El cansancio frente a Euskadi
IGNORAMOS si el recurso ante el Tribunal Constitucional contra el refrendo por Felipe Gonz¨¢lez del decreto real nombrando a Garaikoetxea jefe del Ejecutivo de Vitoria tiene visos de prosperar. Al margen de las disquisiciones sobre la inoportunidad, bastante clara, de que sea el presidente del Gobierno central el que firme el nombramiento de los jefes de Gobierno aut¨®nomos, la Constituci¨®n establece que los actos del Rey son refrendados por el jefe del Ejecutivo. La existencia de un precedente legal (no aplicado nunca en la pr¨¢ctica) en el estatuto de esa autonom¨ªa fantasma que es Castilla-La Mancha y que recoge la soluci¨®n m¨¢s l¨®gica de que sea el presidente de la Asamblea auton¨®mica el que refrende el decreto de nombramiento de su presidente, y la propia ley de Gobierno del Parlamento vasco, que prev¨¦ algo similar, pueden ser desestimadas por el Tribunal Constitucional atendiendo a la aplicaci¨®n de una norma de mayor rango, como es la Constituci¨®n misma. Pero aun en el caso de que el Alto Tribunal apreciase los motivos de inconstitucionalidad del decreto expresados por los recurrentes y les diera a ¨¦stos la raz¨®n, nada esencial habr¨ªa cambiado en lo que es ya claramente una batalla pol¨ªtica y no una pol¨¦mica jur¨ªdica. Porque lo que est¨¢ en juego no es una vez mas una reyerta de s¨ªmbolos, como la guerra de las banderas, o de formulismos legales, sino la definici¨®n del posicionamiento del Partido Nacionalista Vasco respecto al r¨¦gimen pol¨ªtico espa?ol y la respuesta que sea capaz de dar el Gobierno, desde la autoridad y el poder del Estado, a dicha actitud.Demasiadas veces hemos puesto de relieve las carencias y confusiones generadas por el Estado de las autonom¨ªas tal y como se define en nuestro ordenamiento legal. Ese Estado de las autonom¨ªas parece a veces fruto de la convicci¨®n de que la pol¨ªtica es una tarea para alquimistas y no para gobernantes . Quiz¨¢ Felipe Gonz¨¢lez sea ahora testigo de excepci¨®n de los propios errores que ¨¦l cometiera en la elaboraci¨®n de las teor¨ªas auton¨®micas, errores que se intentaron subsanar in¨²tilmente con la LOAPA. Pero una vez m¨¢s parece visible que la principal cuesti¨®n auton¨®mica de este pa¨ªs, la levantada por el Pa¨ªs Vasco, sigue en pie e irresuelta. ?ste es quiz¨¢ el mensaje que Garaikoetxea quiere hacer o¨ªr a Madrid con sus desplantes frente al Rey y al Gobierno, con sus reticencias a jurar la Constituci¨®n, con la alternante actitud de su partido frente a los problemas cruciales de la convivencia en el Pa¨ªs Vasco. Y ¨¦ste es el mensaje que debe ser recibido en Madrid: hay un desaf¨ªo de poder desde Euskadi, y la historia de la pol¨ªtica es la historia de las relaciones del poder. La obligaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez es responder a ese desaf¨ªo, dentro del marco de las libertades democr¨¢ticas y amparado en la representaci¨®n que 10 millones de espa?oles depositaron en el partido socialista en las ¨²ltimas elecciones.
Euskadi no es ya un problema de s¨ªmbolos, sino el resultado de una fractura en la poblaci¨®n civil, agitada y atemorizada por el derramamiento de sangre inocente y la burla constante de la legalidad a manos de una mafia organizada con todas las caracter¨ªsticas que la Mafia tiene: generaci¨®n de un peculiar respeto en la sociedad-tribu a la que pertenece y de la que sale, desapego a las instituciones que le son ajenas, tendencia a la creaci¨®n de un poder aut¨®nomo al margen del Estado.
El victimismo vasco frente a Madrid y el resto de Espa?a no tiene hoy ning¨²n sentido, pero va a seguir siendo empleado como arma arrojadiza por el PNV. Baste recordar que cuando hoy se protesta porque el presidente del Gobierno central refrende el nombramiento real de Garaikoetxea, el nombramiento de Aguirre como primer presidente del Gobierno vasco se hizo en un acto presidido por el gobernador civil de Vizcaya en nombre del Gobierno de la Rep¨²blica. Habr¨¢ que convenir que de entonces ac¨¢ las cosas han mejorado para el PNV. Pero, enredados en estas cuestiones, los ministros de Vitoria parecen huir as¨ª de los problemas reales que enfrentan. La pl¨¢cida certidumbre de los l¨ªderes del PNV de que ellos s¨®lo son responsables de lo bueno que all¨ª sucede, mientras Madrid lo es de todo lo malo, resulta bastante irritante, y adem¨¢s es una solemne tonter¨ªa.
Repetidas veces hemos dicho que la soluci¨®n para Euskadi, hoy por hoy, pasa por el PNV, como organizaci¨®n que representa mayoritariamente el sentimiento pol¨ªtico de los vascos. Pero el PNV, por su parte, debe asumir que en ¨¦sta como en toda otra democracia la fidelidad a la Constituci¨®n es esencial en el mantenimiento del orden pol¨ªtico. Es por eso curioso que recurran un decreto por anticonstitucional, cuando Garaikoetxea y sus ministros se hurtan al juramento de la propia Constituci¨®n. Nos hemos negado siempre a admitir la estrategia de la derecha de utilizar los s¨ªmbolos y los formulismos jur¨ªdicos como pretexto para fomentar la divisi¨®n y el conflicto frente al fen¨®meno vasco. Pero el Gobierno vasco y el Gobierno de Madrid deben ser testigos del cansancio de mucha gente con sentido com¨²n ante las actitudes innecesariamente irritantes de unos y otros.
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