Sobre la posmodernidad
No ha mucho, Alfonso Sastre public¨® en su peri¨®dico un par de art¨ªculos sobre el manido problema posmoderno. No pienso discutir -me parecen tan inatacables como indefendibles- sus argumentos de fondo. Entre otras cosas, porque este se?or manifiesta ser de los que creen firmenente que nada se resuelve hablando. Pero s¨ª querr¨ªa, en fin, clarificar m¨ªnimamente la posici¨®n de Lyotard en la pol¨¦mica sobre el problema de la legitimaci¨®n en las sociedades avanzadas. Posici¨®n que expone, efectivamente, en ese informe titulado. La condition postmoderne.
Es cierto que Lyotard trata el problema en lo que se refiere a las sociedades informatizadas. Y tambi¨¦n que decide situar su contribuci¨®n bajo una ¨®ptica posmodema. Eso significa, simplemente, que renuncia a fundar la validez del saber (de la verdad o de la justicia y, en ¨²ltima instancia, de las instituciones que gestionan su administraci¨®n p¨²blica) en la credibilidad de alg¨²n gran relato, ya sea el de la dial¨¦ctica del esp¨ªritu, el de la emancipaci¨®n absoluta de toda la humanidad mediante la verificaci¨®n hist¨®rica de un proyecto macrocolectivo, el del lenguaje cient¨ªfico como buen espejo del mundo o cualquier otro.
Lo que no es cierto en absoluto es que Lyotard presente la performatividad como el criterio a aplicar en la gesti¨®n del saber en las sociedades informatizadas. Al contrario, considera que tal criterio es puramente "tecnol¨®gico, no pertinente", traduzco textualmente, "para juzgar lo verdadero ni lo justo" (p. 8). En realidad, cualquiera que haya le¨ªdo el ensayito algo m¨¢s que el c¨¦lebre t¨ªtulo coincidir¨¢ en reconocer que todo su esfuerzo se dirige, precisamente, a estipular un modo de legitimaci¨®n distinto al de la performatividad, defendido por los expertos y ep¨ªgonos de la Systemtheorie. Donde Lyotard indaga es en la discusi¨®n cr¨ªtica de los ciudadanos, en la libre interacci¨®n comunicativa de los diversos agentes sociales. Pero no para cifrar su soluci¨®n en el consenso -como hace Habermas- alcanzable para una hipot¨¦tica comunidad ideal de comunicaci¨®n. Primero, porque considera que la hip¨®tesis consensualista se sostiene bajo la creencia en un gran relato: el de la veros¨ªmil unanimidad de los esp¨ªritus razonables cuando dialogan libremente sobre su finalidad en la Tierra (dicho de otra manera: en el de la hermen¨¦utica del sentido universal). Y, segundo, porque en la figura del consenso ve violentada la heterogeneidad impagable de los posibles juegos de lenguaje.
Tampoco es cierto, en absoluto que Lyotard conciba las sociedades posindustriales "como un todo", cito a Sastre, "funcional que ser¨ªa como un sistema autorregulado, o sea, cibern¨¦tico". Por el contrario, las concibe como algo disuelto, disoluto, "como una masa", traduzco textualmente a Lyotard, "compuesta de ¨¢tomos individuales, entregados a absur dos movimientos brownianos" (p 31).
En vi sta de todo ello, su pro puesta cr¨ªtica, pr¨¢ctica y regulativa, es la de observar el disenso, el disentimiento, como recurso de legitimaci¨®n capaz de conserva cierta virtud moral (transpol¨ªtica si se quiere), al tiempo que una necesaria adecuaci¨®n (es obvio que todos los grandes relatos han sucumbido a una muy profunda crisis) al nuevo estatuto posmoderno del saber. Un estatuto que podr¨ªa volvemos m¨¢s sensibles a lo diferencial, m¨¢s capaces de soportar la coexistencia de fragmentos discursivos, o hablas o juegos de enunciaci¨®n, inconmensurables. Dicho de otra manera: algo distanciados -brechtianamente, desde luego- de aquella ilusi¨®n trascendental de la raz¨®n que se empe?aba en elevarnos siempre hacia s¨ªntesis y soluciones cada vez totalizadoras, totalizadas y, a la postre totalitarias./
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.