La globalizaci¨®n de la cuesti¨®n hispano-argelina
En estos ¨²ltimos d¨ªas, tanto la parte argelina como la espa?ola parecen mostrar un claro pesimismo sobre las posibilidades de que el contencioso que separa a los dos pa¨ªses en relaci¨®n alos intercambios de gas y derivados del petr¨®leo encuentre una soluci¨®n satisfactoria.El 29 de marzo, EL PA?S daba la noticia de que "el Gobierno argelino considera acabada la negociaci¨®n sobre suministro de gas natural que mantiene con Espa?a", acusando al Gobierno de Madrid de t¨¢cticas dilatorias en relaci¨®n a la forzosa revisi¨®n del acuerdo Enag¨¢s-Sonatrach, de agosto de 1975.
Implicaciones comerciales
El 30 de marzo informaba, por otra parte, de la preocupaci¨®n existente entre las cerca de 800 empresas espa?olas que trabajan o comercian con Argelia por el bloqueo en la negociaci¨®n del gas argelino y las implicaciones que ello est¨¢ teniendo y que puede llegar a tener de cara al futuro de la presencia de la empresa espa?ola en nuestro vecino mercado norteafricano. No es este, desde luego, el momento de analizar en profundidad las cl¨¢usulas del contrato Enag¨¢s-Sonatrach, por el que nuestra empresa p¨²blica se comprometi¨® en agosto de 1975 a adquirir 4.500 millones de metros c¨²bicos cada a?o a la Sonatrach, ni lo razonable de que sus actuales compras se sit¨²en a un tercio de lo previsto a la vista de la d¨¦bil evoluci¨®n de la demanda y de la estrategia energ¨¦tica se?alada en el Plan Energ¨¦tico Nacional (PEN), cuyo dise?o, nuevo por cierto, fue aprobado por la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos del Gobierno el pasado 26 de marzo, ni el de ver los fundamentos de la reclamaci¨®n argelina del pago del gas a un precio base de cesi¨®n similar al que pagan ya otros clientes europeos de Argelia, pero muy superior al que se est¨¢n vendiendo otros gases europeos y al que paga Enag¨¢s a Sonatrach.
Tampoco es este el momento de interrogarse sobre las medidas de freno respecto a algunas importaciones procedentes de Espa?a que el Gobierno argelino ha adoptado y que han motivado una reducci¨®n de nuestras ventas a Argelia y que si s¨®lo ha sido del 5% en d¨®lares en 1983 han supuesto un aut¨¦ntico frenazo de las compras en los ¨²ltimos meses con relaci¨®n al alto ritmo de crecimiento de los intercambios mutuos que se ha venido registrando en los ¨²ltimos a?os y de lo que es buena prueba el hecho de que si en 1975 nuestras exportaciones a Argelia alcanzaban los 188 millones de d¨®lares y nuestras importaciones originarias de Argelia se situaban en los 119 millones de d¨®lares, en 1983 se ha llegado a los 655 millones de d¨®lares exportados y a los 917 millones importados.
Muchos millones en juego
Lo que me ha llamado a escribir estas l¨ªneas no es el hablar de tales magnitudes o del riesgo pendiente que se ha evaluado en torno a los 2.000 millones de d¨®lares, sino el referirme a la necesidad de enfocar la disputa actual bajo un enfoque global totalizador.
Puestos a encontrar qui¨¦n tiene raz¨®n, encontrar¨ªamos, seguramente, argumentos para todos los gustos. Son muchos los millones de d¨®lares en juego y son muy importantes para cada una de las partes en juego las consideraciones y problemas de la otra.
La cuesti¨®n no podr¨¢, consecuentemente, decidirse con una mera soluci¨®n comercial introduciendo alg¨²n retoque en la f¨®rmula polin¨®mica definidora del precio del gas argelino, pues los miles de millones de d¨®lares a los que deber¨¢ renunciar cada parte en la perspectiva de llegar a un acuerdo satisfactorio hace imposible dilucidar el contencioso del gas, desvinculando su discusi¨®n del resto de las cuestiones hispano-argelinas y aun de las cuestiones de econom¨ªa interna de cada uno de los pa¨ªses implicados que se ver¨¢n afectados si hay que desviar importaciones y/o exportaciones o proyectos en curso.
Argelia es el s¨¦ptimo cliente de Espa?a, y Espa?a es el cuarto cliente de Argelia, pero hay, sobre todo, unas perspectivas de cooperaci¨®n en programas de desarrollo econ¨®mico general que ser¨ªa absurdo que no fueran adelante por no ser capaces de llegar a soluciones que minimicen el sacrificio que cada una de las partes no va a tener m¨¢s remedio que asumir.
Argelia y Espa?a est¨¢n obligadas a entenderse, y ser¨ªa una pena que la cuesti¨®n Enag¨¢s-Sonatrach truncara unas perspectivas de futuro que todos hab¨ªamos considerado esperanzadoras.
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