El juramento de Garaikoetxea

Ser¨ªa deseable que el PNV adecuara o completara su legendario respeto a la tradici¨®n a la hora de jurar el cargo de lendakari, "humillado ante Dios", con un respeto similar, si no tan sagrado, hacia la instituci¨®n b¨¢sica de la sociedad en que desarrolla su actividad, que es la Monarqu¨ªa parlamentaria espa?ola. Como no creemos en una afrenta deliberada a Su Majestad -a quien el PNV protegi¨® y defendi¨® f¨ªsicamente en los incidentes de 1981 en Guernica-, hay que pensar que el juramento de Garaikoetxea como lendakari antes del preceptivo nombramiento regio se debe m¨¢s a la torpeza que a la provocaci¨®n. Y lo peor ser¨ªa que ahora la torpeza quisiera disfrazarse de soberan¨ªa.Los partidos pol¨ªticos vascos -incluidos el PSOE y Alianza Popular- han considerado el atropellado juramento de Garaikoetxea como un error de protocolo, pero sin revestirlo de gran trascendencia pol¨ªtica, como se ha hecho en algunos medios madrile?os. Es evidente que se ha quebrado una ley, o, por mejor decir, la f¨®rmula de una ley, pero el Rey tampoco ha tomado el r¨¢bano por las hojas, neg¨¢ndose, por ejemplo, a nombrar a Garaikoetxea, lo que hub¨ªera consolidado un serio conflicio institucional de imprevisibles consecuencias.

Creemos que la mejor forma de zanjar este tropez¨®n protocolario ser¨ªa, ni m¨¢s ni menos, que el juramento de la Constituci¨®n por parte del reelegido lendakari. Sentar¨ªa un precedente fundamental, supondr¨ªa un paso importante para crear el clima de di¨¢logo institucional y partidario entre Madrid y Vitoria, y relegar¨ªa al olvido este agravio formal que nunca debi¨® haberse producido. Garaikoetxea tiene ahora la palabra.