Converg¨¨ncia i Uni¨® rompe la barrera sociol¨®gica que le imped¨ªa confirmarse como una fuerza pol¨ªtica interclasista
Jordi Pujol y su coalici¨®n Converg¨¦ncia i Uni¨® (CiU) han conseguido en las elecciones auton¨®micas de anteayer romper la barrera que hasta ese momento les hab¨ªa impedido captar votos en cantidades significativamente importantes entre segmentos de clase obrera y de poblaci¨®n inmigrada. El triunfo arrollador de Pujol se basa en este comportamiento nuevo de un sector del electorado y en el apoyo masivo del nacionalismo, el centrismo y un amplio sector conservador. CiU ha conseguido pasar de 772.673 votos en las elecciones legislativas de 1982, que representaban su mejor resultado electoral en cifras absolutas, al 1.350.336 de anteayer, lo que significa un incremento del 87,3% en los sufragios recibidos.
La coalici¨®n nacionalista dirigida por Pujol ha penetrado en barrios y poblaciones que eran aut¨¦nticos feudos electorales de la izquierda y cuya composici¨®n sociol¨®gica -elevad¨ªsimas proporciones de inmigrantes- hac¨ªa muy dif¨ªcil su implantaci¨®n en ellos. CiU ha ganado su batalla en el cintur¨®n industrial de Barcelona, incluidos los barrios extremos de la capital, porque en ¨¦l no pretend¨ªa desplazar a la izquierda del primer lugar -lo que, de todas formas, ha con seguido en algunos casos- sino conseguir un asentamiento importante. En la segunda ciudad de Catalu?a por su n¨²mero de habitantes, l'Hospitalet de Llobregat, alcanz¨® 30.685 votos, el 25% de los votos emitidos. En Badalona lleg¨® al 31%, con 27.000 sufragios. En Santa Coloma de Gramenet obtuvo 10.172 votos, el 19.9%. En Sabadell s¨ª qued¨® en primer lugar, con 35.000 votos, el 38%. Los resultados alcanzados en el conjunto del cintur¨®n industrial se sit¨²an alrededor del 20% en los peores casos y en algunos rozan el 50%.
Se rompen as¨ª las argumentaciones pol¨ªticas de la izquierda, seg¨²n las cuales el techo electoral de CiU en esta ¨¢rea, donde reside el 70% de la poblaci¨®n de Catalu?a, era de car¨¢cter sociol¨®gico tanto como pol¨ªtico. Con su avance electoral en esta parte de Catalu?a CiU ha franqueado la barrera y ha dejado de ser s¨®lo un partido que recog¨ªa fundamentalmente votos de clases medias y sectores rurales de poblaci¨®n aut¨®ctona o perfectamente integrada en Catalu?a para pasar a ser un partido interclasista que vehicula el voto de sectores de poblaci¨®n trabajadora y de origen no catal¨¢n.
Estos sectores se han inclinado en estas ocasi¨®n por CiU en lugar de hacerlo por los partidos de la izquierda precisamente porque han convertido este voto en un acto de incorporaci¨®n pol¨ªtica a Catalu?a, cuya representaci¨®n Pujol ha conseguido monopolizar a sus ojos.
Los socialistas han recibido en estas elecciones 717.241 votos menos respecto a sus resultados de las legislativas de 1982. Los comunistas del PSUC han perdido 442.014 en relaci¨®n a las auton¨®micas de 1980 y 167.000 respecto a su resultado en las elecciones municipales de 1983, cuando empezaron a recuperarse de su desastre de las legislativas de 1982. La gran mayor¨ªa de estas p¨¦rdidas de la izquierda se han producido en esta ¨¢rea.
Los 577.663 votos de m¨¢s que CiU consigui¨® el domingo en relaci¨®n a su mejor resultado anterior, y los 592.722 de m¨¢s en relaci¨®n a su resultado de las elecciones auton¨®micas de 1980, no provienen s¨®lo de ah¨ª. Pujol ha producido un tan alto nivel de identificaci¨®n de su pol¨ªtica, e incluso de su persona, con la defensa de los intereses nacionales de Catalu?a que Esquerra Republicana, perdido durante estos cuatro a?os de apoyo al Gobierno de CiU su prestigio como partido de izquierdas, no aparece ante los ojos de otro segmento del electorado como una opci¨®n nacionalista ¨²til.
ERC ha perdido 115.000 votos respecto a 1980, que era tambi¨¦n su mejor resultado electoral. Las persistentes invitaciones de Pujol y de Roca, la misma noche de su victoria, para incorporar a ERC a ella no son m¨¢s que la continuaci¨®n de la pol¨ªtica de ocupar todo el espacio pol¨ªtico catalanista, expulsando del mismo a los partidos de la izquierda cl¨¢sica, -aquellos que por su relaci¨®n con el marxismo se adaptan peor a planteamientos electorales interclasistas- e integrando a todos los nacionalistas.
Con su resultado electoral Pujol ha conseguido, adem¨¢s, verificar una de sus m¨¢s caras apreciaciones acerca de la composici¨®n social y el posicionamiento pol¨ªtico de la Catalu?a actual. El l¨ªder de CiU ha sostenido en numerosas ocasiones que en Catalu?a existen unos sectores de derecha dura, que se niega a identificarse con cualquier tipo de catalanismo, que ha abandonado el uso del idioma catal¨¢n, que estuvo totalmente identificada con el franquismo, que est¨¢ compuesta en parte importante por poblaci¨®n de origen no catal¨¢n y que no quiere arraigarse aceptando las caracter¨ªsticas del pa¨ªs donde reside. Para Pujol ¨¦ste es el electorado de Coalici¨®n Popular, pero no el del centrismo. Puede representar aproximadamente un 10% del electorado, pero no m¨¢s. Este es el l¨ªmite de CiU por la derecha. En estas elecciones lo ha alcanzado.
El voto de derecha
En relaci¨®n a las auton¨®micas de 1980 supone que los fraguistas han recibido ahora 63.031 votos menos de los que consiguieron entonces los centristas. En relaci¨®n al voto de las legislativas de 1982 supone el fracaso del eslogan seg¨²n el cual AP es el muro al socialismo. En las elecciones legislativas de 1982, AP y Centristes de Catalunya-UCD sumaron 642.028 votos. Ahora la Coalici¨®n Popular ha obtenido 417.563 votos menos que entonces. En estas elecciones auton¨®micas gran parte del voto de derecha ha perdido sus suspicacias ante Pujol y su nacionalismo. En cualquier caso, Pujol ha conseguido ampliar por la derecha su espacio electoral hasta dejarle al fraguismo s¨®lo un 7,8% del electorado. Esto es lo que -al margen de sus consecuencias en la pol¨ªtica general espa?ola- Coll i Alentorn, presidente de Uni¨® Democr¨¢tica, -el partido democristiano catal¨¢n coaligado con Pujol-, denomina "recatalanizar la pol¨ªtica catalana".
El avance de Pujol en el espacio electoral de la derecha se observa de forma especialmente clara en la provincia de Tarragona, en la que tanto los centristas como los fraguistas hab¨ªan alcanzado sus mejores resultados. En esta ocasi¨®n CiU ha conseguido la victoria en todos los municipios importantes de la provincia.
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