastora no sepa mucho de estrategia militar y aun de t¨¢ctica, como dicen los comandantes en Managua, pero mueve con habilidad los hilos de las relaciones p¨²blicas internacionales. Como un signo de cordura pol¨ªtica, ¨¦l ha sido el primero en decir que no pretende conquistar Managua desde San Juan del Norte; que su objetivo es simplemente liberar una parte del territorio, nicarag¨¹ense para instalar ah¨ª un Gobierno provisional con el que antes o despu¨¦s tengan que negociar los sandinistas.
Sin la televisi¨®n y los peri¨®dicos, Pastora podr¨ªa estarse a?os recorriendo el r¨ªo San Juan sin que el sistema pol¨ªtico sandinista sufriera da?os importantes. Los nicarag¨¹enses de la costa del Pac¨ªfico apenas se enterar¨ªan de nada. Pero eso no es posible hoy. El Comandante Cero tendr¨¢, cada d¨ªa c¨¢maras de televisi¨®n para dar cuentas de sus posesiones, y a partir de ah¨ª casi da igual que tenga ciudades o selvas apenas habitadas por loros y monos.
Los comandantes sandinistas han sido siempre categ¨®ricos al decir que nunca negociar¨¢n con los alzados en armas, y mucho menos con el traidor. Este sabe que la palabra nunca no existe en pol¨ªtica y, como una hormiga, ha ido coleccionando armas y seguidores cuando casi nadie cre¨ªa en ¨¦l.
Pastora empez¨® su propia guerra en mayo de 1982, con la desconfianza de Washington y apenas uno 400 combatientes mal equipados y peor alimentados. Escogi¨® como escenario una tierra que carec¨ªa, adem¨¢s, de todo valor estrat¨¦gico, con una poblaci¨®n rala y pr¨¢cticamente aislada de los centros urbanos. Por no tener, no ten¨ªa ni siquiera tierras agr¨ªcolas para alimentar a sus soldados.
Momentos cr¨ªticos
Su organizaci¨®n, Alianza Republicana Democr¨¢tica (ARDE), ha atravesado vicisitudes que en alg¨²n momento hicieron pensar en su desintegraci¨®n. A las pocas semanas de iniciar la lucha, uno de los cuatro grupos que la integraban se separ¨® porque Fernando Chamorro era militarmente incompatible con Pastora. ?ste anunci¨® treguas por problemas de tesorer¨ªa al menos en tres ocasiones. El prop¨®sito de estos desplantes ha sido siempre llamar la atenci¨®n mundial sobre su lucha y convencer a sus amigos para que aporten fondos.Las gestiones de Pastora han solido encaminarse en tres direcciones: la Internacional Socialista, los Gobiernos democr¨¢ticos de Am¨¦rica Latina y Estado Unidos. Sus problemas econ¨®micos s¨®lo empezaron a resolverse a finales del a?o pasado, cuando la Administraci¨®n Reagan se decidi¨® a jugar tambi¨¦n su baza. ?ste, que ahora se hace llamar comandante en jefe de ARDE, tiene desde entonces fusiles a estrenar, armas de apoyo (morteros, lanzagranadas y ca?ones de peque?o calibre) y munici¨®n abundante.
Aunque Managua no hace distinciones entre ARDE y los combatientes del Norte, donde est¨¢n encuadrados los ex guardias somocistas, Pastora ha tenido buen cuidado siempre de marcar diferencias con la Fuerza Democr¨¢tica Nicarag¨¹ense (FDN), que, a su juicio, est¨¢ empe?ada en dar marcha atr¨¢s a la historia.
Hay en todo esto un cierto elemento propagand¨ªstico que le ha dado buenos resultados ante los Gobiernos occidentales. Pastora oculta que desde hace m¨¢s de seis meses mantiene negociaciones secretas con la FDN, a fin de llegar, por lo menos, a una coordinaci¨®n de la guerra.
Su brazo pol¨ªtico, Alfonso Robelo, a quien apunta como posible presidente de su Gobierno provisional, ha sido expl¨ªcito en la necesidad de llegar a alg¨²n tipo de acuerdo, puesto que todos est¨¢n combatiendo contra un Gobierno marxista.
El Comandante Cero ha sabido ser congruente hasta ahora, al menos en p¨²blico, con su primer planteamiento pol¨ªtico: no habr¨¢ alianzas con la FDN mientras no sean depurados de sus filas los somocistas m¨¢s significados.
Detr¨¢s de todas estas negociaciones hubo un evidente deseo por parte de Pastora de abandonar las inh¨®spitas tierras del r¨ªo San Juan para trasladar a sus combatientes al Norte. Los 8.000 combatientes que dice tener, unidos a los 12.000 que est¨¢n encuadrados en las fuerzas de tarea de la FDN, sumar¨ªan un ej¨¦rcito capaz de presentar batalla a los sandinistas. Nunca la guerrilla salvadore?a lleg¨® a tener tantos efectivos.
El intento de Pastora de trasladarse al Norte choc¨® con la hostilidad del derrocado general Gustavo ?lvarez, que incluso detuvo a 10 de sus seguidores. S¨®lo desde ah¨ª, Pastora tendr¨ªa la posibilidad real de causar serios da?os econ¨®micos y aun de ocupar ciudades importantes de Nicaragua. Lo dem¨¢s no pasa de ser propaganda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.