Reagan en China
HOY LLEGA a Pek¨ªn el presidente Reagan. Se inician as¨ª seis d¨ªas de una visita que ser¨¢ seguida por cientos de periodistas y proyectada al p¨²blico norteamericano por numerosos canales de televisi¨®n. Ser¨¢ un viaje con momentos espectaculares; el objetivo electoral es evidente. El presidente, que nunca ha pisado, hasta ahora, un pa¨ªs socialista, va a demostrar su capacidad de di¨¢logo al visitar, en un clima cordial y amistoso, el mayor pa¨ªs de la Tierra gobernado por un partido comunista. Probablemente hubiese preferido un doble: es decir, celebrar tambi¨¦n una entrevista con los m¨¢ximos dirigentes sovi¨¦ticos; al no arreglarse esto, se eleva a¨²n m¨¢s la importancia del actual viaje a Pek¨ªn.Pero ser¨ªa caer en un error enfocar la presencia de Ronald Reagan en China exclusivamente desde ese ¨¢ngulo electoraL Es l¨®gico que los principales dirigentes de dos de los mayores pa¨ªses del mundo celebren conversaciones. El momento del viraje, de la sorpresa, ha quedado ya bastante atr¨¢s en las relaciones entre EE UU y China, all¨¢ en 1972, cuando el viaje de Richard Nixon. En 1979, las relaciones diplom¨¢ticas se regularizaron, y ese mismo a?o Deng Xiaoping visit¨® Washington. En el proceso de esa regularizaci¨®n han surgido no pocas dificultades y se han producido cambios apreciables. Al principio se habl¨® mucho de China como una carta de sumo valor que EE UU iba a poder utilizar en su confrontaci¨®n global con la URSS. Esas interpretaciones se han ido esfumando al chocar con la realidad de los hechos. En realidad, el nuevo equipo dirigente chino, despu¨¦s del largo proceso de salida del caos de la revoluci¨®n cultural, ha reorientado su pol¨ªtica en tomo a dos ideas eje: la modernizaci¨®n econ¨®mica en el interior y una actitud independiente, solidaria con el Tercer Mundo, en el plano internacional. Con la URSS las contradicciones siguen siendo serias, y, sin duda, sobre cuestiones como Afganist¨¢n o Camboya existen actitudes coincidentes entre Washington y Pek¨ªn. Pero al mismo tiempo, el Gobierno chino critica netamente al otro hegemonismo, a EE UU, en cuestiones como Granada, Nicaragua o los derechos del pueblo palestino. El viaje del presidente permitir¨¢ discutir discrepancias y mejorar el clima de las relaciones, pero no cabe esperar cambios en una orientaci¨®n hoy bien definida.
En v¨ªsperas de la llegada de Reagan, la agencia de noticias - china ha recordado queTaiwan sigue siendo el problema "m¨¢s importante"; en realidad, esta contradicci¨®n se ha enconado en los ¨²ltimos a?os como consecuencia de las conocidas posiciones de Reagan en favor de los dirigentes nacionalistas de Taiwan, que siguen alimentando el mito de la "reconquista militar" del continente. En esas condiciones, la continuaci¨®n del env¨ªo de armamento norteamericano a Taiwan causa mucho disgusto en Pek¨ªn. En ese orden, no cabe duda que el viaje del presidente de EE UU es ya un tanto importante favorable a la tesis oficial china, y ello, independientemente del lugar concreto que el tema de Taiwan pueda tener en las conversaciones.
Las relaciones chino-norteamericanas han llegado a una fase que cabe calificar de realismo y maduraci¨®n. Por eso mismo, el aspecto m¨¢s importante del viaje ser¨¢ el econ¨®mico y comercial. China est¨¢ lanzada.a un esfuerzo gigantesco de modernizaci¨®n; en la medida en que inicie su despegue, se convertir¨¢, con sus 1.000 millones de habitantes, en uno de los mayores mercados del mundo; tiene un inter¨¦s vital en la importaci¨®n de tecnolog¨ªa moderna. Hasta ahora, la Administraci¨®n norteamericana ha puesto bastantes y mayores obst¨¢culos que otros pa¨ªses, como Jap¨®n, para este tipo de transacciones. Pero se ha producido un cambio en la actitud de EE UU, quiz¨¢ estimulado por la competencia japonesa. Las negociaciones para formalizar un contrato muy importante de compra por China de centrales nucleares norteamericanas, por un valor de unos 20.000 millones de d¨®lares se han acelerado al m¨¢ximo en v¨ªsperas del viaje; y alg¨²n acuerdo se firmar¨¢, si no el texto definitivo, para ponerlo en marcha. Ser¨¢ un momento esencial de una creciente participaci¨®n de empresas de EE UU en China.
La visita subraya, adem¨¢s, que China est¨¢ logrando, con una pol¨ªtica independiente, ensanchar y pluralizar el papeique desempe?a en las relaciones internacionales. Recientemente, el primer ministro de Jap¨®n, Nakasone, visit¨® Pek¨ªn. Acaba de realizar un viaje semejante el secretario del Foreign. Office, sir Geoffrey Howe. Y se acaba de anunciar el pr¨®ximo viaje a Pek¨ªn del primer vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS, Iv¨¢n Arjipov; de.sde hace mucho tiempo, ning¨²n dirigente sovi¨¦tico de tal jerarqu¨ªa hab¨ªa visitado la capital china.
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