Del paro al ocio
Quiero felicitar a Manuel Vicent por la columna titulada Dioses lares que EL PAIS public¨® el pasado 24 de abril. Me he visto reflejado en ella: soy un joven de 27 a?os, de los que, como nos retrata Vicent, "se debaten entre la rebeld¨ªa y el hervido, entre la libertad total y el horario de medio pensionista". Esta es la situaci¨®n casi esquizo-fr¨¦nica en que nos encontramos muchos j¨®venes, y no porque nos d¨¦ la gana, sino porque no tenemos trabajo; nuestras neurosis, tristezas y aburrimientos son mucho m¨¢s frecuentes de lo que se imaginan: ?ad¨®nde vamos?, ?qu¨¦ hacemos?Su generaci¨®n, se?or Cebri¨¢n, tuvo m¨¢s suerte, y trabajo, y esperanzas... Y hoy, ya maduros, muchos de los de su generaci¨®n han encajado en el momento hist¨®rico justo para ocupar los puestos de poder claves en nuestra reciente y esperada democracia.
Yo les pedir¨ªa que se acordaran un poco de nosotros y nos hicieran un hueco. La generaci¨®n que va desde los 18 hasta los 28 a?os somos una juventud excluida, de perdedores que no encuentran lugar en la sociedad. Piensen que con altruismo y buena voluntad esto del paro es mucho m¨¢s sencillo de resolver de lo que parece, y me remito al libro de su habitual colaborador Lu¨ªs Racionero Del paro al ocio. Lean este precioso y l¨²cido ensayo, que fue premio Anagrama, y d¨¦jense de zarandajas propias de economistas de v¨ªa estrecha. Porque,. vamos a ver: ?por qu¨¦, despu¨¦s de tant¨ªsimos a?os de conseguir las ocho horas de trabajo, ninguna central sindical comienza a luchar por las cuatro horas?, ?por qu¨¦, si lo que rinde un ordenador equivale al trabajo de 10 oficinistas y la riqueza que produce en una hora un tractor o una de esas grandes trilladoras es igual a la de muchos hombres durante muchas horas hace s¨®lo 50 a?os?
Trabajemos todos menos horas y repartamos equitativamente las riquezas que robots, ordenadores y dem¨¢s m¨¢quinas nos suministran, liberando, ?por fin!, al hombre de la pesadez del trabajo repetitivo y abri¨¦ndole la posibilidad del desarrollo personal, del trabajo creativo en las aficiones de cada uno, del sano hedonismo y ocio en el que cada cual podr¨¢ cultivar su cuerpo y su mente y aspirar a la felicidad. As¨ª de simple. /
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.