Ol¨ªa a chotuno
Cartel de lujo para Sevilla y llenazo. Paco Ojeda, arropado por una masa de partidarios que le tocaban palmas de son y le gritaban oles desesperados al primer mantazo que se le ocurriera dar. Paquirri empleaba cuarto de hora para pegar banderillazos a cabeza pasada. Curro Dur¨¢n se estiraba en naturales al vac¨ªo y le tocaban la m¨²sica. Pero all¨ª ol¨ªa a chotuno.Sal¨ªa por los chiqueros un g¨¦nero esmirriado, casi todo despitorrado, moribundo, que en cuanto ve¨ªa un capote se ca¨ªa patas arriba. No ser¨ªa de extra?ar que se hubieran escapado de una UVI vaqueril. Los coge cualquier vieja y acaba con ellos a escobazos. El p¨²blico no dec¨ªa nada de los chotos y su perniciosa invalidez, pues ya se sabe: los silencios de la Maestranza. Al p¨²blico s¨®lo le indign¨® que el presidente no concediera la oreja a Curro Dur¨¢n, y esa fue la ¨²nica bronca de la tarde.
Plaza de Sevilla
29 de abril. Tercera corrida de feria.Toros de Juan Pedro Domecq, impresentables e inv¨¢lidos. Paquirri. Estocada ca¨ªda (bronca). Estocada (silencio). Paco Ojeda. Tres pinchazos bajos, bajonazo descarado y rueda de peones (palmas). Pinchazo y estocada (algunas palmas). Curro Dur¨¢n. Estocada (petici¨®n y vuelta) Dos pinchazos y descabello (silencio). El p¨²blico lanz¨® almohadillas al ruedo al tenninar la corrida.
En una plaza de carros no se ve ganado igual de infame ni tan fementida lidia. Le quitabas a la corrida el marco incomparable de la Maestranza, y aquello era las vacas del pueblo ya se han escapau. S¨®lo el primero embisti¨® con castita y mediana entereza, y Paquirri se ech¨® a temblar. Por la cara lo tore¨® y de sablazo lo liquid¨®.
A Paco Ojeda le jaleaban, as¨ª pesta?eara. Se puso a dar ver¨®nicas, unas buenas y de frente, otras malas y de costadillo, otras dej¨¢ndose enganchar el capote, todas largando tela -que el capote parec¨ªa la bandera rusa- y le dedicaron tal ovaci¨®n que ni el mism¨ªsimo Pepe Luis V¨¢zquez en sus mejores tardes de arte la habr¨¢ escuchado igual.
Con la muleta hac¨ªa el toreo vertical, que dicen. Lo hac¨ªa citando con el enga?o atr¨¢s, adelantando el pico, mucho pico, exagerado pico, y lo mismo le daba que el toro fuera tardo, como el segundo, o tullido, como el quinto. M¨¢s tiempo pasaba en paseos, ringorrangos, contemplaci¨®n est¨¢tica de la hermosura chotuna que toreando, pero al p¨²blico lo mismo le daba, y palmoteaba, jaleaba, vitoreaba.
La verticalidad, esa s¨ª, era con Ojeda, aunque los chotunos no ten¨ªan verticalidad ninguna. Ni horizontal¨ªdad tampoco ten¨ªan, porque eran ondulados, o quebradizos, fl¨¢ccidos en cualquier caso, y hocicaban el hist¨®rico albero. Hubo all¨¢ por el quinto un momento en que la pelma verticalidad no la soportaba ni el m¨¢s acendrado ojedismo, y pitaron al art¨ªfice.
El cuarto cay¨® y qued¨® tan tieso que se daba por inminente el puntillazo, pero acudi¨® fornido peonaje, que tirando de la menguada cornamenta y del peludo rabo consigui¨® ponerlo sobre las cuatro patas. Feliz circunstancia que Paquirri aprovech¨® para seguir pegando derechazos.
El tercero se ca¨ªa por el estilo, y Curro Duran aprovechaba la feliz circunstancia para seguir pegando naturales. (Como se ve, a cada uno le daba por una cosa). Cobr¨® luego una estocada fulminante (un escobazo de vieja habr¨ªa sido igualmente fulminante) y parte del p¨²blico que llenaba el hist¨®rico coso pidi¨® la oreja con frenes¨ª. En el sexto, en vez de naturales fueron derechazos, pero ya para entonces el olor a chotuno era peste y la gente estaba deseando salir a escape.
Afortunadamente estos sucesos ocurr¨ªan en la Maestranza, porque si llegan a ser en Las Ventas, pegan fuego a la plaza e inmolan al empresario. Aqu¨ª son los silencios, ya se sabe. En un palco estaba el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, que nada m¨¢s el viernes hablaba de que "es la hora de la serenidad y el coloquio" y de que "el grito airado suele anunciar cat¨¢strofe". Eso: en su lugar, los silencios de la Maestranza. Estaban tambi¨¦n el gobernador civil, con el olor a chotuno a un palmo de sus narices, pues ocupaba burladero, y decenas de ganaderos andaluces, que se han pasado el invierno d¨¢ndose homenajes de desagravio. El propio due?o del g¨¦nero escapado de la UVI es presidente de la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia. As¨ª est¨¢ la fiesta y as¨ª est¨¢ la feria.
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